Los Stewart

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Nuestra relación iba viento en popa, la mayoría en el instituto ya se habían acostumbrado a vernos juntos, en mi casa, mis padres estaban felices de verme contenta y Niels estaba siempre allí, prácticamente lo habíamos adoptado.

Cuando queríamos tener nuestros encuentros sexuales quedábamos en su casa. Él me había enseñado tanto en el sexo que me había vuelto una adicta a su cuerpo, cada vez quería experimentar más cosas con él.

Habían pasado varios meses, desde que empezamos toda aquella aventura y no me arrepentía de nada. Empezaron los exámenes finales y todo el mundo quería aprobar para poder graduarnos e ir a una buena universidad.

Aunque algunos compañeros harían una formación profesional, Niels tenía claro que quería ser abogado y yo quería estudiar Negocios Internacionales.

Un viernes por la tarde decidimos ir a su casa para tener intimidad, como lo hacíamos cada fin de semana, eran nuestras escapadas, pero ese día todo cambiaría, ya que después de hacerlo nos pusimos a ver una película en su habitación.

Tocaron la puerta y se escuchó la voz de una mujer diciendo...

—¡Niels, hijo! ¿Puedo pasar?

Noté a Niels un poco tenso y fue a abrir la puerta.

—¿Mamá? ¿Qué pasa?

En todo este tiempo que hemos estado saliendo, sus padres estaban ausentes los fines de semana, ya fuese por viaje o reuniones.

—¡Hola! Hemos llegado de viaje y pasaba a verte.

Ella miró hacia dentro y me vio sentada en el puf...

Niels se dio cuenta y abrió más la puerta, había visto a su madre esa vez que vine a limpiar los cristales, pero prácticamente había cerrado el trato con mi madre, conmigo no hubo contacto. Era una mujer muy guapa, Niels tenía los ojos de ella.

—Ella es Jess... Mi novia.

Su madre lo miró sorprendida, me volvió a mirar y yo me levanté a darle la mano.

—Ella es mi madre, Jess va al instituto conmigo.

Su madre se quedó mirándome como si me conociera y obviamente me conocía.

—¡Encantada, Jess! ¿Nos conocemos de algún sitio?

La miré y con total naturalidad le dije...

—Quizás, cuando vine hace ya más de medio año con mi madre a limpiar los cristales.

Posó su mirada en mí y preguntó:

—¿Los cristales?

—Sí, mi madre trabaja en el área de limpieza y algunas veces me pide ayuda.

Su rostro cambió al instante y sus ojos me fulminaron para abrir su boca con desdén...

—¿Esto es una broma, Niels? ¿Estás saliendo con la hija de la chacha?

Su manera hiriente de hacer esa pregunta me dolió en lo más profundo de mí. Pero no por eso, me intimidaría.

—Señora, con todo mi respeto. Mi madre siempre ha trabajado honradamente.

—Ah, ¿sí? Y ¿tú? ¿Cómo trabajas? ¿Acostándote con mi hijo?

Yo me quedé atónita, me estaba insultando sin ni siquiera conocerme. Niels fulminó con la mirada a su madre.

—Niels, ¿es que te has vuelto loco? ¿Una inmigrante? ¡Madre mía!

Notaba la confusión de Niels hacia su madre, pero también rabia en su voz.

Dos Polos Opuestos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora