Dos de Enero

1K 123 118
                                    

Uno nunca se imagina como será tu día ideal, normalmente disfrutas del momento y según las circunstancias vividas decides que ese día fue perfecto.

Hoy era el día de nuestra boda y en mi mente todo tenía que ser como se había hablado y planeado, los organizadores no dejaron ningún detalle fuera de lugar, por lo tanto, si todo salía bien este sería mi día perfecto.

Tenía la casa hecha un desastre, mi madre daba vueltas con el tema de su ropa y las cosas de papá.

Mi cabello fue lo que más estaban tardando en arreglar, era un recogido de boda con una diadema blanca muy fina, pero tenía pequeños brillantes de una punta a otra, esos detalles coincidían con los de mi vestido, después vino la maquilladora que se tomó también su tiempo, al verme en el espejo sonreí, me veía muy guapa, nunca me habían maquillado tanto y aluciné porque estaba radiante.

Una asistenta de la propia organizadora de eventos me llevó el vestido a la habitación, de esa manera nadie me vería, solo los organizadores, ella cuándo me vio maquillada y el vestido puesto, soltó...

—¡Wow, estás guapísima! Cuando te vean van a alucinar.

Agradecí y sonreí...

Me miré en el espejo y parecía un sueño todo... El vestido era blanco con unas piedras brillantes en la parte de arriba, pegado de la cintura hasta la parte baja que hacía lucir mis curvas, la parte de abajo se iba abriendo hasta llegar a la cola.

Con la ayuda de la asistenta bajamos las escaleras y cuando mi madre me vio se llevó las manos a la boca y dijo:

—Jess, mi niña, ¡qué hermosa estás!

Me dio un pequeño abrazo y se emocionó...

—Hey, no llores ahora, mamá, que yo también me pondré a llorar y el maquillaje se va a ir al traste.

Le sonreí y vi lo hermosa que también estaba ella.

—¡Tú también estás guapísima!

Mi padre se acercó y nos dio un pequeño abrazo...

—Mis dos mujeres favoritas, estás impresionante, mi Jess...

—¡Pues anda que tú!

Él estaba guapísimo también y además me llevaría al altar, cogida de su brazo, que me daba una seguridad absoluta.

Yo tenía una sonrisa infinita, me sentía más que feliz, es difícil de describir la sensación, solo el que lo está viviendo, lo puede saber.

Mi coche nos esperaba fuera, estaba totalmente decorado, era un flamante Rolls Royce negro descapotable, mi padre y yo nos subimos, nos llevaría un chófer a la ceremonia.

Estaba muy nerviosa, mi padre me cogía de la mano...

—¡Estás temblando, hija!

Empecé a tomar aire lentamente para poder tranquilizarme.

—Una no se casa todos los días y sé que tendré todas las miradas en mí, no puedo evitar sentir nervios.

Nuestra boda se celebraría en unos jardines botánicos tropicales que tenían vistas a un hermoso lago, el sitio era mágico tenía unos caminos serpenteantes, sombreados por unas palmeras majestuosas, que daban paso a un hermoso lago con césped verde y orquídeas preciosas.

La ceremonia se haría cerca del lago, donde había un altar con un gran arco decorado con rosas de diferentes colores y tonalidades.

Ahí estaríamos nosotros dos más la persona que nos casaba, detrás obviamente estarían los invitados.

Dos Polos Opuestos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora