Capítulo 34 "No Dejes Que Me Lleven"

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Levante mi mochila, limpie la sangre de mi nariz con mi camisa blanca y salí de ahí.
Camine hasta mi casa mientras lloraba y trataba de darle sentido a todo, podía comprender ahora porque nunca vi a Chris besarse con Leila, porque le daba abrazos, porque comía con ella en lugares públicos y porque la llevaba en su auto, pero ¿Por qué no pude darme cuenta antes? Abría evitado dañarme sola por tanto tiempo.

Llegué a mi casa y saqué mis llaves y abrí la puerta. Me quedé en shock al ver esa escena.

La mujer pelirroja dándome la espalda sentada en la barra de la cocina, completamente desnuda y gimiendo abrazando a mi padre por el cuello mientras el hacía los mismos sonidos que ella.
Realmente no podría describir lo que sentía en ese momento, asco, rabia, enojo, coraje ¿tristeza?
Estaban tan concentrados cogiendo sobre dónde comía que ni siquiera se dieron cuenta cuando abrí la puerta.
Estaba cansada de todo y de todos.

-¿Ya terminaron? -pregunté con voz grave.

Me vieron y comenzaron a vestirse.

-Hija n-no es lo que c-crees -decía mi padre.

-Y si no es lo que creo ¿QUÉ MIERDA ES ESTO? -Grite.

-¡No me grites! -dijo mi padre.

-Es mejor que subas a tú habitación nena, yo ya me voy -contesto la zorra.

-¡Pero claro que te vas maldita zorra! Eres un asco ¡UNA MIERDA! ¡Te atreviste a saludar a mi madre, y a tomarnos una puta foto familiar cuando tú te cogias a mí padre y ahora vienes y te sientes con el derecho de darme una puta orden! -le grite y me acerque a ella.

-¡NO LE HABLES ASÍ! -me grito mi padre

-¡TÚ CÁLLATE MALDITA SEA! -le grite de vuelta y me dio una cacheta.

Me enoje como nunca en mi vida.

-¡MUERANSE! ME DAN ASCO LOS DOS -tomé a la pelirroja del cabello y la jalaba de este hacía la puerta con tanta fuerza que me desconocía.

-¡NO TE QUIERO VOLVER A VER EN MI PUTA CASA! ¿ENTENDISTE? -la avente hacía afuera de la puerta y de la cerré en la cara.

-No puedes decirle a tu madre -fue lo primero que dijo apenas cerré la puerta.

Estaba tan nervioso y preocupado porque mi madre no se enterara que parecía que mis manchas de sangre eran invisibles.

-¡No me hables! No quiero saber de ti -camine hacía el pequeño cuarto de limpieza y saque una botella de cloro con una franela y un cepillo para tallar.

-Creí que llegarías hasta mañana...

-Solo vete -tire media botella de cloro donde mi padre había estado hace unos instantes con su amante y comencé a tallar con el cepillo.

-_______ yo... no quería pegarte

-¡SOLO LARGATE! ¡DEJAME SOLA! -mis lágrimas salieron- solo vete... -solloce.

Subió las escaleras y se escucho como asotaba la puerta de su habitación.

Tallaba con tanta fuerza que mis manos dolían al igual que mi nariz por aspirar tanto olor a cloro.
Subía y bajaba mi mano tallando ese asqueroso lugar, una y otra vez, hasta que me di cuenta que llevaba 2 horas haciendo lo mismo.

Subí a mi habitación y tomé una ducha, salí y me mire al espejo, mi mejilla estaba un poco morada, Chris y mi padre me habían pegado en el mismo lugar. No sentía emoción alguna, sin embargo mis lágrimas salían sin control.

Baje a la cocina y tome toda la comida que pude del refrigerador y la subí a mi habitación. Comí hasta quedarme dormida.

🌻🌻🌻

Querido Profesor |Chris Evans|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora