♠️ Capítulo XLI ♠️

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- Puedes retirarte - ordenó su alteza al otro - ¿Por qué eres tan lenta? Vamos.

Ayla no entendía lo que sus ojos veían ¿acaso Alexander tenía un gemelo?¿o simplemente sus ojos se confundieron?

Tenía dudas.

- Oye... últimamente te has portado muy extraño, es decir... ya no bebes mi sangre y me tratas mejor - dijo la mujer manteniendo unos pasos de distancia entre ellos en el caso de ser necesario huir.
- ¿Quieres que chupe tu sangre todos los días?
- No, no me refería a eso... Solo pienso que es un poco extraño últimamente tu temperamento...
- ¿Qué está mal conmigo? - dijo su alteza interrumpiéndola - ¿No te gusta que te trate como Chris?
- Eres diferente a Chris - dijo soltando una pequeña sonrisa llamando la atención del vampiro que la miraba de reojo - Es decir tu...
- Solo cállate. - terminó la conversación el príncipe.

Tengo que tener cuidado con mis palabras, pensaba Ayla, Alexander es un vampiro celoso.

La mujer pasó al lado del hombre mientras Ayla miraba la escena. Lilith cruzó cerca de Alexander rozando levemente sus vestiduras lo que llamó la atención de él provocando que la siguiera con la mirada. Sus ojos se miraron por unos segundos hasta que la mujer decidió cortar la conexión y seguir su camino.

El príncipe continuó su camino en la dirección contraria mientras Ayla trataba de alcanzar sus apresurados pasos.

- Alexander espérame...
- ...

Lilith se detuvo y volvió a mirar sobre su espalda, los celos y la envidia la consumían.

Sus manos se cerraban en un puño y sus dientes rechinaban al mirar la escena de los dos alejándose juntos. Aún no lo aceptaba, ni estaba dispuesta a aceptar.

- ¿Estás celosa? - La voz masculina la exaltó - ¿Quieres recuperar a Alexander? - preguntó con malicia en su oído.
- ¿A qué te refieres? ¿Qué quieres ganar?
- Nada. Solo quiero ayudarte a recuperar al hombre que amas.
- No sé que es lo que pretendes pero no haré nada que perjudique a su alteza. Ahora discúlpame, debo marcharme.

La mujer comenzó a caminar lejos del sujeto pero esté desapareció y volvió a aparecer frente a ella.

- ¡¿Qué es lo que quieres?! Ya te dije que no.
- No deberías rechazarme tan rápido joven Lilith.

El sujeto dejó caer de su mano un cristal azulado mantenido en suspensión por medio de una fina cadena de plata enredada en sus dedos.
El péndulo comenzó a girar ante los ojos de la mujer de izquierda a derecha cada vez más constante sometiéndola en un trance profundo.

- Ahora ganaremos lo que nos corresponde. - dijo el hombre con malicia.

El juego recién comenzaba para él.

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