No sé en que momento llegamos, ni en qué momento entramos.
Lo único que había entendido era que Sebastián se había quedado dormido en el auto e Iara había venido sola al boliche. Mauro, un poco más sobrio, estaba realmente enojado pero ella parecía no haberse dado cuenta: estaba más borracha que antes.Saqué mi teléfono en el medio del boliche para teclearle a mi amigo:
Asentí satisfecha de haber podido teclear correctamente. Esperé unos segundos y lo odie cuando ví su "en línea" seguido a los dos tíldes celestes. Guarde mi celular.
Seguí bailando tranquila. Caminábamos los cuatro juntos por el boliche para no estar todo el tiempo en el mismo lugar. No hacía otra cosa más que marearme, pero estaba disimulándolo bastante bien.
El lugar estaba lleno de gente, y en dos o tres oportunidades me había alejado un poco del grupo. El brazo de Tomás siempre me hacía volver a ellos.
-¿Qué onda?- Iara mezclaba y estiraba algunas letras.
-¿Qué onda con qué?- Pregunté gritando.
Largué una carcajada por su cara; ella se rió conmigo mientras golpeaba fuertemente mi brazo y me tiraba el vaso de la mano.
-Ah no, no podes ser más estúpida.- Le dije mientras me pasaba la mano por la pollera para secarme un poco. Los dos se rieron divertidos.
-Voy a vomitar.- Susurró y al levantar la cara comprobé que no estaba mintiendo.
-Ay no, no me hagas esto.- Rogué.
-¿Qué cosa?- Preguntó confusa.
-No quiebres acá, que hago con estos dos sola. Aguantate un ratito.
Negó con su cabeza y empezó a caminar. Mauro amagó a seguirla, lo tomé del brazo para acompañarla yo.
Entré al baño y, como todos los sábados, el estado era deplorable. Chicas en el piso, algunas maquillándose, otras enjuagándose la boca. Lo que no faltaba era el ruido de la arcada desde adentro del baño, y esta vez venía de mi amiga.
-Iara- Exclamé mientras golpeaba la puerta.
-Ya salgo.-Dijo y le siguió otra arcada.
Después de unos segundos abrió la puerta, se enjuagó la boca, me hizo una seña y salió.
Volvimos al mismo lugar y Mauro la agarró por la cintura para guiarla al sector de los sillones. La acomodó y se sentó a su lado, tocándole el pelo.
-Voy a comprarle un agua.- Le dije a Mauro. Asintió y amagué a irme.
-Para, te acompaño.- Exclamó Tomás agarrándome del brazo. Levanté una ceja, no iba a perderme. Me encogí de brazos y comencé a caminar.
Recorrí el lugar esquivando personas en busca de la barra. Un flaco no tuvo mejor idea que ponerse en mi camino, regalarme un espantoso baile y encajarme un beso a la fuerza.
Sentí, no por primera vez en la noche, el brazo de Tomás tirando del mío.
-Dejame que voy yo adelante.- Dijo, y pasó su cuerpo pegado al mío. Me tomó de la mano para prácticamente arrastrarme a la barra.
-Un agua.- Gritó con voz autoritaria.
Por lo visto tardé bastante en sacar mi billetera de la cartera: cuando le estiré los billetes, él me mostró la botella de agua. Me mordí el labio y me sonrió.
-No hagas eso.- Me dijo y con sus dedos se encargó de soltar mi labio entre mis dientes. Se acercó un poco, el calor de su palma y el que largaba su cuerpo se sentía a kilómetros. Me petrifiqué.
-¿Qué cosa?- Pregunté en un hilo de voz.
-No te muerdas el labio.- Exclamó ahora con la mirada oscura.
Lo sentí como una advertencia y, por algún motivo, me gusto. Verlo de cerca y sentir su aliento a alcohol me provocó algo que jamás pensé que podía sentir en el medio de un boliche, rodeada de tanta gente.
Lo deseé, al instante. Y no me resistí.
Corté inmediatamente la distancia entre los dos y capturé su labio inferior entre mis dientes. Se quedó petrificado. Me quedé quieta, pegada a su boca, observando su reacción. Me relajé cuando sus manos se posaron en la parte baja de mi cintura y me sujetó para que no me separe de su cuerpo.
La botella de agua fría contra mi cuerpo me hizo estremecer. Se quedó inmóvil unos segundos antes de besarme. Sus labios jugaron con los míos. Tuve que sujetarme de su nuca para no perder la estabilidad: me temblaban las rodillas.
Me besó como nunca nadie por primera vez. Mierda: sí que sabía besar. Mi celular vibró en mi mano y él lo sintió en su cuello. Nos separamos rápidamente.
Bajé mi vista hasta la pantalla, algo molesta.-Creo que Iara necesita el agua.- Comentó sobre mis labios, sin tocarlos, algo ¿nervioso? ¿Estaba nervioso? Asentí.
Se puso serio y me tomó del brazo para arrastrarme al lugar donde estaban los chicos.
Pasé el resto de tiempo observándolo. Era tan raro. Se reía con Mauro, hablaba tranquilo con Iara, me miraba serio a mí.
¿Por qué cambiaba de expresión de un segundo al otro? Pensé por un momento en mi aliento. Me encogí de hombros sin solución.
-No viniste para bailar el tema- Me habló Iara y tuve que dejar de mirarlo. Estaba entre-dormida.
-Estaba lejos- Le expliqué, como si fuese un bebe.
-Estabas chapando con Tomás...-Agregó con los ojos cerrados. -Y Tomás nunca está con nadie- Comentó antes de quedarse dormida.
¿Tomás nunca está con nadie?
bueno gente, no se si les está copando mucho esto, ustedes avísenme ahre