Capítulo Trece

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Odió la monotonía, por muchos años lo hizo

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Odió la monotonía, por muchos años lo hizo. Pero en un cerrar de ojos asimilo que nunca dejo de vivirla; que toda su vida estaba profundamente marcada por la invariabilidad. Y aquel nunca fue su plan, nunca quiso aquello, pero ahora parecía no querer abandonar esa monotonía que lo sujetaba en mente y alma... Sin embargo, no sentía disgusto, ni miedo y menos remordimiento. Tal vez en realidad era adicto a ella, porque cada vez que aspiraba su aroma y llenaba sus pulmones como si fuera el aire que necesitaba para vivir, SeokJin creía que su monotonía se había convertido en una variedad. Tan compleja, confusa y adictiva. Una droga que no podía abandonar.

Y SeokJin no sabía que desear tanto transformar su vida en una eternidad de ensueño le dejaría un sabor tan amargo cuando despertara del encantamiento, aquel en donde las manecillas del reloj no corrían, y volviera a la realidad en donde el tiempo era lineal.

SeokJin anhelaba muchas cosas... Así como anhelo volver el tiempo atrás, porque tal vez, se habría dicho a sí mismo que la eternidad era una existencia sin tiempo y en los bucles el tiempo no transcurría de manera lineal.

● ● ●

SeokJin se miró al espejo y mordió su labio inferior, tratando de contener la sonrisa que se abría paso. Suspiro para calmar sus náuseas causadas por los nervios y su estado.

Se veía bien. Él lo hacía, porque nunca necesito de tanto para verse lindo, y el cabello un poco ondulado hacía resaltar sus mejillas y verse diferente. No era para tanto, pero aun así deseaba verse mejor porque era un día especial.

Miro el cielo, el cual ya estaba oscureciendo y volvió a tomar la carta que el alfa había dejado esa mañana sobre la mesa. Jin quiso reír porque NamJoon parecía estar siendo muy serio con su sorpresa, pero aquello no hacía más que entusiasmarlo y sacar una parte de él que le hacía sentir vergüenza.

Se colocó sus zapatos sabiendo que no los usaría por mucho tiempo y salió de la casa estando seguro de que el alfa ya estaba esperándolo en la colina. Solo le llevo unos minutos llegar, porque gracias a la emoción había terminado corriendo como un niño hacía el lugar, solo parando en donde NamJoon podía verlo para empezar a caminar con normalidad.

SeokJin lo vio e inevitablemente sonrió dejando escapar un suspiro al notar que no fue el único que había invertido tiempo en su aspecto para verse mejor por la ocasión.

—¡Hey, chico de la colina! —Grito con diversión, llamando la atención del alfa. NamJoon se giró de inmediato y lo miro con sorpresa— ¡Sí, tú mismo! ¡Espero tengas una buena razón para citarme aquí!

—Créeme que la tengo... —el alfa sonrió al ver como SeokJin se acercaba a la colina con una gran sonrisa en los labios, una que iluminaba hasta los espacios más recónditos y oscuros de su alma.

NamJoon sabía que había algo diferente a lo usual en el omega, algo que lo tenía brillando como las mismísimas estrellas desde unos días atrás. Pero Jin siempre aseguraba que su felicidad era a causa de la tranquilidad en la cual se mantenían y porque faltaban pocos días para saber cuál era la sorpresa que él había preparado.

Diferentes Ideales |NamJin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora