Las respuestas

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Decidí salir de allí y regresar a mi hotel, había bebido mucho y podía terminar haciendo una estupidez, así que mientras iba por el pasillo, buscaba en mi bolso el teléfono para llamar un taxi, cuando sentí un tirón en el brazo hacia una sala pequeña.

—¿Huyes otra vez? Pensé que te lo estabas pasando bien con mi hermano.

Todo pasó tan rápido que me quedé atónita al tener a Niels delante.

—¿Qué? Pero ¡¿de qué vas?!

—De que voy ¿yo? ¿De qué vas tú con mi hermano?

—A ver, Niels, en primer lugar, no tengo por qué darte explicaciones. Y en segundo lugar... No sabía que Mike era tu hermano hasta hace diez minutos que me ha dicho su apellido. Y ¡sí! Huyo porque no quiero saber nada de ningún Stewart.

—¿Tan malos recuerdos tienes conmigo? —Lo miré sorprendida por su pregunta, había bajado el tono de su voz.

—No, ¡joder! Sabes que no, Niels, es complicado, hay muchas cosas que... —Y callé.

—¿Qué cosas? ¡Jess! A mí me gustaría explicarte todo, ¿quieres que te lleve a tu hotel?

—A tu novia no creo que le haga mucha gracia que la dejes aquí.

Me miró con confusión en su rostro.

—¿Qué novia? ¿Lo dices por Liz?

Asentí con la cabeza. Niels sonrió de lado.

—¡Jess! Liz no es mi novia. —Me quedé con cara de tonta mirándole...

—Vale, vamos al hotel, creo que yo también necesito explicarte mucho.

Salimos del lugar en el coche de Niels, un Chevy-Camaro deportivo.

Llegamos enseguida al hotel, yo estaba bastante mareada, entre la bebida y la velocidad..., nos mantuvimos callados dentro del coche.

Entramos a mi habitación, me senté en el sofá quitándome los tacones, no me sentía muy bien.

—¡Jess! ¿Estás bien? —preguntó Niels observando cada uno de mis movimientos.

—No, creo que he bebido demasiado.

Me estiré para estar más cómoda y el vestido se subió más de la cuenta, dejando al descubierto mis piernas.

Para Niels eso no pasó desapercibido, miró mis piernas y noté cómo su mirada subía por el resto de mi cuerpo hasta llegar a mis ojos.

Sentir sus ojos admirándome hizo que me sonrojara. Tenerlo aquí, tan cerca a mí, todavía no me lo creía.

—¿Quieres agua? —preguntó él.

—Sí, por favor.

Abrió una nevera pequeña que tenía cerca del sofá y me dio una botella de agua fresca.

Me la bebí entera prácticamente, estaba sedienta. Mientras, él no me quitaba ojo de encima.

El agua me sentó de maravilla, me sentí mejor al beberla.

Niels se sentó a mi lado, creo que como a mí, le pasaban miles de cosas por la cabeza.

—Creo que ya me encuentro mejor. —Sonreí tímidamente juntando mis labios.

Me miró fijamente, eso me derretía y provocó en mí, miles de sensaciones en cada centímetro de mi cuerpo.

—Jess, sigues siendo una preciosura...

Estiró su mano y acarició mi mejilla con su pulgar. Ese mínimo contacto hizo que mi corazón se acelerara y una corriente de electricidad me recorriera desde la cabeza hasta los pies.

Dos Polos Opuestos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora