Cuando llegó a la secundaria Inosuke fue el centro de burlas por su afeminado aspecto, le apodaban de mil formas diferentes, pero solo uno quedó grabado en su orgullo; ser llamado "Niño bonito" había despertado su furia completamente, haciendo que r...
Antes de que comiencen a leer quiero explicarles algo rapidito.
Tanjirō no aceptó a Muichirō porque es un fácil ni nada por el estilo. Los pongo en contexto; Tanjirō es solo un adolescente que está pasando por un momento de su vida en donde se está cuestionando a sí mismo. Él necesitaba de alguien totalmente ajeno a sus problemas con el cual pudiera liberarse. Muichirō solo tuvo la suerte de haberle ofrecido su mano justo en su momento de debilidad ¿Me explico?
Es decir que, si en vez de Muichirō hubiera sido Inosuke, tal vez hubiera pasado exactamente lo mismo.
Pero ya saben, Inosuke no fue a la playa con sus compañeros por andarse arrancando la camisa a mitad de clase.
Eso era todo uwu, ahora sí, pueden leer.
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La alarma del teléfono dio a conocer que era comienzo de semana ¡El día tan esperado por Inosuke finalmente había llegado! y adivinen que.
El azabache despertó con las sabanas pegadas al cuerpo por el sudor, apretando fuertemente los ojos por la pereza que tenía de abrirlos, y con unas ojeras bien marcadas por andarse metido en el teléfono hasta las tres de la mañana.
Y obviamente, no se quería levantar de la cama.
¡JA! ¡¿Ven que les gané la apuesta?!
Acepto cheques, depósitos por paypal, e imágenes de gatitos como pago, nenes.
Bueno, continuando con la rutina mañanera de Inosuke; se levantó de mala gana, metiéndose al baño a ducharse de una vez. Olvidando en el proceso que aun tenía los bóxers puestos y mojándolos.
Y sí, por si se les había olvidado, el papucho de dieciséis años, Inosuke Hashibira, duerme en bóxers.
No duerme completamente desnudo nada más porque la última vez que lo hizo (hace como unos dos años, cuando vivía en otro pueblito) pasó que se despertó para ir a la escuela como casi todas las mañanas, y la ancianita que vivía en la casa de al lado le vio la pichula por la ventana de su cuarto.
Después de esa mala experiencia le pidió a su mamá que le comprará cortinas, y comenzó a cerrar siempre la ventana para evitar que esa situación se volviera a repetir. También prefirió empezar a dormir en bóxers a partir de ese día.
Porque ajá, ya saben; es mejor tenerlo y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo. Prevenir que lamentar.
Terminando de bañarse, y dejando los bóxers mojados por alguna parte del baño, se vistió con su uniforme (sin molestarse en secar y peinar su cabello) y solo por costumbre revisó la hora.
— seis y algo...lunes...noviembre... — Ni siquiera le prestó realmente atención, aun tenía sueño.
Dejó el teléfono donde estaba, y cuando se disponía a ponerse los zapatos fue que cayó en cuenta, sorprendiéndose. Volvió a tomar el teléfono entre sus manos para ver si había visto correctamente, y sí lo había hecho.
