Cuando llegó a la secundaria Inosuke fue el centro de burlas por su afeminado aspecto, le apodaban de mil formas diferentes, pero solo uno quedó grabado en su orgullo; ser llamado "Niño bonito" había despertado su furia completamente, haciendo que r...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ese día se levantó muy enojado, tirando las sabanas de su cama al suelo y arrancándose los bóxers mientras se metía en la ducha a bañarse. Lavó sin cuidado su cabello y restregó su cuerpo tan fuerte que hizo que su piel tomara una tonalidad rojiza. Cuando se secó, tiró por ahí (hacia alguna parte de su desordenado cuarto) la toalla que estaba utilizando, se puso el uniforme deportivo de su escuela (aun con el cabello todo enredado y goteando) y fue a desayunar (que en realidad debería ser el almuerzo, pero como tenía que ir a la escuela a las dos de la tarde, no se molestó en levantarse temprano).
Su madre le servía la comida mientras tarareaba una canción, sin embargo no le tomó ni una pizca de importancia a cual podría ser, así que simplemente fue hasta el comedor, arrimó la silla haciéndola chirriar contra la cerámica del suelo y se sentó de golpe.
Tomando en cuenta la fuerza que poseía el azabache, era sorprendente que la silla haya podido soportar aquellos rústicos tratos.
Kotoha dejó de tararear y miró con tristeza la actitud tan altanera con la que su bebé había despertado, preguntándose cual podría ser la razón de su enojo.
Sabía que Inosuke era fácil de molestar hasta cierto punto, pero su hijo solía dejar pasar la rabia muy fácilmente una vez su atención recaía en otra cosa. Cuando la escuela la contactó y le contó en qué consistía el castigo, a ella le pareció un poco cruel, pero sabiendo cómo era su niño, pensó que de alguna forma le daría la vuelta a la situación y la convertiría en otro de sus tantos logros personales. Pero dado su comportamiento, notó que por primera vez Inosuke no se había tomado el castigo de buena manera.
— Mi niño ¿Por qué tan molesto hoy? — Preguntó con dulzura, acercándose para peinar con cuidado la húmeda y enredada maraña de cabello azabache de su hijo — ¿Es por el castigo?
Su pregunta era obvia (lo que se ve no se pregunta.jpg), sin embargo preguntarle era una forma de demostrarle que se interesaba por su bienestar.
Inosuke permanecía con el ceño fruncido a la vez que se atiborraba la boca de comida. Escuchando la pregunta de su madre, tragó todo de golpe y bebió de su jugo para que lo que seguía atascado camino a su estomago bajara rápidamente. Miró su plato ya casi vacío aún airado y dejó la cucharilla a un lado cruzándose de brazos.
— Si — dijo haciendo un pequeño puchero.
"¡Es un bebé!" pensó Kotoha sin dejar de ver a su pequeño no tan pequeño, mientras terminaba de peinar su cabello y se sentaba en la silla vacía a su derecha.
La hermosa mujer de ojos esmeraldas le dio una pequeña caricia en el brazo a su hijo mirándole con cariño.
— Tranquilo mi cielo...no sé exactamente qué te ha molestado tanto, usualmente no reaccionarías así. Pero sea lo que sea, recuerda que en algún momento todos los problemas se solucionan — Se levantó de la silla y le dio un besito en la frente — ahora termina de comer para que llegues puntual.
