Capitulo 16

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¿Saben? El día en el que el profesor Tomioka le había dicho a Inosuke que buscara por internet como se apareaban los hombres, lo primero que hizo el azabache fue preguntarle a su madre si sabía algo al respecto

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¿Saben? El día en el que el profesor Tomioka le había dicho a Inosuke que buscara por internet como se apareaban los hombres, lo primero que hizo el azabache fue preguntarle a su madre si sabía algo al respecto.

¿Por qué? Pues porque es su mami, y las mamis saben todo ¿No? Además de que él no tiene nada que ocultarle. La mayoría de las cosas que hace o quiere hacer pero desconoce, va y se las pregunta a su mamá, y ella siempre sabe que responderle.

Perdón, ya me estaba desviando del tema. El punto es que Kotoha le dijo que no buscara esas cosas, que aun faltaba tiempo para eso, y le aconsejó que mejor averiguara sobre lo que hacen las parejas que recién empezaban una relación.

Pero por supuesto, antes de hacer eso, primero hizo toda su tarea (Ordenes directas de su madre). Eso le tomó lo que restaba del día y casi todo el domingo (Porque se le habían acumulado todos los trabajos que debía entregar en la semana, como siempre). Cuando por fin tuvo tiempo de investigar sobre las parejas, ya era más de media noche.

En el momento en que sus ojitos esmeraldas leyeron todo lo que las parejas hacían, mariposas revolotearon en su estomago y las mejillas se le colorearon de rojo. Su corazón latía emocionado con la sola idea de poder hacer todo aquello con Tanjirō.

Esa, mis queridos amigos, era la razón por la que Inosuke se había dormido tarde y levantado con las tremendas ojeras que hoy adornaban su rostro.

Rostro que por cierto, estaba desfigurado en una temible expresión de enojo; Porque estaba viendo a Tanjirō hacer aquello que leyó con mucha emoción...pero con otra persona.

Le dolía, de verdad que le dolía ver eso, pero por alguna razón no podía apartar la mirada, solo estaba paralizado y quieto cual estatua en la entrada del salón. Al mismo tiempo su cabeza era un tortuoso caos, ya que unas vocecitas en su interior se peleaban por ganar su atención.

Mientras que una le impulsaba a que fuera allá y reclamara a punta de gritos (y posiblemente golpes) lo que le pertenecía, otra simplemente le decía;

¿Desde cuándo Tanjirō es de tu propiedad?

Poco tiempo le quedó para reaccionar cuando fue jalado desde atrás y metido a la fuerza dentro del salón. Frente a su mirada apagada, Nezuko cerró la puerta del aula con prisas, queriendo evitar que el azabache continuara observando la nada gratificante escena, una vez cerrada sintió como su captor (Zenitsu) le soltó. Sin embargo su libertad no duró mucho, ya que la pelinegra se acercó a él y lo aprisionó en un consolador abrazo.

Si aquello le molestó a Zenitsu, no lo demostró en absoluto, y siguiendo el ejemplo de la chica que intentaba consolar a su amigo, dio algunas palmadas suaves en la espalda de este para mostrarle su apoyo.

— ¿Por eso no querían que saliera?

El rubio rió amargamente ante la pregunta tan obvia hecha por Hashibira, revolviéndose el cabello con la mano y sintiéndose estresado por la situación causada por el Kamado.

Había hablado con Tanjirō cuando llegaron al hospedaje el sábado, quedaron en que conversaría con Muichirō y se negaría a darle oportunidades porque podría herirlo, ¡Habló con él! ¡Le aconsejó qué era lo mejor! Y aun así, cuando volvieron a encontrarse después de pasarse gran parte del día en la playa, lo que el pelirrojizo le dijo fue que había decidido intentar tener "algo" con el Tokitō.

¡Simplemente no le cabía en la cabeza como las cosas dieron a parar así!

— Creo que no era necesario preguntarlo — Respondió — pero sí, era por eso.

El trío permaneció en silencio, el cual a pesar de que resultaba un poco incomodo, ninguno quiso romper.

Afortunadamente ningún profesor o compañero les interrumpió abriendo la puerta repentinamente, por lo que estuvieron así al menos un minuto, dándole apoyo a Inosuke, quien solo mantuvo una expresión neutra y seria. Pasado ese tiempo, Nezuko se separó del afectado en cuestión, le sonrió comprensivamente y le dio una pequeña palmadita en el hombro.

— No estoy muy segura de por qué todo resultó...de esta forma — Dijo con suavidad, sin apartar su rosácea mirada de la esmeralda del más alto — pero quiero que sepas que estoy de tu parte.

Dicho eso, observó a Zenitsu regalándole una pequeña sonrisita, como diciéndole "Cuídalo", y salió del salón, cerrando la puerta tras ella.

De nuevo en silencio, el rubio suspiró, se colocó frente al azabache, y lo tomó de los hombros, viéndole fijamente y con determinación.

— Oye, esto no se va a quedar así ¿Ok? — Le sonrió comprensivo — Tu solo debes dar lo mejor de ti.

Inosuke siguió callado, con esa expresión seria que nadie acostumbraba ver en su rostro. Sintió un gran nudo en su garganta, claro síntoma de sus ganas de llorar contenidas, las manos le empezaron a temblar, y su visión se volvió borrosa.

Pero no, él no iba a llorar.

Apretó fuerte sus puños en un intento ordinario y poco efectivo de parar el tembleque que allí residía, tragó fuerte para hacer bajar aquel fastidioso nudo que amenazaba con volverse más pesado, y respiró profundo, para evitar que cuando hablara su voz saliera entrecortada.

Entonces, sonrió con esa sonrisa orgullosa que le caracterizaba.

— ¡No necesito tu cochina lastima, Monitsu! Además, el gran Inosuke no se deja vencer tan fácilmente.

Zenitsu recibió aquella respuesta egocéntrica y grosera con mucho gusto. El azabache era una persona fuerte, y no solo físicamente. Con ánimos renovados se cruzó de brazos y le miró con una sonrisa burlona, que no por eso dejaba de ser amistosa.

— Eso espero, puerco.

— ¡¿Cómo que puerco?!

El rubio dejó escapar una carcajada, haciendo que cualquier tensión incomoda que aun siguiera entre ellos, se esfumara.

— Soy un mono y una gallina, tú como mínimo debes ser un puerco.

Inosuke levantó una de sus cejas, sonriendo macabramente mientras se ponía en una posición en la que parecía un animal a punto de saltar hacia su presa.

— Bien...ya que soy un puerco... — Por alguna razón, Zenitsu sintió que lo que venía a continuación no era bueno para su integridad física, así que adelantándose a los hechos, dio media vuelta echándose a correr hacia la puerta.

Sin embargo, ya era demasiado tarde.

— ¡RECIBE MI ATAQUE PORCINO!




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Niño bonito | InoTan (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora