Niño bonito | InoTan (CANCELADA)

Capitulo 12

— Bien — El rubio se arregló los lentes, subiendo la parte que se sostenía del puente de su nariz con dos de sus dedos (lo que significaba que estaban en un asunto serio) — déjame ver si entendí — observó la pequeña libreta de anotaciones que reposaba en su mano (la cual en vez de estar llena de anotaciones importantes, estaba repleta de dibujitos de mini Nezukos rodeadas de flores) y luego miró con seriedad a su mejor amigo, quien se hallaba recostado boca arriba en una de las camas, mirando el techo y con las manos entrelazadas sobre su abdomen — Muichirō Tokitō te preguntó si eras gay.

— Ajá...

Ok pero ¿Desde cuándo el rubio usaba lentes?

La respuesta para eso mis queridos amigos es; desde hace cinco minutos. Eran totalmente necesarias, le ponían ese no se qué a la ocasión.

Y también hacían sentir a Zenitsu inteligente.

— Tu le dijiste que no sabias...cuando a mí, Zenitsu Agatsuma, tu mejor amigo y tal vez futuro cuñado...— eso último lo susurró muy bajito — me dijiste miles de veces que no te gustaba el pipí.

— Bueno sí, pero...

— ¡Shh! Yo hablo, tú te callas... — carraspeó, para poco después, proseguir — El se ofreció para ayudarte a descubrir tus gustos...

—...

— Y tu...tu... ¡TÚ! — Soltó la libreta de anotaciones dejándola en su regazo, pero de todas formas fue a parar al suelo de lo rápido que se levantó, incluso los lentes se le cayeron — ¡IDIOTA! — Fue hasta Tanjirō y lo empezó a golpear con una almohada cercana, mientras este se hacía un ovillo para recibir los almohadazos en la espalda — ¡LE DIJISTE QUE SÍ! ¡¿POR QUÉ DEMONIOS LE DIJISTE QUE SÍ?! ¡SI ANDAS CONFUNDIDO PERFECTAMENTE TE PUDISTE IR CON...con... — Casi se le sale que con Inosuke, pero logró guardárselo — CON OTRO QUE NO SEA ESE!

El rubio no le caía bien ninguno de los Tokitō, es cierto que agradecía que de vez en cuando le dejaran sentarse con ellos cuando se quedaba solito en las horas del receso. Sin embargo eso no quería decir que Zenitsu los aprobara como buenos partidos para su pollito, ninguno era competente.

Y para dejar las cosas en claro, Zenitsu prefería mil veces a Inosuke. ¡Es más! Les daba su bendición para su matrimonio.

¡Por que sí! Se iban a casar, el rubio lo sentía en lo más profundo de su corazón.

— ¡¿Con quién mas pude haberlo intentado?! — Preguntó el pelirrojo aún hecho bolita sobre la cama — ¡Además! ¡Muichirō dijo que si no me gusta no había problema! ¡Que podíamos seguir con normalidad!

Santísima. Virgen. De. La. Chiquinquirá.

Y Zenitsu pensando que los pendejos sin remedio del grupo eran él e Inosuke, pero mira la vaina, resulta que los TRES eran pendejos sin remedio.

— ¡POR LA CHINITA! ¡¿Es que no has visto películas estadounidenses, novelas mexicanas y animes shojos?! ¡Esas cosas siempre, SIEMPRE, terminan mal! — El rubio dejó de golpear al pelirrojo con la almohada ya cansado de intentar darle en la cara sin éxito, se sentó de nuevo en la silla donde se encontraba antes y se haló el cabello frustrado.

¡Teniendo a Inosuke te vas a ir a mojar el churro con Muichirō! Pensó Zenitsu.

¡Y qué coño! Descubrir su sexualidad con el Tokitō era totalmente ridículo a los ojos de Zenitsu, el chico parecía una chica; era bajito, delgado, tenía el cabello largo y bonito y tenía cara de chica. ¡¿Qué coño iba a descubrir?! ¡Capaz y se confundía más!

Por algo estaba de 6to en el ranking de las chicas más bonitas de la escuela a pesar de ser chico.

Sin embargo, ahora que lo pensaba...Inosuke también tenía cara de chica...

¡Pero tenía unos súper músculos! ¡¿Así como lo confundías con una chica?!

Tanjirō miró pensativo las sabanas desordenadas de la cama luego de haberse acomodado mejor sobre ella. Todo el rato en el que estuvo en su viaje ancestral solo estaba meditando si lo que había hecho estaba bien, y...con la repentina reacción de su mejor amigo se sintió un poquito mal.

Tal vez era mejor hablar con Tokitō y decirle que cambió de opinión.

— Hablaré con él más tarde — Dijo, tranquilizando un poquito (solo un poquito) a Zenitsu, que cuando vio el repentino cambio de actitud del pelirrojo le llegó el peso a la conciencia.

Ay, maldita sea, lo hice sentir mal sin querer.

— Tanjirō...Eres y serás mi mejor amigo tengas los gustos que tengas — Habló repentinamente, llamando la atención de su compañero. Zenitsu le sonrió y sentándose a su lado, lo rodeó con sus brazos — No me importa si eres o no gay...tampoco si te gusta comer chocolate con ensalada de espinaca... — cuando mencionó el chocolate con ensalada hizo una mueca de asco, pero siguió — Te quiero tengas los gustos que tengas y seas como seas...Lo de Muichirō solo lo dije porque...creo que hay alguien mejor esperando por ti allá afuera — le sonrió, apartándose un poco para poder mirarlo a los ojos — Y también porque andar con ese solo te causará más confusión, ósea, qué coño, si no me dicen no me doy cuenta de que es niño ¿Así piensas descubrirte? Ni siquiera sabemos si en realidad es una chica con el uniforme masculino.

Aquello le sacó una carcajada a Tanjirō.

Agradecía que Zenitsu fuera su mejor amigo.

— Gracias...hablaré con él de todas formas, creo que le respondí sin haberlo pensado adecuadamente. Además, en una parte tienes razón, este tipo de casos siempre terminan mal — Suspiró — si me propuso esto porque le gusto y al final resulta que no siento nada...él va a terminar herido.

— Perfecto, eso definitivamente si me suena al Tanjirō que conozco... ¿No crees tienes el mejor amigo del mundo? — Comentó orgulloso de sus habilidades para animar al pelirrojo — Deberías empezar a darme mejores tratos.

El pelirrojizo entrecerró los ojos mirando acusadoramente a su amigo.

— Te presto mi tarea cuando se te olvida hacer la tuya, te ayudo con las materias que no entiendes, organizo tus actividades de sub delegado y por si fuera poco no me quejo ni te digo nada a pesar de que le coqueteas a mi hermana.

— Ay ya, bueno, ok...exagerado — dijo con un puchero, susurrando la última palabra, para luego echarse a reír con el pelirrojo.

Su trabajo del día como mamá gallina fue cumplido exitosamente. Había logrado que su pollito pensara mejor las cosas, y también su amistad se fortaleció en el proceso.

Nada le podría arruinar el día ahora.

O eso pensaba.