PERSONAJE: Gamora Zen
PALABRAS: 845
EDITADO: 16 de febrero 2021 ✓
ADVERTENCIA: one shot narrado en tercera persona⚠️✿°̥࿐ 'no quiero enamorarme de ti, pero ya lo he hecho y no sé cómo. ahora tengo que ignorarte porque no puedo acercarme a ti, aunque, no puedo simplemente dejarte, no es tan fácil. a la mierda los sentimientos, esto va a arruinarme'
fuck feelings | olivia o'brien
— ❀ —
La chica humana estaba tirada en el suelo de la sucia celda, esposada de ambas manos a la cabecera de una cama hecha de metal, la cual solo estaba para ocupar espacio en aquella pequeña habitación, porque no era nada cómoda, de hecho, el piso lo era más.
Su cabello, negro como la noche, apestaba debido a que no había tomado una ducha en semanas y su cuerpo se sentía igual de sucio. Las bolsas bajo sus ojos eran tan oscuras que resaltaban desde varios metros de distancia, testigos de la falta de sueño que la joven tenía. No había podido dormir en días debido a los constantes gritos de dolor y desesperación que se escuchaban en las celdas continuas.
No sabía cómo ni porqué había terminado allí. Bueno, en realidad si lo sabía:Thanos.
Se maldecía e insultaba en sus adentros cada vez que podía. Trenna era muy astuta y sabía cómo defenderse, pero en un descuido, los cómplices del titán la habían capturado en un bar de mala muerte. Todo porqué estaban completamente seguros de que ella sabía dónde estaba la Gema del Poder, una de las seis Gemas del Infinito.
No era para nada tonta: sabía que alguien como Thanos no debía obtener dicho poder, pero si no era por ella, de algún u otro modo iba a obtenerla.
Como prisionera, había pasado demasiadas torturas, mucha de ellas la seguían en las noches, provocándole pesadillas que la mantenían despierta y en estado de alerta. Era fuerte, pero no sabía cuanto más podría llegar a aguantar en ese agujero.
Un ruido metálico llamo su atención, levanto la vista y la vio: Gamora.
La humana, quien miraba al suelo de manera distraída, sabía lo que se venía y por eso, comenzó a prepararse mentalmente, obligándose a ser valiente.
Los guardias que estaban vigilando la puerta de la celda, entraron para luego tomarla de los brazos y la encaminaron a una sala llena de máquinas.
Por un momento pudo sentir la libertad de sentirse sin ataduras, debido a que los grilletes de metal abandonaron sus muñecas, dejando ver su piel llena de hematomas morados y rojizos. La despojaron de la camisa andrajosa que llevaba puesta, revelando su piel. Sus costillas podían notarse, reflejo de la mala alimentación que llevaba. También en sus costillas había rasguños, algunos golpes que comenzaban a desaparecer, algo de sangre seca y tierra.
Al recostarla en la silla, sus muñecas fueron atadas nuevamente, sin embargo, el material de sus esposas cambió, siendo esta vez de una especie de cuero rígido.
Miró su mano de metal, remplazo de la mano humana que había perdido en una pelea hace varios años, y esperó a lo que sea que tenían planeado para ella en esa ocasión.
Conectaron unos cables en ambas sienes y comenzaron a torturarla. Pero estaba vez fue diferente. Él estaba ahí, regocijándose de los gritos de dolor que salían de su garganta, de las muecas de pesar y de las plegarias que soltaba para parar el daño que le causaban.
Su vista viajó a Gamora, quien mordía su labio, cerraba fuertemente sus ojos y apretaba sus antebrazos con las manos. ¿Acaso estaba sufriendo por verla en ese penoso estado?
Por un momento el dolor paró y lanzó un suspiro de alivio.
—¿Cuándo vas a dignarte a hablar, insignificante humana? —dijo el titán.
—¿Cuándo vas a dignarte a entender que no obtendrás nada de mí? —contesto la joven.
—Bien, si así lo quieres —dijo para hacer un ademán y así continuar la tortura.
—¡Espera! —medio gritó Gamora— ¿No ves que esta mortal no es útil? Déjame buscar la Gema a mí, seré más eficiente. Prometo que en poco tiempo estará en tus manos. Ya no pierdas el tiempo con ella, no lo vale.
Thanos la miró y analizó sus palabras.
—Como siempre, tienes razón, Gamora —dio la vuelta y acarició la mejilla de su hija—. Lleven a la humana devuelta a su celda, quizás en un futuro sea requerida.
Los guardias desconectaron todo y volvieron a esposarla con sus ya familiarizadas esposas de metal. Con un leve empujón, la encaminaron al pasillo que llevaba al calabozo donde la mantenían prisionera. Escuchaba los pasos de Gamora a sus espaldas, pero les restó importancia.
Al abrir la puerta de la celda, no volvieron a esposarla a la cama, sino que la empujaron, logrando que callera de bruces al suelo. Los guardias se fueron, pero al no escuchar la puerta cerrarse, giró su cabeza.
Lo primero que vieron sus ojos fueron unas botas, y al subir la mirada notó que Gamora seguía allí.
Se acercó a la humana y la ayudó a levantarse.
—Volveré por ti, Trenna —dijo, tomando a la mortal de sorpresa.
Si les gustó, no olviden dejar una ⭐, me ayudarían demasiado. Los amo, nos leemos prontito 💞
—Cam