Capitulo 11

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Culminadas sus últimas vueltas del castigo, se sentó en uno de los escalones de la escalera que daba a los salones de primer año a beberse su agua

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Culminadas sus últimas vueltas del castigo, se sentó en uno de los escalones de la escalera que daba a los salones de primer año a beberse su agua. Podía sentir como la espalda le ardía por lo caliente que estaba luego de las veinte vueltas bajo el sol. Pero bueno, no se quemaría mucho, Kotoha le había prácticamente obligado a usar protector solar esta vez (porque el día anterior cometió el gravísimo error de sacarse la camisa antes de llegar al cuarto, logrando así que su madre que justo pasaba por ahí, viera lo roja que se encontraba su espalda y se indignara por la falta de cuidado de su hijo)

Como se había negado a echárselo en casa, terminó llevándoselo a la escuela. Una vez allí empezó a esparcirlo por sus brazos, hombros y abdomen con total naturalidad (también con cierto enojo porque le daba igual quemarse y le fastidiaba tener que bañarse en crema, sin embargo su madre lo había amenazado con no darle cena y no se iba a arriesgar), pero se dio cuenta demasiado tarde que no llegaba a la espalda...y tuvo que pedirle (con toda la vergüenza del mundo) al profesor Tomioka le aplicara el protector solar.

Eso fue lo más incomodo de la vida, en especial porque luego el adulto le pidió que hiciera lo mismo. Ya que al parecer su novio le había gritado por llegar con la espalda roja, y cuando iba saliendo de la casa le tiró el envase de protector en la cara (Para ser sinceros, más que incomodidad sintió la cochina envidia porque el profesor tenía la espalda mas tonificada que la suya, ¡Pero él es el gran Inosuke! Y nadie puede ser mejor que él, por eso nunca lo admitiría).

Bueno pero ajá, si hubiera sido Monjiro el que le manoseara la espalda con las manos cubiertas de crema no hubiera tenido problema alguno.

Y hablando de Monjiro ¡Mañana por fin podría verlo! Jamás pensó que se alegraría de ir un lunes a clases, quería volver a escuchar su amable voz, ver los hermosos rubíes que tiene por ojos, volver a sentir su mano mientras lo arrastra a jalones por la escuela, oler el champú de coco de su cabello rojizo...quería tanto encontrarse de nuevo con él...pero qué más se le va a hacer.

Uno se sorprende de los repentinos cambios de la juventud de ahorita, ya ni se les entiende, se enojan por todo, por nada, porque sí, porque no y por si acaso. Ahorita anda pensando que está emocionado porque llegue el lunes, pero les apuesto cuando se despierte con las sabanas pegadas al cuerpo por el sudor, los ojos pegados por el sueño y las ojeras profundas y oscuras por andarse con el teléfono hasta altas horas de la noche, no va a estar pensando lo mismo.

Hay que dejarlo quieto a ver que hace, uno nunca sabe que le pasa por la cabeza al niño ese.

Cambiando de tema, hablemos de su nueva actitud melosa y romanticona; no es como si hubiera realmente mucha diferencia entre su yo de ayer y su yo de hoy, el único cambio que realizó su cabecita era tan solo la forma de ver al pelirrojo, ahora que sabía que se le aguaba el guarapo por él, entendía perfectamente que era lo que quería con el Kamado.

Niño bonito | InoTan (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora