Lucy

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Lucy se consideraba como una mujer muy afortunada, al tener un esposo que la cuida, la ama, la respete y todo lo que una mujer desea. No solo era eso en ese hombre que llevaba el nombre de Emeth, sino que también era un maravilloso padre.

Recordó cuando le dio la maravillosa noticia de que serian padres, como sus ojos dieron otros que no conocía.

Como esa noche se la pasaron despiertos, mientras el tocaba su vientre plano, como le decía cosas hermosas al pequeño. Que con el paso del tiempo se la pasaba con ella, cuando estaba ocupado, era interrumpido por algunos de los antojos de su amada reina.
Como para ambos les cambio la vida cuando sintieron el primer movimiento y cuando lo sostuvo en sus brazos, fue algo mágico para los dos.

Tenían muchas cosas en común y la más hermosa, era su hijo, quien recibió el nombre de Alan. Y a sus cuatro años de nacido la reina decidió que era hora de dejar a su familia y se fue a vivir a Calormen.

Se había comunicado con sus hermanos y primo, y se visitaban en sus típicas reuniones. Amaba como su hijo sonreía cada vez que veía a sus primos y tíos.

Lucy siempre contaba la historia de cuando llegaron a Narnia por primera vez. Lucy y Emeth estuvieron cuando Edmund fue coronado como rey de Archerland, ya que el rey no se había casado, y mucho menos tenía hijos.

Estuvo presente ayudando a su amiga Jill el día en que ella unió su vida con aquel joven Shasta, que una vez suspiro en el, pero estaba feliz de que ambos compartieran su vida.

Su primo Eustace también estuvo en todo momento, como prepararon una cena para que dijera sus sentimientos.

Cuando su hermana Susan le mando una carta diciéndole que seria tía de nuevo.

La felicidad para Lucy no se iba, solo se iba cuando Emeth tenía que acompañar a su hermano a viajes, pero sabia claramente que en Narnia había paz.

Cuando le dijo de nuevo a Emeth que sería padre. Y recordando todos los días la última vez que había visto a sus padres.

Sonreía al recordar eso.

Y varios años después Aslan les dio la oportunidad de volverlos a ver una vez más.

Y fue feliz hasta el último día de su vida.

-Gracias a Aslan fuimos y somos felices. -Era lo que siempre decía la reina apodada la valiente.

Una nueva historia para los PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora