Cuando llegó a la secundaria Inosuke fue el centro de burlas por su afeminado aspecto, le apodaban de mil formas diferentes, pero solo uno quedó grabado en su orgullo; ser llamado "Niño bonito" había despertado su furia completamente, haciendo que r...
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Una semana había pasado desde que ingresó a la nueva escuela.
Y quitando el hecho de que Gallinitsu y Gonpachiro lo venían siguiendo desde el primer día, las cosas no iban mal. Nadie aparte de los dos delegados y algunos profesores se atrevía a hablarle, cosa que le satisfacía mucho.
Llevaba un buen rato paseándose por los pasillos, ya conocía gran parte del establecimiento, y lo hizo él solito, sin ayuda de ningún estúpido e irritante delegado (aunque para ser sinceros se perdió algunas veces y los conserjes tuvieron que guiarlo a la salida mientras pegaba gritos de irritación).
Las clases eran aburridas, y los profesores definitivamente lo eran aun más; Excepto la profesora de ciencias, Shinobu Kochō, que le tenía mucha paciencia a pesar de que no entendía nada de la clase.
Y cambiando de tema, por fin su madre había encontrado un lugar en donde respetaran su presencia superior; no había tenido que golpear a nadie en la semana transcurrida, y eso era perfecto.
Aunque debía admitir que sí quería golpear a los dos fastidiosos engendros que lo estaban siguiendo (de nuevo) justo en estos momentos.
— ¡¿Podrían mover sus traseros a otro lado?! — Gritó Inosuke, dándose la vuelta enfurecido por lo irritante que era ese par.
Ambos chicos, recién atrapados con las manos en la masa, salieron de su escondite uno más nervioso que el otro y se acercaron al azabache de reflejos azules.
Bueno, corrijo: Tanjirō se acercó, Zenitsu se fue corriendo.
— Discúlpanos... — habló con una pequeña sonrisa arrepentida el delegado mientras que con su mano derecha rascaba con inquietud el cabello cercano a su nuca — No era nuestra intención espiarte...
— ¡¿Me espiaban?!
— ¡No! jeje, emm, era más como que queríamos acercarnos a ti y hablarte pero no nos atrevíamos — Se excusó Tanjiro algo nervioso pero sin dejar su suave tono de voz — Me preguntaba si podíamos empezar desde cero.
— ¡¿Me estas desafiando?! ¡¿Crees que no puedo contar más que tú?!
— E-era un decir Hashibira-san...
— ¡El gran Inosuke definitivamente puede contar más que tú! — con esa proclamación de guerra empezó a contar, saltándose algunos números e incluso regresándose en cierto punto, cosa que se le hizo divertida al delegado, el cual soltó una pequeña carcajada — ¡¿De qué te ríes Kamaboko?!
Tanjirō lo miró con una dulce sonrisa.
— De nada, eres genial Hashibira-san.
Al escuchar eso sonrió enormemente (haciendo que el chico frente a él se emocionara internamente al verlo mostrar una expresión que no fuera amargada), al fin alguien reconocía su genialidad.
