Capitulo 7

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El castigo del profesor Rengoku resultó ser algo realmente sencillo, solo tenía que darle unas cincuenta vueltas a la cancha de la escuela, durante tres días, en pleno sol, sin camisa (Ya que le gustaba tanto quitársela) y siendo vigilado por el p...

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El castigo del profesor Rengoku resultó ser algo realmente sencillo, solo tenía que darle unas cincuenta vueltas a la cancha de la escuela, durante tres días, en pleno sol, sin camisa (Ya que le gustaba tanto quitársela) y siendo vigilado por el profesor Tomioka.

Pff ¡Él era el gran Inosuke! Eso no era nada para él. Correr cincuenta vueltas en un día era poco para lo que era capaz de hacer, puede que se queme la piel y le dé una insolación, pero aparte de eso todo estaba bien sencillo.

Acompañaba con una sonrisa egocéntrica a sus amigos en el receso, tenía la boca embarrada de comida y no dejaba de sentirse superior. O sea ¿Castigo duro y cruel? El profesor más bien le estaba ayudando con su rutina de entrenamiento. Que tontito había sido Kamaboko al decirle aquello de la crueldad.

Por otro lado, Zenitsu terminó de comerse su sándwich, envolviendo la taza del bento en un pañuelo amarillo. En ese receso por fin el azabache le había dejado quedarse, algo le decía que el repentino regaño de Tanjirō de hace unos días lo había estado influenciado de alguna forma. Bueno, a saber qué cosas pasaban por la mente del salvaje, él solo estaba satisfecho de por fin haber disfrutado su bento en compañía de sus amigos y no con los gemelos Tokitō.

No es que no le cayeran bien...mentira, era exactamente eso; agradecía que no lo dejaran solo, pero no le gustaba tener que verse envuelto en un interrogatorio sobre la amistad con su mejor amigo. Porque sí, Yuichirō no paraba de hacerle preguntas y exigirle respuestas sobre Tanjirō...y Muichirō solo se quedaba mirando. Eso le era un poco (muy) incómodo.

En fin, retomando la situación actual, el rubio se había terminado su cajita de jugo de uva y ahora prestaba atención al ruidoso Inosuke, que solo alardeaba de lo fácil y sencillo que resultó ser su castigo.

— ¡Eso no es nada para el gran Inosuke! ¡Es más! puedo hacer las ciento cincuenta vueltas en solo un día! – Inflaba el pecho pavoneándose ante Tanjirō, como uno de esos animales de los programas televisivos que intentaban llamar la atención de la hembra para aparearse. Zenitsu pensaba que ahora eso de intentar impresionar a su mejor amigo se había vuelto un hobbie o algo — No veo por qué me mandó a hacer las vueltas en días separados, pero al menos así tendré algo que hacer este fin de semana.

Al escuchar aquello, el rubio sintió que un rayito de electricidad cruzaba por su cerebro y le prendía el foco.

Ya había entendido todo.

— Es una lástima que te pierdas el viaje a la playa para cumplir el castigo, Hashibira — ¿Por qué no se había dado cuenta antes? El profesor Rengoku de verdad era cruel.

Hace no mucho más de una semana que el Director había comenzado a planear el viaje anual de los alumnos, todos los años iban a algún sitio más o menos por estas fechas. Justo ayer habían convocado a todos los delegados para comunicarles el lugar del viaje y para darles los permisos que los padres tenían que firmar.

— ¿Viaje a la playa? ¿De qué hablas Monitsu?

— ¡Oh! es cierto, íbamos a anunciárselo a los de la clase hoy antes de la salida — Dijo Tanjirō — El Director Ubuyashiki organizó este año una ida a la playa y nos dio a los delegados los horarios de viaje y los permisos ayer para que fuéramos repartiéndolos a los estudiantes. Este fin de semana le toca a nuestra clase y a la clase de Nezuko ir y pasar la noche.

En la cabecita de Inosuke todo se había vuelto un caos, ¡Él nunca había ido a la playa! ¡Y ahora no podría hacerlo por culpa del estúpido profesor de historia!

Zenitsu observó como el azabache se comía lo que le quedaba de bento sorprendentemente tranquilo, aunque por su ceño fruncido era obvio que no estaba para nada contento con el descubrimiento de la ida a la playa a la que no podría ir. Tal vez no se llevara al 100% bien con su nuevo amigo (Porque si no ha quedado claro, sí, ya lo considera un amigo) pero de todas formas se sentía un poquito mal por la situación. Si estuviera en su lugar hubiera tenido un colapso mental, no solo por tener que dar cincuenta vueltas por tres días, sin camisa y con un sol asesino, sino que también porque se perdería la oportunidad de ver a chicas bonitas en bikini...y de ver a Nezuko jugando con la arena.

¡Aww~! ¡Qué bonita se vería Nezuko jugando a hacer castillos de arena! Definitivamente si estuviera en el lugar de su amigo ya estaría suplicándole clemencia al profesor Rengoku.

Se compadecía de Inosuke. En especial porque sabía que seguro le hubiera gustado ver a Tanjirō jugando en la arena.

— Pobre Inosuke-kun ¿No podrá ir?

Y como si la hubiera invocado con el pensamiento, apareció su diosa mística.

— ¡Nezuko-chan~! — Su mirada pensativa se transformó en una apendejada con la repentina presencia de la hermanita de su mejor amigo.

Recuerden bien niños, el amor te vuelve pendejo.

— Oh, hola Zenitsu-kun — La chica le dio una sonrisita dulce al rubio, la cual causo que este casi se desmayara de la hermosura que sus ojos habían presenciado.

No es broma, el amor de verdad te apendeja.

— Kamaboko, Monitsu se está muriendo...

— Es normal — dijo el pelirrojo quitándole importancia al asunto — ya se le pasara.

— Nii-san ¿Inosuke-kun no podrá ir a la playa? — preguntó a su hermano mayor la pelinegra.

— No, está castigado, tiene que quedarse aquí dándole vueltas a la cancha con el profesor Tomioka.

La chica dio un suspiro y se acercó al azabache, dándole tres palmaditas en la cabeza.

— Después iremos a otro lugar nosotros cuatro ¿Verdad que si Nii-san?

Tanjirō se pensó un poco lo que dijo su hermana, en realidad no era mala idea, salir ellos cuatro a divertirse estaba bien, más si lo hacían para hacer sentir mejor a un amigo.

— Si, me parece bien ¿Qué dices Inosuke? ¿Iras a divertirte con nosotros después del fin de semana?

No tuvo que pensárselo mucho, sus ojos brillaron con emoción ante la proposición, sería la primera vez que saldría con amigos. Bueno, con sus amigos y con Tanjirō. No estaba muy seguro, pero sabía que el de mirada rojiza era mucho más especial que un simple amigo.

Se levantó de su puesto con una felicidad inexplicable, y posteriormente se subió a la mesa llamando la atención de todo el mundo, alzando sus brazos y brincando alegre.

— ¡El gran Inosuke saldrá con sus amigos! 


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Niño bonito | InoTan (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora