Cuando llegó a la secundaria Inosuke fue el centro de burlas por su afeminado aspecto, le apodaban de mil formas diferentes, pero solo uno quedó grabado en su orgullo; ser llamado "Niño bonito" había despertado su furia completamente, haciendo que r...
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La amistad entre mejores amigos es la cosa más rara del mundo, son de esas que a pesar de todas las pendejadas, boludeces, ridiculeces y estupideces que hagas siempre van a permanecer, porque los mejores amigos comprenden sus errores, los analizan juntos y crecen apoyándose el uno en el otro, convirtiéndose en mejores personas.
También existen venganzas sanas, pero hay que tener cuidado de hasta qué punto llegan.
— Ya te lo he dicho miles de veces, no me gusta Inosuke y no soy gay.
— Ajá, y yo estoy perdidamente enamorado de Genya.
No importaba cuanto le dijera a su mejor amigo que no le gustaban los chicos y que solo era amigo del nuevo estudiante, Zenitsu simplemente no le creía.
Eran aproximadamente las dos de la mañana, habían quedado para hacer un maratón de películas nocturno en la casa de Tanjirō (Aprovechando que Nezuko y el abuelo Urokodaki estaban en la montaña visitando a la demás familia Kamado y que el siguiente día no tendrían clases), pero en algún punto de la película que veían la atención de ambos terminó enfocada en la conversación que tenían pendiente desde hace unos días.
— Zenitsu no estoy bromeando — Habló con firmeza, pero por favor, toda la firmeza se iba alv cuando te dabas cuenta de que abrazaba un peluche de osito.
Era un regalo de su primo Haganezuka ¿Ok? Y solo lo abrazaba porque si no lo usaba su primo se daría cuenta con sus poderes sobrenaturales de stalker profesional y lo perseguiría con un cuchillo por no darle utilidad al peluche.
— Yo tampoco bromeo...Oh pero ¿Escuchas eso? — Preguntó el rubio mientras acercaba la mano a la oreja como si intentara escuchar mejor.
— ¿Qué?
— Son tus latidos acelerados por hablar tanto de tu amorcito — Zenitsu estalló en carcajadas a causa de su propio chiste, que obviamente no le había hecho ni pizca de gracia a Tanjirō, el cual volteaba los ojos con irritación — Ay vamos, no te pongas así.
Una almohada le dio en la cara a Zenitsu.
— Ok, está bien entiendo, aun no sales del closet — Otra almohada impactó en su cara — entonces...aun no te das cuenta de que te gusta el pipí — esta vez unas tres almohadas le dieron en la cara — ¿Terminaste? — Otra más — ¡¿De dónde demonios sacas tantas almohadas?!
El osito de peluche del primo Haganezuka golpeó su rostro.
— ¿Ya?
— Si.
No pasó mucho para que la atención de ambos regresara a la película, o al menos así parecía, porque eso era lo menos que hacía Zenitsu; su mente estaba en otro lugar, más específicamente estaba metida en el asunto de su mejor amigo y el chico bestia.
Tampoco es que fuera tan cabezota, luego de que Tanjirō le insistiera tanto en que no sentía atracción por los de su mismo sexo comprendió que era verdad (Su amigo usualmente se tomaba bien sus jugarretas, esta era la excepción, se la pasaba desmintiendo el asunto); El Kamado no tenía ni una gota de homosexualidad en su ser (Aparte de sus constantes gaypanics cuando lo tomabas por sorpresa), solo le gustaba molestarlo con el tema porque era una especie de mini venganza por lo del golpe (que ahora simplemente era una mancha amarillenta en su mejilla).
