𝖚𝖓𝖙𝖎𝖙𝖑𝖊𝖉 #20

820 149 35
                                    

24 de diciembre [-1]

Ambos chicos partieron en la mañana hacia aquella playa que el más alto mencionaba y aunque él no lo sabía, era su último día. A partir de que el reloj marcara las 12 AM de nuevo, Yeosang no tenía idea de lo que podría pasar y la idea lo estaba carcomiendo por dentro. Se sentía culpable y... triste, muy triste.

—¿Ocurre algo?

Mencionó el rubio, provocando que sus miradas chocaran y el corazón de Yeosang se estrujara.

—No.

Mostró una sonrisa, falsa, claro. El mentir era natural en ellos.

Permanecieron el resto del corto trayecto en silencio, ninguno se atrevía a decir otra cosa, uno porque estaba muy cómodo así y el otro porque tenía miedo.

Mucho.

—¡Llegamos!—Dijo Seonghwa emocionado, llamando la atención del pelinegro.

Afuera se lograba ver la costa, algunas cabañas y casas adornaban la vista, sin embargo, difería mucho de la visión que daba la ciudad en las mañanas con sus edificios altos y la gente saliendo de sus departamentos con cafés y celulares en la mano. Las calles casi desiertas del poblado eran adornadas con luces típicas de la época que colgaban de poste en poste, los negocios recién comenzaban a abrir mientras que ellos salían y se dirigían a aquella que parecía ser una casa de huéspedes.

Cómo siempre, Seonghwa se acercó al mostrador para arreglar las cosas mientras Yeosang sólo vagaba por la planta, siguiendo un breve camino y topando con el restaurante de ahí, el cual daba vista a la playa deshabitada, probablemente por la temporada.

El chico tomó asiento en una mesa, tratando de subir su ánimo y reducir su apatía.

—¿En qué te podemos ayudar?

Una mujer, calculaba de la tercera edad, se le acercó al pálido, quién no supo bien cómo reaccionar hasta que realizó que normalmente la mayoría que se sentaba en ese lugar era porque iba a tomar el desayuno.

—Oh, no, yo sólo...—Un rosa tiñó las mejillas del chico, se sentía cohibido y nervioso, lo cuál era nuevo en él ante cualquier otra persona que no fuera Seonghwa.

—¿Estabas viendo? La vista es muy linda por acá. No te preocupes, te traeré un café, la casa invita.

Y antes de que el pelinegro pudiera protestar, aquella mujer se fue sin darle ninguna oportunidad de oponerse.

—¿Yeo- ¡Oh! Aquí estás.— Su novio entró a aquel lugar y se sentó delante de él mientras tomaba su mano. —¿Quieres pedir algo?

—No, estoy bien.— De nuevo mostró una sonrisa falsa, provocando que aquel también sonriera.

—De acuerdo. Voy a acomodar nuestras cosas y a estacionar el auto. No me tardo.

El rubio se fue, dejando un beso en la mejilla del mayor y a éste mismo suspirando. Se sentía realmente mal por no poder disfrutar bien de las cosas que hacía su pareja pero... ¿Cómo hacerlo cuando sientes que le estás provocando la muerte?

—¡No lo puedo creer! ¡Es cierto!

Aquella voz castrosa hizo pensar por un momento a Yeosang que finalmente había perdido los estribos y empezado a escuchar la voz de Wooyoung, sin embargo tan pronto notó a aquel chico sentarse frente a él supo que no era una alusinación.

—¿Wooyoung? ¿Qué-

—¡Si enamoraste un humano! Oh Satán, lo tienes en la punta de la mano ¿Qué hace?

coldest winter - seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora