♠ Capítulo XIX ♠

136 17 5
                                    

¡Que hombre tan obstinado!, Pensaba Ayla mientras caminaba por los pasillos de regreso a su habitación. Qué estúpida fui en caer en sus encantos, qué vergüenza, entregar mí primera vez a alguien así ¡que ni siquiera es un humano!...

- Está aquí Señorita Ayla... -Ayla se detuvo al escuchar la voz del anciano que la llamaba - Solo será un momento... Sabes, tu llegada es en efecto un gran acontecimiento pero, tu existencia no es de temer. Estás arruinando nuestro mundo.
- Si tanta desgracia les traigo ¡¿Por qué no me matan de una buena vez o devuélvanme a mí hogar?! - Respondió Ayla ya cansada de escuchar lo mismo una y otra vez.
- La única persona que te quiere aquí es su alteza... - continúo el anciano.
- ¿Puedo saber el motivo?
- Porque tú eres la única persona en este mundo de quién su alteza se preocupa...

Ayla ya no sabía que pensar en éste punto. ¿Alexander la amaba, la odiaba, o solo era algún tipo de juego ésto para él?

- Escuché que habías tomado el libro de la marca de sangre en la biblioteca de su alteza. ¿Quieres saber sobre ella? Podría decirle cómo regresar a su hogar...
- ¿Me ayudarás?
- Aunque nosotros seamos vampiros. No lastimamos gente inocente. Te ayudaré a regresar a tu casa y tú, nos ayudarás desapareciendo.
- ¿Q-qué debo hacer?

Ayla sentía un dolor grande en su pecho, un peso la aplastaba sin dejarla respirar. Trató de ignorar las señales de su cuerpo por el momento desconocidas para centrarse en lo que sucedía en el momento.

- En la noche de luna de sangre, debes usar un anillo con la sangre de la noche oscura dando creación a un círculo mágico con la sangre tuya y la de tu maestro... Eso conectará con la puerta de tu mundo.
- ¿Podré volver a través de ese círculo? ¿¡Hay algo más que deba hacer!?
- Primero deberás encontrar el anillo. No será fácil hallarlo.

Ayla se puso en marcha con la ilusión de poder retomar a su hogar prontamente. Cuando se marchó el anciano se quedó en silencio inmóvil. Sabía que lo vigilaban.

- No imaginaba que su magestad también escuchara a escondidas... -expresó el anciano mientras miraba detrás de la cortina hacia el hombre que había aparecido.
- Oí lo que dijo la mascota. Parece que es tiempo, de que le echemos una mano.

...

Ayla se encontraba barriendo los pasillos sin poder quitar de su mente el anillo del que el anciano le había hablado. ¿Por qué le recordaba a aquel anillo que su abuela le había regalado cuando niña?
Su preciado anillo no aparecía por ningún lado y Ayla comenzó a sospechar que se trataba del mismo anillo pero no estaba segura. Solo algo le ayudaba, sospechaba terriblemente de Alexander tomando su anillo.

- ¿Que estás murmurando? - La voz del príncipe Alexander la saco de si ilusión.
- ¡Y-yo... Yo ni dije nada!
- ... - tras una pequeña pausa su alteza habló - Tengo algo que decirte...

Más allá de mi vida Tu mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora