Capítulo 11

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Lo seguí por su departamento y me guió hasta el ascensor. Rápidamente llegamos a planta baja, salimos del edificio y nos subimos al auto. Encendió el motor y le di un último vistazo a tal lujosa construcción.

-Es un lindo departamento- Dije, intentando ocultar mi asombro.

Cuando aparté la mirada de la ventanilla, lo vi encendiendo un cigarrillo. ¿Qué tenía con fumar en el auto? No lo sé, pero me encantaba.

-¿Es tuyo?

-Algo así- Explicó muy por arriba. -De mis papas- Continuó. Asentí embobada mirándolo.

Desvié mis ojos un segundo para escribirle a mí amiga.

Desvié mis ojos un segundo para escribirle a mí amiga

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No pude evitar reír ante su respuesta. Siempre me hacía reír. Guardé el celular en mi bolso con una sonrisa en la cara y lo miré. Estaba riéndose con el cigarro entre dientes. Abrí el vidrio casi sin disimulo.

-Bueno, ¿y?- Le dije, expectante. Me había dejado intrigada.

-Y, ¿qué?- Pregunto risueño. Era tan lindo así. Relajado.

-¿No me ibas a contar algo?

-Preguntame. Tres preguntas.-Sonrió.

Tres preguntas.

"Preguntame". Estaba dándome lugar a preguntarle cualquier cosa, aunque a la vez...a nada. No sabía por donde empezar, desde donde partir. La duda que estaba dándome vueltas por la cabeza salió casi por impulso:

-¿Estás triste?- Indagué sin darme cuenta.

Su cara cambió rotundamente y me miró. Jamás se espero una pregunta así, creo.

-No tanto.

"No tanto". O sea, sí. Sí, está triste. Me tomé un segundo para asimilar que iba a desmenuzar cada palabra que dijera.

Pensé. La primera duda estaba despejada, aunque ya lo había casi confirmado. Sí, estaba triste.
Bien. La segunda pregunta era...

-¿Te molesta estar conmigo?

"Porque lo demostras casi todo el tiempo", pensé.

-No, Valeria, no me molesta para nada- Dijo sonriendo. Casi como si hubiese dicho una pavada.

Me sorprendí.

-¿No te molesto?

-No, ¿qué te hace pensar eso?- Indagó ahora él. Levantó su ceja como si estuviese inquieto. Me encogí de hombros y negué con mi cabeza. No sabía por qué lo pensaba.

-Entonces, ¿a qué se deben tus cambios de humor?
Histeria, podríamos llamarle

-Eso sería una cuarta pregunta

Abrí la boca sorprendida. Maldije en voz alta luego de bufar. Él largo la carcajada.

-¿Qué es tan gracioso?- Pregunté molesta, cruzada de brazos.

-Vos- Dijo y apoyó su mano sobre mi pierna.

La observé unos segundos, ¿por qué no podía ser así siempre? ¿Por qué había utilizado tan mal mis tres preguntas?

-¿Voy a volver a tener otras tres preguntas?

Me miró divertido.

-Te van a salir caras

-Caras, ¿cuánto?- Pregunté sin vueltas.

-Muy caras

Nuestros ojos se encontraron y me encogí de hombros.

No podía entender como:
1. Me gustaba tanto una persona tan rara.
2. Estaba prácticamente vendiéndome por tres míseras preguntas más.

No podía estar tan intrigada sobre él. Cuando pasábamos buenos ratos se me olvidaba. Pero cuando alguien comentaba algo, la intriga volvía hacia mí como un imán.

diferentes • c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora