𝖚𝖓𝖙𝖎𝖙𝖑𝖊𝖉 #21

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Después de aquel encuentro, la pareja se dedicó a caminar por la playa, cada vez la temperatura parecía disminuir más y las calles se adornaban con luces y colores cálidos.

Ninguno decía nada pero aún así sus manos permanecían entrelazadas y por parte de Yeosang su mente no abandonaba la idea de que quizás sería su último día con el rubio.

Cuando el pelinegro recobró la conciencia de que seguían caminando, ambos se encontraban en una tienda pequeña de regalos y antigüedades. De nuevo, sólo hizo falta una mirada compartida para que entraran a aquel lugar.

—Mañana es Navidad.—Comentó Seonghwa, sus manos se habían abandonado ya que las del más alto inspeccionaban algunos objetos en exposición.

—¿No deberías regresar con tu madre?— Aquel pálido trató de disimular el nudo en la garganta que le provocaba pensar en "mañana".

Se escuchó un suspiro por parte del moreno antes de que ambos se movieran por los estantes.

—Aún no me siento cómodo con ella, prefiero estar contigo, te conozco mejor y tu no me has roto el corazón.

"Aún" Pensó Yeosang y forzó una sonrisa al mayor.

Después de haber regresado al silencio por unos minutos, notó como Seonghwa llevaba algo a la caja y pagaba sólo para guardarlo de inmediato en su bolsillo.

—Encontré un bar cerca de acá, pensaba que podríamos ir ahí por la noche ¿qué te parece?

Yeosang sólo pudo decir que sí.

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Después de pasar su mañana recorriendo todo el poblado, regresaron a aquella habitación a ducharse y "arreglarse" con las pocas prendas que había sugerido Seonghwa llevasen.

Yeosang no sabía nada sobre bares o estar ebrio a parte de lo obvio como que provocaba muchas muertes al año y convertía a los humanos en seres más inútiles, si es que podía decirle así. De todos modos no quería hacer algo más que no fuera complacer a su novio esa noche, se lo debía y quería verlo sonreír.

Una última vez.

Aquel lugar de mala muerte en realidad estaba bastante bien decorado y a falta de gente, quizás porque la mayoría la pasaba con sus familiares, así que sólo se sentía un aura de nostalgia y olvido ahí, sin embargo eso no detuvo a Seonghwa de sonreír y conseguirles una mesa.

—Hace mucho tiempo no bebía... mis amigos usualmente lo hacen pero al entrar a estudiar ya no pude frecuentar tanto como antes.— Sonrió un poco triste y miró al chico frente a él, de repente su expresión cambió por completo. —¡No lo malinterpretes! No es que adore tomar, sólo... me gusta venir a pasarla bien, si me preguntas, prefiero el baile sobre la bebida, quizás extrañaba la combinación de ambos.

De nuevo, Yeosang sólo sonrió y esperó a que el mayor trajera lo que fuera que quería tomar.

—Espero que no te moleste, no te pregunté qué bebes usualmente, lo siento.— El más alto comenzó a abrir unas botellas que podía identificar como cerveza.

—En realidad... nunca he bebido.

Ambos se miraron, uno confundido e incrédulo y el otro sólo en blanco, quizás apenado.

—¿Por qué aceptaste? ¿Estás incómodo aquí? Nos podemos ir si quieres...

El pálido tomó las manos de su pareja deteniendo su discurso.

—Escúchame, dije que sí porque quiero que hagas lo que te gusta. Estaré bien, sólo divirtamonos ¿sí?— El contrario sólo suspiró y asintió, entregándole una botella, no sin antes decirle que estaba bien si no le gustaba. —Además, no puede ser tan malo.

Yeosang se equivocó, era malo, bastante.

Al principio no le había gustado aquel sabor tan raro y... ¿fuerte? pero el ver al chico frente a él pasárselas como si fueran botellas de jugo le dijo que debía darles una oportunidad. Así fue como terminó su primera, Seonghwa cortésmente y un poco sonrosado le ofreció la segunda y pensó que quizás no era tan malo.

La música subió poco a poco de volumen mientras la hora pasaba, algunos habían comenzado a llenar la pista de baile y aunque no estuviera totalmente vacío, sí se sentía la falta de una multitud.

—¿Bailas?— El rubio quien aún se veía en juicio preguntó.

—Por tí, hasta recitaría poesía.— Contestó el pelinegro, arrastrando más palabras de las que debería.

La realidad era que había terminado otro par de botellas o quizás más, sin embargo había subestimado su poca resistencia al alcohol, resistencia que claramente no sabía que no poseía. Así que cuando trató de levantarse, el más alto sólo atinó a atraparlo antes de que su cara tocará el piso y cómo no, esto resultó gracioso para el pálido.

Una vez llegaron a aquella "pista" que en realidad sólo era el lugar que el bar había designado para el baile, el más bajo abrazó los hombros del rubio, sintiendo cómo este comenzaba a moverse y debía admitir que lo hacía muy bien, él no tenía idea de qué hacer así que sólo se balanceaba con él, pero no importaba, realmente ya no estaba pensando en otra cosa que no fuera lo bien que se sentía estar tan cerca de Seonghwa.

Y esa noche, aunque Yeosang se lo propusiera, no podría recordar ni la canción que sonaba en ese momento, tampoco cómo habían regresado a su habitación de hotel, ni siquiera como alguno de los dos había logrado abrir la puerta o cómo es que ambos quedaron totalmente rendidos en su cama como si el simple hecho de haberse recostado hubiera provocado que ambos quedaran dormidos.

Solamente aquella jaqueca podía explicar todo lo que había pasado esa noche y a pesar de que la simple acción de permanecer en la misma cama con el rubio lo hacía sentir bien, no podía ignorar el hecho de que el reloj ahora marcaba las 3 de la mañana.

Su tiempo había terminado, ese mismo día se regresaba a casa.

coldest winter - seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora