La lista

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Niels

Estuve con Liz como una hora y media preguntándole muchas cosas más y sobre todo por su fianza, me parecía muy injusto que ella estuviera metida aquí y mi madre estuviera fuera, ya que ambas tendrían un juicio que aclararía todo esto, entonces, le pregunté:

—¿Alguien te puede pagar la fianza?

—Conozco un socio de mi padre, pero vive en Nueva York y no tengo su número y yo misma no puedo.

—¿Quién es tu abogado?

—Me iban a mandar uno de oficio, ¡yo no sé a quién llamar!

—Liz, tu abogado podría pagarte la fianza, obviamente, tú después le devuelves el dinero si lo tienes.

—¡Niels! ¿Podrías tú pagarme la fianza? Y yo te devuelvo el dinero tan pronto salga de aquí.

No me parecía mala idea, me quedé pensando, ¿por qué no? Pensé.

Sentí mucha empatía con ella por los recuerdos que teníamos de nuestros padres asesinados.

—Está bien, ¡lo haré!

Ella me miró sorprendida.

—¡Niels! Te prometo que demostraré que yo no fui la que mató a mi padre, teníamos nuestros problemas cómo cualquier familia, pero ¡lo amaba!

Esto sería una bomba de relojería cuándo supieran que le había pagado la fianza a una de las sospechosas que acusaba a mi madre, pero no era justo que Liz no tuviera la misma oportunidad que mamá.

Llegamos a casa de Dylan con un Derek bastante mosqueado por lo de la fianza, no lo entendía. Quizás porque mi madre y su madre son amigas de la infancia, no me daba la gana de darle explicaciones a él, en todo caso a la única que se las daría sería a Jess.

Salió Dylan y nos dimos un fuerte abrazo, lo consideraba un hermano, saludé a Maggi y a Jess le di un beso efusivo.

Estaban preparando una barbacoa en el jardín, cenaríamos allí, ya que insistió Dylan. Yo realmente quería hablar con Jess, pero quizás no era el momento.

Dylan me llevó a un lado y empezó a decirme que estaba conmigo que contáramos con él para lo que fuera.

—Niels, mi padre atendió a tu madre en la farmacia y me dijo que ella había ido por pastillas para su marido.

—Sí, mamá me dijo que había visto a tu padre y él era un testigo.

—Dylan, tengo que explicarte muchas cosas, pero primero quiero hablar con Jess.

Me miró intrigado, justo en ese momento tocaron el timbre.

Entro un Mike muy cabreado, vino directo a mí y me dio un puñetazo en el rostro e insultándome.

—¿Eres imbécil o qué? ¿Por qué le has pagado la fianza? Niels... ¡Responde! ¡Maldito idiota!

Me daba igual el puñetazo de mi hermano, busqué con la mirada a Jess, ella me miró sorprendida por lo que acababa de decir Mike y expectante a lo que yo tenía que decir.

—¡Jess! Te lo iba a decir cuando estuviéramos solos...

—¿Y a mí? ¿Cuándo lo ibas a decir? Ehhh, ¡traidor! ¡Que eres un puto traidor!

—¡Mis razones he tenido! ¿Vale?

—¿Por la discusión que tuviste con mamá? ¿Esa es tu venganza, Niels? O ¿por qué Liz la chupa bien?

Cuando soltó eso Jess se retiró de allí a toda prisa, Maggi fue detrás de ella.

—Mike, no me parece bien que una, disfrute de la fianza y la otra no, al menos debería ser todo más justo.

Dos Polos Opuestos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora