Segunda oportunidad

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Stiles entró al bar y se dejó caer pesadamente en uno de los banquillos de la barra. Todavía no entendía cómo era que todo se había ido al demonio en unos minutos. Él solo quería poder estar junto a la persona que amaba por el resto de su vida, nunca imaginó que el sentimiento no era reciproco.

Quiso reír al recordar que llevaba un año entero ahorrando para poder comprar el anillo de compromiso perfecto, sabía que Lydia no aceptaría ningún anillo que valiera menos de diez o veinte mil dólares.

-Mal de amores - Stiles pegó un pequeño salto en su lugar al escuchar una profunda voz muy cerca de él.

-Uh ¿Qué? - preguntó cuando notó al barman frente a él.

-Tienes la cara de un hombre al que le han roto el corazón - explicó el hombre como si nada - lo vemos siempre por aquí, algunos vienen llorando y otros, después de una hora y con varios tragos encima, me preguntan si conozco un buen lugar donde compren anillos de boda o compromiso.

-Entonces es cierto que el amor es una mierda - respondió Stiles sin pensarlo.

-No, no es cierto - el barman se largó a reír como si hubiese escuchado el mejor chiste del mundo - lo que son una mierda son las personas, el amor, bueno, si conoces a la persona correcta, creeme, es lo mejor del mundo - el castaño miró al hombre de ojos verdes frente a él y pudo ver que él de verdad creía en sus palabras.

-Bueno, todavía no conozco a la persona correcta entonces - fue lo único que pudo decir.

-Lo harás, solo no dejes que esta mala experiencia te cierre ante las nuevas oportunidades - el hombre se alejó un poco y cuando volvió dejó un vaso de cerveza frente a Stiles - invita la casa - fue todo lo que dijo antes de guiñarle el ojo y caminar hasta el otro lado de la barra donde algunos clientes gritaban por una bebida.

Mientras el barman atiende a un grupo de hombres, Stiles aprovecha para mirarlo un poco más. Cuando lo tuvo frente a él solo pudo concentrarse en su rostro, en esos hermosos ojos de color verde pero que cuando se movía un poco y la luz lo iluminaba de forma diferente, parecían ser de color azul también. Solo pudo ver esa barba que cubría la mitad de su rostro pero sin ser exagerado, la mantenía prolija y recortada. De lejos, Stiles, descubre que el hombre no solo tiene un rostro hermoso sino que también tiene un cuerpo de infarto. La camisa blanca que tenía puesta ajustaba en los lugares perfectos y sus brazos resaltaban.

-Una foto dura más cariño - Stiles volvió a saltar en su asiento cuando una chica rubia frente a él habló - soy Erika, y él es Derek, el jefe - la rubia se veía totalmente divertida por la situación.

-Mmmm - el castaño estaba completamente sonrojado y solo quería irse de allí y no volver jamás - soy Stiles - fue todo lo que dijo en lugar de huir.

-Bueno Stiles ¿Vas a querer algo más o solo te encariñaste con el jefe? - Erika parecía no estar dispuesta a parar con sus burlas.

- ¡Erika! - Derek apareció sin que el castaño se diera cuenta, aunque Erika no parecía nada sorprendida.

- ¡Jefe! Estaba hablando con Stiles - Derek alzó una ceja al escuchar la familiaridad con la que la chica hablaba del castaño - era para que no se aburriera mientras te esperaba - Stiles quiso decir que no era así pero la chica no le dio a tiempo a responder ya que se dio vuelta y desapareció por una puerta junto al bar.

-No le hagas caso, ella es así, le gusta molestar a todo el mundo - explicó Derek buscando que su cliente se sintiera cómodo.

-Tranquilo, uno de mis amigos es exactamente igual, ellos se llevarían bien - fue todo lo que respondió Stiles antes de mirar el vaso ya vacío.

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