Lagrimas y sonrisas

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Emeth estaba desvanecido, no sabía cuánto más podía aguantar, podía sentir como tenía la sangre ya seca sobre su cuerpo, estaba atado a una silla aun sin saber el por que, aunque en ese momento no le importaba eso, solo pensaba en algo, más bien en alguien "Lucy". Pero de pronto su pensamiento se desvaneció, al recordar haber visto a Edmund tirado desmayado.
La puerta se abrió dejando ver a una joven, que el conocía claramente, por ella estaban ahí, habían ido a rescatarla.
-Emeth. -Lo llamo la joven. -Tranquilo me han dado el permiso de curarte. -Comenzó a llorar. -No debieron haber venido.
-Veníamos por ti. -Haciendo gestos al sentir el agua fría sobre sus brazos.
-Pero mira como te dejaron.
-¿Como sabias que estábamos aquí?
-Jack, me lo dijo hace tres días y no he dejado de pensar en eso, no sabía cómo estaba Edmund, estaba muy preocupada, hasta que me dijo que tenía que elegir.
-¿Elegir qué? -Pregunto Emeth, serio.
-Me dijo que tu estabas muy grave, que te habían golpeado fuertemente y la otra era ver a Edmund unos momentos y elegí verte a ti, si hubiera ido a ver a Edmund, seguro me hubiera replicado. -Sonrió al decir lo último.
-Entonces te debo las gracias. -Emeth sonrió.
-¿Puedo saber si mataron a mi padre? -Pregunto seria ella, mientras lo seguía lavando.
-Edmund estuvo a punto de matarlo, pero Aslan, le dijo que esa no era la forma, no sé si lo haya dejado ir.
-Lo hubiera matado.
-Entiendo tu enojo, pero es tu padre a pesar de todo.
-Lo es, pero aún así lo odio por lo que me hizo, nada de esto hubiera pasado si no se hubiera unido a la bruja.
-Ya no hay de qué preocuparse ella está muerta. -Hablo sonriente Emeth.
-OH! El hijo de Susan, ¿Tu sabes que fueron?
-No lo sé.
Termino de limpiarlo, momentos después hablaron susurrándose, cuando entro Jack y se llevo a Lily, dejando solo ahí a Emeth, Pero Jack no se espero lo que Lily le había hecho a Emeth
Caspian se levantaba, era aun muy temprano, pero todo el día estaria ocupado. Se volteo para mirar a Susan, quien dormía cómodamente, toco su frente pero ya no tenia fiebre ni nada, se acerco a su pecho y noto que respiraba normal, aunque sabía que aun estaba ella envenenada. Se levanto a tomar un baño y cambiarse lo más rápido posible. Se acerco hacía sus hijos, quienes se encontraban despiertos, tranquilamente sin hacer ruido.
Miraba los ojos de la pequeña Kiara, sus ojos como los del color marrones obscuros y Rilian los mismos ojos de Susan, Celestes azulados. Caspian los miraba ahí comenzando hacer gestos, mientras los pequeños enlozaban una sonrisa. Se dirigió a Susan a quien le dio un beso en la frente.
-Cuando vuelva estarás bien. -Beso su frente de nuevo. - ¡Te amo!
-Yo también te amo. -Dijo Susurrando.
-Susan. -La miro tiernamente. -Abby nos ayudara e iremos a buscar la flor con la que te curaras.
-No quiero que lastimes a Rilian.
-¡Ni yo! -Exclamo. -Pero será por tu bien. Además podemos llegar hacer una poción, con los pocos pétalos de la flor que quedan.
-Pero... -Comenzaba a replicar pero fue interrumpida.
-Pero nada, ni yo quiero verlo llorar, me partiría el alma, pero solo será para estar bien, además te prometo que ya nada te hara daño.
-¿Sabes que fue lo que me enveneno? -pregunto seria, sin siquiera saber.
-Liliandil. -alcanzo a decir Caspian.
-Se quería deshacer de mi. -Dijo Seria.
-Si pero no lo consiguió. -Sonrió. - Ahora debo irme, para el atardecer estarás a salvo.
-¡Gracias! -Alcanzo a decir ella.
-Sabes que por ti daría mi vida.
Se inclino hacia ella y la beso, con un cálido y tierno beso, para después salir de ahí, antes de salir del castillo dio órdenes de que solo Amelia, junto con Lucy y Jill, estuvieran pendientes de ella y de los niños, Lucy no se negó pues quería estar a solas con sus sobrinos. Caspian asintió y salió de ahí, quien afuera ya los esperaban Peter y Abby.
Solo ellos tres salieron de ahí, en busca de aquella flor.
-Majestad. -Hablo Vendeval- Ya paso una semana, desde que no sabemos que paso con el Rey Edmund y el Príncipe Emeth.
-Hemos buscado por todos lados. -Hablo un fauno.
-Pero no se sabe nada de ellos. -Hablo un Soldado.
-¿Que es lo que pasara? No podemos regresar a Narnia sin ellos. -Hablo otro soldado.
-Lo se, pero no se que paso. -Comenzó a decir Arthur, mientras seguía caminado por el bosque, mirando aquella casa.
-Majestad. -Hablo Vendeval.
-¿Sera? -Susurro Arthur.
-Majestad -Lo llamo un fauno. -Venga haber esto. -Arthur y Vendeval siguieron al fauno, llagando hasta un árbol, en donde había rastro de sangre.
-La única casa, que está cerca, tal vez ahí en donde está la esposa del Rey Edmund. Y ahí se encuentran ellos y mi hermano. -Decía Arthur.
-Tal vez los encontraron o en un ataque fallido, los capturaron. -Dijo un soldado.
-Pero el ataque debía ser aquí, porque aquí es donde está la sangre, por si no lo han notado. -Dijo fríamente Arthur.
Momentos después de conversar, debido a lo que había ocurrido, decidieron que se arriesgarían, y que por la noche atacarían esa misteriosa casa.
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Liliandil estaba de lo más molesta, lo que había planeado para estar con Caspian le había salido todo mal, debido a su estúpido capricho. Comenzó a recordar aquella tarde con Peter, recordó como el le había permitido vivir una nueva vida lo cual ella iba hacer, pero ver a Caspian con Susan besándola la hacía sentir inferior, logro envenenar a la Reina, pero que gano a cambio, que la desterraran, ahora ni Peter ni Caspian la querían volver a ver.
Estaba cansada y con hambre, había caminado toda la noche, extrañaba deslizarse y desaparecer, pero ahora no tenía nada todo lo había perdido por un hombre que nunca la amaría, se había obsesionado con Caspian, desde que lo había conocido en aquel viaje.
-Hija. -se sorprendió al escuchar aquella voz.
-Padre. -Susurro ella, pronto una luz brillante acercándose a ella.
-Me decepcionaste. -Dijo seriamente Ramandu.
-Yo no quería. -Sollozo fingidamente para ver si su padre le creería.
-No mientas Liliandil, que paso con tu amor a las personas... -Suspiro -Te enamoraste de un hombre que sabias perfectamente que estaba enamorado de otra Reina.
-¡Tu también! -Dijo molesta, haciendo que su padre, la mirara decepcionado.
-Si porque eres mi hija, sabes en el reino de las estrellas, aun podías ser bienvenida, si te casabas con el Rey Peter y le hubieras dado un hijo, todo hubiera cambiado, pero en cambo seguiste por tu obsesión al Rey Caspian, envenenaste a su esposa a pesar de que te habías unido a la Bruja Blanca, solo te desterraron mas no te mataron, pero aun así sigues siendo una ¡Egoísta! -Le reprocho.
-Pero yo lo amo... -Sollozo.
-Si lo amaras, como según tú dices, no hubieras hecho tales cosas, El rey Peter, te perdono la vida, lo cual ahora él se arrepiente. El te iba a dar una buena vida.
-¡No tienes que recordármelo! -Le dijo fríamente.
-Te lo recordare, cada cosa que has hecho, siempre que cometas un error, ahora vive tu vida. -La miro firme. -Eres mi hija, pero cometiste tantos errores que ya no te considero como mi hija.
Ramandu comenzó a desaparecer, dejando ahí a Liliandil ahora estaba completamente sola, cada error que cometió ahora la llevo a perder a su padre, una de las personas que mas amaba, sin mas decir siguió caminando, para dirigirse a las Islas solitarias.
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-Levántate. -Ordenaba Jack, golpeando en la cabeza a Ed. -Si que apestas.
-¿Como no quieres que apeste? -Se defendió Edmund.
-Hace unos días hable con Lily. -Edmund lo miro molesto. -Le dije que podía verte a ti o al príncipe y ella eligió ver al príncipe, que mal no, tu su esposo y se fue en busca de ese principe.
-¿Y que tiene algo de malo? -Hablo molesto Edmund.
-Si pues cuando entre al cuarto se estaban besando.
-¡Mentira! -Exclamo Edmund- Emeth ama a mi hermana Lucy y Lily me ama, a mi y ella no es así como tú me lo estás diciendo, es más me lo estás diciendo para hacerme enfadar, pues que crees ya lo hiciste y si Lily, decidió ir a verlo fue porque seguramente tu le hiciste algo. Y él está herido.
-Veo que nada te engaña. -Se acerco a Edmund. -Tal vez necesites un baño y por lo que me dijiste será con agua muy fría.
Momentos después salió Jack, pero no tardo mucho en regresar venia con una cubeta de agua, la bajo por un momento y volvió a salir, mientras que Edmund lo miro con curiosidad, no sabía lo que estaba planeando la puerta se abrió de nuevo y por ahí entro Jack con Lily, la cual la estaba agarrando con fuerza el cabello.
-¡Suéltala! -Exclamo Edmund.
Jack sonrió maliciosamente, tomo a Lily y entraron dos solados más, sosteniéndola de ambos brazos, mientras que Edmund se movía una y otra vez, para zafarse, cuando de repente Jack tomo la cubeta y de ella salió el agua hacia Edmund.
Edmund solo sintió el agua helada en su cuarto, por lo que lo hizo temblar, mientras que Lily luchaba por zafarse de los soldados que la tenían bien sujeta.
-¿Que tal el agua? -Se burlo Jack.
-¡Cada una de las pagaras! -Exclamo molesto Edmund.
-¡No Edmund no lo amenaces! -Suplico Lily.
-¡Tranquila! Nos iremos ya lo veras.
-Jajajaja. -Comenzó a burlarse Jack. -Si no has salido de aquí, quien dice que te irás y sobre todo con mi futura esposa.
-¡Jamás seré tu esposa! -Protesto Lily.
-Querida, deja de decir mentiras ¡Ahora! -Miro a los soldados -Llévenla a mi habitación
Ya pasaba el medio día, Susan se encontraba con Lucy y Jill en su habitación, platicando acerca de un futuro y hablando de que pronto seria el banquete de despedida de todos los Narnianos, que una vez estuvieron con ellos en la Edad de Oro, Eustace y Jill, no habían comentado sobre su partida, pero de solo saber que a pesar de todo que el banquete se acercaba ella tendría que irse, no pudo evitar que las lagrimas salieran, Lucy no se dio cuenta de sus lagrimas pero si Susan.
-¿Que te pasa? -pregunto curiosa Susan.
-Nada. -Respondió Jill, limpiándose las lagrimas.
-Si te pasa algo. -Insistió Susan. -¿Que es?
-Si Jill ¿Qué te pasa? -La miro Lucy.
-Es... que... el día del banquete regreso a Inglaterra. -Lloro aun más, Susan le abrió sus brazos y ella se acerco a ella abrazándola.
-Tranquila -Susurro Susan. -Puedes hablar con Aslan, decirle si puedes quedarte.
-¿Tu crees? -Pregunto ella
-Claro. -Hablo Lucy. -Si tu corazón, realmente pertenece a Narnia, tal vez el te dé la oportunidad de quedarte.
-Tal vez tu corazón no pertenece completo a Narnia. -Sonrió con picardía Susan. - Mas bien a un joven telmarino. -Jill se sonrojo totalmente ante la respuesta de Susan.
-¿Te gusta Shasta? - Dijo Anonadada Lucy.
-Tal vez. -Suspiro -Pero que tal, si el no siente nada por mi, pero mejor no me hago ilusiones, porque de todas maneras regresare a Inglaterra, seguiré con mi vida, esperando volver un día.
-Tu vida no será igual, después de que te vayas de Narnia. -Hablo Susan. -Así nos paso, te acostumbraras nuevamente allá, pero cuando menos te lo esperes volverás y sufrirás, será mejor que hables con Aslan, además ya viste como cambio Eustace.
-Bueno eso si. -Sonrió Jill.
-El día del banquete puedes hablar con Aslan y pedirle quedarte. -Sonrió Lucy.
-Además a pesar de que te conozco muy poco, te has convertido en una gran amiga para nosotras. -Susan tomo las manos de Jill. -Además si se quedaran seriamos una gran familia.
-La más grande. -Alegremente decía Lucy.
-Y si dice que no. -Insistió Jill.
-No pienses negativo. -Lucy dijo acercándose a ella. - Ten fe.
-Gracias. -Jill abrazo a Lucy.
-Además no me lo creas, pero se que Shasta siente algo por ti. -Sonrió Lucy con picardía.
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-Falta mucho por llegar. -Pregunto Caspian desesperado.
-No majestad ya falta poco. -Contesto Abby,
-Esa cueva sí que está escondida. -Hablo Peter.
-Bueno es que Aslan, me conto, pues que es una planta muy poderosa y está casi extinta, por eso está bien escondida.
-Pues si con esa planta se hizo la poción de Lucy, entonces si hay motivos para tenerla escondida. -Dijo Peter.
Siguieron cabalgando un poco mas, pasando el gran rio, llegando hacia una cascada. "Síganme", susurro Abby, poco después bajaron de sus caballos y siguieron a Abby hacia donde caminaba, Sentían como el agua, no sobre ellos, pero era radiante ver el agua cristalina, Abby movió un par de ramas, en donde se podía ver un pequeño hueco, en donde por ahí entro primero Abby, seguido por Peter y después por Caspian, estaba obscura no podían ver hacia donde caminaban, cuando de pronto, se comenzó ver un lugar radiante de Luz.
-No se los dije. -Hablo Abby. -Pero la planta brilla.
-¿Cómo? -Dijeron sorprendidos Caspian y Peter.
-Si tiene un peculiar brillo, muy bello.
Siguieron avanzando hacia donde se veía aquella Luz, que en segundos mas tarde llegaron hacia donde estaba.
La planta era pequeña y era como dijo Abby estaba radiante de Luz, muy bello el color, la flor era de un rojizo claro, su Luz amarilla radiándose y combinándose con su color rojizo, Peter y Caspian miraban sorprendidos aquella flor, sin duda era una flor tan bella.
Abby se acerco a la planta como una vez ya lo había hecho se inco en ella, agarrándola con tanta calidad y suavidad sin esperar más quito un pétalo de la planta, el cual la planta brillo aun mas, causando por unos segundos ceguera en Caspian y Peter.
-Majestad. -Llamo Abby a Caspian.- Aquí tiene. -Puso en su mano el pétalo.
-¡Oh! Abby gracias. -Caspian le dio un cálido abrazo el cual ella correspondió.
-Gracias Abby. -Dijo Peter, sin dejar de mirarla.
-No tienen el por que, yo quiero mucho a la reina Susan y ella se merece vivir. -Dijo Sonriendo Abby.
-Yo mejor me voy. -Hablo Caspian. -Quiero que Susan este de lo mejor.
Sin más decir Caspian salió corriendo de ahí, dejando solos por unos momentos a Peter y Abby.
-¿Cómo te podemos pagar esto? -Pregunto Peter.
-No es nada, como ya lo dije la Reina Susan la quiero mucho.
-Mis hermanos y yo. -La miro. -Te lo tendremos muy agradecidos.
-No hay de qué. -Abby sonrió tímidamente.
-Abby yo...- comenzó a decir Peter.
-Creo que se lo que me dirá. -Contesto Abby rápidamente.
-Bueno y tu crees que puedas perdonarme. -dijo Peter apenado.
-Por supuesto, en cambio tú también perdóname, por lo que yo te dije aquel día. -Abby bajo la mirada.
-Yo no tengo que perdonarte nada. -Peter toco su mejilla y ella sonrió tímidamente.
-Bueno creo que será mejor volver al castillo. -Abby se alejo de el.
-Si, además aun tengo que ir a buscar a mi hermano.
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Caspian daba a todo galope, por llegar al castillo, cabalgo lo más rápido que podía correr el caballo. Tardo menos de lo que esperaba, ya que en la mañana como se habían ido con calma, ahora era diferente, tardo a mediados de una hora, cuando llego al castillo le entrego su caballo a Shasta, quien rápidamente lo tomo sin dudarlo dos veces corrió hacia su habitación, al llegar se encontraba Susan dormida, de nuevo tenia fiebre y su piel se veía mas pálida se preocupo, por lo que rápidamente se acerco a Rilian.
Recordando las palabras de Abby "Con un poco de agua vierta la flor y con una sola gota del príncipe Rilian, viértala también en el agua, menéela hasta que el agua se vuelva rojiza". Llego hacia el pequeño quien se encontraba despierto moviéndose de un lado al otro, sonrio al verlo saco una pequeña navaja, con el que tomo el dedo de el y le hizo una pequeña rajada, Rilian solo hizo un gesto de queriendo llorar, pero se controlo.
Caspian llego de nuevo a la jarra en donde vertió la flor y después la sangre la meneo por unos momentos, mientras miraba como el agua se iba formando de color rojizo, espero unos segundos mas, para estar seguro, cuando miro como la flor se desvanecía, tomo un vaso y lo lleno. Se acerco hacia donde estaba Susan.
-Susan. -La llamo Suavemente. En eso ella comenzó abrir los ojos con dificultad.
-¿Qué pasa? -Pregunto mientras se reincorporaba.
-Tómatelo. -Caspian le mostro el vaso, Susan sabía que era por lo que tomo el vaso con algo de dificultad y se lo tomo, el sabor era agrio y dulce a la vez.
-Listo -Dijo sonriendo Susan, entregándole el vaso a Caspian.
-Dentro de varias horas estarás bien, Abby me lo conto.
-Gracias Caspian. -La joven sonrió y el se acerco a abrazarla.
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La noche llego y ni Caspian ni Peter habían salido a buscar a Edmund, por lo que decidieron prolongar el viaje, hasta el siguiente día, para que todos estuvieran listos.
-Señor está seguro. -Susurro el fauno.
-Sí. -Contesto Arthur.
-Deberíamos esperar. -Sugirió Vendeval.
-¿Esperar? Ya esperamos toda una semana, buscándolos, nunca debimos habernos separado. -Gruño Arthur
-Lo siento. -Se disculpo Vendeval.
-No está bien. Discúlpame tu a mí.
-Señor mire. -Un soldado señalo hacia una ventana que estaba de barreras. Se podía distinguir la silueta de una joven.
Las cortinas de la ventana se abrieron dejando ver a aquella joven, que en instantes reconocieron.
-No hay duda. Ahí están. -Afirmo Arthur.
-Listos. -Hablo un soldado.
-Listos. -Asintieron los demás.
Sin mas decir salieron de los arboles en donde estaban atacando a los soldados que vigilaban las puertas, los mataras sin remordimiento, abrieron silenciosamente la puerta para no ser escuchados, mientras que dos soldados Telmarinos se quedaron fingiendo ser ellos, mientras que algunos Narnianos, Telmarinos y los de Calormen, junto con Arthur, entraron a la casa sin hacer ningún ruido.
Arthur se fue solo, para no hacer sospechas llegando hacia una puerta la cual abrió, la cual al abrirla había escaleras, se metió y cerro la puerta lentamente, bajo las escaleras de una manera tan silenciosa, sacando su espada. Al llegar al fondo miro al Rey Edmund, quien rápidamente llego a el.
-Edmund. -Susurro. Edmund se levanto de golpe. -Estas ardiendo. -Susurro de nuevo.
-No importa. -Hablo débil Edmund. -Sacame de aquí.
Arthur se deshizo de las cuerdas que tenían atadas a las manos de Edmund y después siguió con las de los pies, ayudo a Edmund a ponerse de pie, con algo de dificultad, pero al final se pudo sostener el solo de pie. Subieron las escaleras antes de abrir las puertas Arthur le dio una espada a Edmund. Al abrirla se toparon con un soldado a quien Edmund mato rápidamente.
Siguieron caminando silenciosamente, antes de ir por Lily fueron a buscar a Emeth, abrían cada puerta de la casa, cuando llegaron a una que estaba en muy feas condiciones la abrieron. Entraron y notaron una silla que estaba bacía, de pronto Edmund solo sintió como lo golpearon en la pierna.
-Auch...! -Replico Edmund.
-¡Oh! Lo siento. -Se disculpo Emeth ayudándolo a ponerse de pie.
-Estas bien hermano. -Pregunto Arthur.
-Si gracias. -Se acerco a su hermano a saludarlo.
-Es cierto que Lily te vino a ver. -dijo Edmund molesto.
-Si pero tranquilo, simplemente me vino a lavar, la sangre seca que tenia. -Dijo rápidamente Emeth. -
-Bueno entonces creo que es hora de buscarla. -Sugirió Arthur.
De nuevo salieron de aquella habitación, se encontraron con los Narnianos y los soldados en la sala. Edmund fue el primero en subir, tocando cada una de las perillas, todas estaban flojas, por lo que sabía que en ninguna de esas habitaciones estaba Lily. Miro unas escaleras ocultas y las subió, detrás de él, iban algunos faunos, cuando subieron solo notaron una puerta grande, giro la perilla pero no se abrió.
-Aquí esta. -Susurro Edmund a los faunos.
Los faunos se pusieron en las escaleras, Edmund aunque se sentía muy débil, no le importo por lo que dio una gran patada a la puerta abriéndose al instante.
La joven quien dormía muy intranquila, solo escucho el portazo en ese mismo instante se despertó, sorprendida de ver a quien había estado ansiando por volver a verlo.
-Edmund. -Susurro la joven acercándose a él para abrazarlo.
-No hay tiempo. -Contesto él. -Debemos irnos.
Salieron de la habitación los faunos al verlos, fueron los primeros en bajar. Cuando todos se reunieron de nuevo en la sala, solo estaban Arthur, Emeth y los dos faunos, Edmund miro confuso pero aun así bajo con Lily hacia donde se encontraba Emeth y Arthur, Emeth saludo de nuevo a Lily, cuando de pronto se comenzó a iluminar el salón.
-Valla valla. -Dijo Jack.
-Quítate.Tal vez te perdone la vida. -Dijo con enfado Edmund.
-Tu crees que los dejare ir. -Miro a Lily. -Tu padre esta aquí.
Por la puerta entro el padre de Lily, que estaba caminando con dificultad, después de aquella vez que Edmund lo golpeo fuertemente.
-Rey Edmund. -Dijo Sínicamente.
-Sera mejor que nos dejen ir. -Hablo Emeth.
-¿Por qué? -Pregunto Jack.
En ese momento, se abrieron varias puertas, dejando ver a Narnianos y soldados, quienes comenzaron a luchar contra ellos, Edmund se dirigió hacia la puerta en donde afuera se encontraba Vendeval.
-¡Sácala de aquí! -Exclamo Edmund.
Vendeval le tendió la mano a Lily quien ella subió rápidamente, saliendo de ahí, Edmund regreso a la casa donde se encontraban peleando los demás, las espadas chocaban, pero nadie salía herido, era obvio que estaban muy bien preparados.
Jack comenzó a pelear, con Edmund, Edmund no supo de donde, pero saco las suficientes fuerzas como para pelear, contra él, pronto se le unió el padre de Lily, dos contra uno, Emeth se percato de ello y rápidamente fue a su ayuda.
Ahora Emeth peleaba contra Jack y Edmund contra su suegro, quien lo miraba con rabia y desprecio, todos los sentimientos de odio que sentía, Edmund como una vez lo hizo, lo dejo caer en el piso, quedando el arrodillado ante el. Los demás dejaron de Pelear, al observar tal escena, Jack quiso llegar hacia el, pero Emeth clavo su espada en su pierna derecha.
-Dejaras de molestarnos. -Hablo Edmund. -No te acercaras a Narnia. Si te atreves a hacerlo, te juro que la próxima vez, no tendré piedad de ti y te matare. -Dicho eso Edmund salió de la casa, junto con los Narnianos y los soldados.
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Paso un dia y medio, era por la tarde... mientras que Peter y Caspian, habían salido en búsqueda de Edmund, tomaron un atajo, con el cual rápidamente llegarían a Archenland y seguido de ahí a Calormen, momentos después se escucharon pasos, los cuales se les hicieron sospechosos, sacaron sus espadas, cuando se acercaron mas se dejo ver un rostro conocido.
-Edmund. -Murmuro Peter.
-Peter. -Edmund corrió hacia su hermano, a quien lo abrazo, lo abrazo como si tuviera años que no lo vería.
-Edmund. -Lo llamo Caspian. -Qué bueno que tu y Lily están bien.
-Solo ellos. -Reclamo Emeth, sonriendo.
-Claro que no. -Hablo Peter. -Qué bueno que ustedes también estén bien.
-Sera mejor que vallamos a Calormen. -Hablo Arthur.
-Si muero de ganas, de saber si nuestro padre, esta ahí. -Hablo emocionado Emeth.
-Entonces nosotros nos retiramos. -Hablo Arthur, despidiéndose de los reyes.
-Dile a Lucy, que pronto iré. -Dijo apenado Emeth.
-Se lo diré. -Dijo Peter con una gran sonrisa. Despidiéndose de él.
-Bueno creo que mejor nos retiramos. -Hablo Caspian.
Tomaron su rumbo hacia Narnia, mientras que veían como los demás tomaban su rumbo hacia Calormen.
-¿Qué es eso Peter? -Pregunto Edmund. Mirando una cajita de cristal
-Es algo que hare cuando lleguemos a Narnia. -Dijo con una gran sonrisa en su rostro.
Pasaron dos días.
Cuando Emeth y Arthur, llegaron a Calormen, lo primero que hicieron fue correr como niños chiquitos, llegaron a la puerta donde la abrieron bruscamente, en donde lo primero que vieron fue a su padre, quien se encontraba parado esperándolos, con una gran sonrisa en su rostro y ellos como niños chiquitos se lanzaron a los brazos de su padre, quien los abrazaba con tanto amor y dulzura, al abrazo se les unió su madre, sentían esa unión familiar que no habían sentido durante muchos años, sonreían y su padre les susurraba de lo orgulloso que estaban de ellos, por lo que los jóvenes comenzaron a llorar, junto a su padre.

En Narnia
Edmund llego junto con Lily, quienes al fin después de más de un mes de no haber estado juntos, lo estaban, llegaron al castillo Telmarino en donde Edmund, lo primero que hizo fue ver a su hermana Susan, en donde el cómo sus hermanos se sorprendió al ver a los dos bebes, llego hacia su hermana y la abrazo, ella le correspondió su abrazo, segundos más tarde, entraron Peter y Lucy, quienes se unieron también al abrazo familiar. Lloraban y sonreían, pues estaban llenos de felicidad.
Después de su abrazo Edmund se dirigió a la habitación que había estado usando mirando a su esposa ahí, quien sonrió al verlo, Edmund se lanzo sobre ella ambos cayendo, sobre la cama, para ese momento Edmund ya se había duchado y cambiado, la beso tan desesperado que ella le correspondía.
Lucy había salido a las caballerizas, que para suerte de ella se encontró con Shasta, en donde converso con el, preguntándole curiosamente si el sentía algo por su amiga Jill, el no se negó.
Eustace se la pasaba con Jill, observando que dentro de dos días, partirían de nuevo a su mundo, No querían volver, ambos ahora sabían que su corazón estaba en Narnia. Eustace le comento que el deseaba quedarse para siempre, ella sonrió y le dijo lo mismo, ambos decidieron que hablarían con el gran León.
Caspian desde que habían llegado no se separaba de Susan, se la pasaba con ella y los pequeños, que ahora ya no dormían tanto, se la pasaban en el jardín, con la suave brisa que pasaba viendo a los pequeños sonreír, en sus momentos Caspian besaba a Susan tomándola desprevenida, junto con sus pequeños miraban como el sol se ocultaba, dándole el paso a la luna, mirando como el cielo se llenaba de estrellas, formando bellas figuras que se imaginaban. Caspian ahora si sentia que seria feliz con su Susan y sus hijos, muchas cosas ya habian acabado, era el momento de ser felices.
Ahora el joven Rey Narniano y Telmarino, era feliz tenia su propia familia, no solo eso lo había hecho feliz, si no que habia hecho las pases con su Tio Adonis, sonriendo de como el era y como había cambiado, se sentia feliz de tener a su familia reunida, tanto como el, su esposa y sus hijos, como los Pevensie y los Narnianos, tenia una familia grande, lo que lo hacia sonreír a un mas.
Peter desde que habían llegado trataba de hablar con Abby, pero no le era posible, no era de que ella lo evitara, si no que estaba ocupada. Tanto que en un momento se dirigió a la cocina y la encontró sola.
-Abby. -La llamo.
-¿Qué pasa? -pregunto ella sin mirarlo.
Peter no hablo solo se inco ante ella y le dedico unas palabras:
-Abby estuvimos mucho tiempo, tanto juntos como separados, Hoy quiero decirte que espero que me des una oportunidad, eres el amor de mi vida, cometí errores tanto como tu, una vez te iba a proponer lo que hare ahora, pero no pude debido a que tu me dejaste, ¡TE AMO! Lo haré por siempre, que te quede claro, son palabras sencillas lo que te digo, por que no se como expresarte todo lo que siento. -Abby lo miraba con una sonrisa. -¿Te quieres casar conmigo?

Una nueva historia para los PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora