𝖚𝖓𝖙𝖎𝖙𝖑𝖊𝖉 #19

834 142 35
                                    

Ambos chicos se acomodaron en la antigua habitación del más alto mientras la madre de este mismo les preparaba la comida. Habían decido tomar turnos para ducharse y a petición de Yeosang éste fue el último, quien apenas terminaba de cambiarse y tomaba asiento en la cama de Seonghwa quien mantenía la vista pegada a las paredes y fotos en ésta.

—Pensé que iba a salir peor.— Mencionó el pelinegro, llamando la atención del más alto, quien sólo sonrió y se acercó al chico.

—Yo también, pero la gente cambia ¿No es así?

Un beso fue depositado en la mejilla del pálido quien sólo sonrió y enfocó su mirada en las fotos de Seonghwa de cinco, diez y quince años, si no adivinaba mal.

La gente cambiaba.

Mucho y de diversas maneras.

—¿Quieres ir mañana a la playa? Hay una cerca de aquí, es muy linda y no hay nadie en estás épocas.

—Es invierno.

—¿Y? Podemos sólo ir a ver el atardecer.

La manera en que el rubio mencionó lo último hizo que el pelinegro riera.

—Eres un cursi.

—Así me quieres.— El más alto se inclinó hacia el pálido para iniciar un beso tranquilo, el cuál después de un rato terminó con ambos recostados en la antigua cama de Seonghwa. Después de un rato ambos se separaron, quedando frente a frente.

—¿Crees que no lo noté?— Susurró de repente el rubio.

—¿Qué?— Preguntó un confundido Yeosang.

—Cómo me mirabas cuando discutía con mi madre.

Aquella frase hizo que Yeosang se sonrojara y desviara la mirada mientras sus brazos se cruzaban.

—Igual que ese día de la feria...— Molestó el más alto, disfrutando de como su pareja se ponía nerviosa. —¿Te gusta cuando me enojo?

—¡No lo puedo evitar! Aún conservo esa parte de mi que disfruta eso, no es mi culpa, ya déjalo.

El pelinegro sólo escuchó una risa por parte del chico frente a él antes de que se escuchara la voz de la madre de éste mismo anunciar la comida.

—No pasa nada, tu también eres lindo cuando te molestas.— Mencionó el moreno antes de simplemente salir de su habitación, dejando a Yeosang sonrojado y nervioso.

Sin embargo no tardó mucho en seguirle el paso y reunirse con los Park en el comedor. Ahí las cosas aún eran incómodas pero ya no tensas, se habían puesto al corriente con las cosas en sus vidas y fue así como el Seonghwa descubrió que su madre había estado yendo a terapia, cosa que lo alegró mucho.

—Y... ¿dónde se conocieron?— Preguntó la mujer, sembrando caos en la cabeza de ambos.

—En la facultad... lo vi... por ahí.— Mencionó un nervioso Seonghwa haciendo reír a su madre.

—No habla mucho ¿cierto?— Preguntó refiriéndose a Yeosang.

—Sólo es tímido.

Y con ese comentario dejaron el tema, cada vez había más fluidez aunque aún podía sentir el resentimiento en Seonghwa.

Sin embargo el verdadero problema es que Yeosang ya había terminado su plato mientras el resto aún le faltaba.

—Uh, también come bastante, así que sería bueno si le pudieras servir un poco más, por favor.— Habló el rubio, ganándose una mirada de odio por parte de su novio.

—Oh claro, me hubieras dicho antes.— Se dirigió al pelinegro quien sólo sonrió. —Necesitas comer, estás muy flaquito.

De nuevo, sentía que su poder de intimidar se desvanecía con cada paso que daba en la tierra.

—¿En serio habla? ¿No es mudo?— Un susurro que lamentablemente fue audible para Yeosang se escuchó.

—¡Mamá!

.
.

Después de que el más bajo tratara de ayudar a su novio a lavar los trastes provocando que terminaran quitando jabón de la cocina entera, ambos se cambiaron a sus pijamas e invadieron la sala mientras la madre del más alto dormía.

—Cuando mi madre estaba de buen humor, me dejaba desvelarme viendo películas.

Explicó el rubio mientras colocaba el bowl de palomitas en la mesa y se sentaba al lado del más pequeño mientras abrazaba sus hombros.

—¿Qué quieres ver?— Mencionó mientras pasaba el catálogo con el control remoto.

—Uh... nunca he visto una película...— Recordó algo apenado el pelinegro.

—¡Oh! Es cierto, lo siento, entonces, veamos esta, es un clásico.

Y Seonghwa cometió el error de ponerle Titanic al mayor.

No sólo reaccionaba de una manera preocupante, porque parecía que estaba viviendo la película, sino que había comenzado a llorar desconsoladamente cuando se acercaba el final.

Empatía, Yeosang había desbloqueado completamente la empatía.

—¿Estás bien?— Preguntó un preocupado Seonghwa sólo para ser ignorado por aquel chico que abrazaba la almohada como si lo fuera a salvar de algo.

Cuando los créditos comenzaron a correr, ambos se mantuvieron en silencio a excepción de los sollozos del más bajo.

—Y... ¿Qué te pareció?— Mencionó temeroso el rubio, quien no tuvo tiempo de reaccionar antes de sentir el peso del cuerpo de Yeosang y los brazos de éste mismo sobre él.

—Te amo.— Mencionó el pelinegro contra el pecho del más grande, quien quedó estático por unos segundos hasta que una sonrisa invadió su rostro y sus brazos correspondieron el abrazo del pálido.

—Yo también.— Susurró el rubio antes de separarse y mirar a aquel con ojos cristalizados.

No tardó mucho en comenzar a besar al contrario y acariciar por debajo de su camisa de dormir a lo que este respondió con sus manos en el cabello ajeno.

—Mi madre está durmiendo... no es buena idea.— Mencionó Seonghwa una vez los labios del pelinegro se acercaban peligrosamente a su cuello.

El más bajo se separó sólo para mirar al rubio.
—Precisamente, no he llegado hasta aquí por muy buenas ideas.

Y eso fue lo suficientemente bueno para hacer que el rubio volviera a besar los labios del pálido mientras comenzaba a retirar su propia camisa.

coldest winter - seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora