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SeokJin observó a su cachorra mirar las linternas flotantes con mucho entusiasmo. Al mirarla, su corazón siempre se sentía cálido al ver como los orbes avellanas de la niña brillaban de emoción.
Después de lanzar sus linternas, él también se sentía bastante contento y tranquilo; cuando estaban de esa forma, realmente deseaba que sus días siguieran siendo igual de pacíficos y cálidos. Miro a su alrededor y vio un puesto de pasteles de luna a unos pocos metros. Inmediatamente recordó que todavía debía comprarle unos cuantos a Yon por su cumpleaños y para llevar a casa.
Él sonrió con suavidad y dijo: —Iré a comprar pasteles de luna antes que se acaben, ¿quieres venir conmigo?
SeokJin sabía que la niña no se iba a querer mover de donde estaba por el momento. Pero, de todas formas, siempre prefería tenerla a su lado para cuidarla.
Al escuchar su pregunta, Yon giró el rostro para mirarlo. Y al ver su expresión, SeokJin ya suponía lo que ella estaba a punto de responder. Al final, Yon dijo: —Quiero seguir viendo las linternas brillantes.
SeokJin suspiró porque era justo lo que esperaba que ella dijera. No quería dejarla sola, pero Yon estaba en un lugar donde él podía vigilarla, así que dijo: —Está bien... No te muevas de aquí, voy a formarme en la fila. Te estaré mirando.
Yon asintió y luego se dio la vuelta para continuar viendo a las personas lanzar sus lámparas y pedir sus deseos. SeokJin la miro de reojo por algunos segundos antes de dirigirse a comprar los pasteles de luna. Cuando estuvo en la fila, él inmediatamente giro el rostro para ver a la niña.
SeokJin no quería apartar los ojos de ella. Pero la calle estaba muy abarrotada de personas y había pocos espacios en donde no había casi gente, así que a él le empezó a costar un poco verla cuando la fila avanzó. Cuando Yon giraba el rostro para mirarlo, él sonreía y agitaba su mano en forma de saludo. Ella se veía muy feliz...
—¡Dije que me sueltes!
SeokJin giró el rostro hacia dónde provenía el grito. A unos metros de él, vio como un hombre y una joven mujer parecían estar discutiendo. No sería la primera discusión o pelea en un festival como ese, pero a SeokJin realmente le molesto ver que la mujer solo era una joven muchacha de menos de veinte años, mientras que el hombre era una persona bastante mayor.
—¡Te dije que vengas conmigo!
Escuchando la discusión más detenidamente y viendo la escena, SeokJin podía suponer lo que estaba sucediendo: la muchacha era una omega bonita y esbelta, en la primavera de su juventud, y él hombre era mucho más mayor que ella. Él parecía estar forzándola a ir alguna parte junto con él. Observar algo así, causaba que la sangre en sus venas hirviera de la rabia y le dieran arcadas; SeokJin repudiaba ver a una persona mayor acosar o abusar de personas mucho más jóvenes.
Sin embargo, su impotencia le causaba un gran nudo en la garganta. Él solo podía mirar, tenía sus manos atadas en ese momento y no podía hacer nada para ayudarla; si hacía un movimiento llamativo todos los ojos caerían en él, y llamaría la atención de las transeúntes que eran originarios del pueblo y los centinelas que hacían guardia en cada esquina.
