Capítulo Dieciocho

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—Había una vez, en un pequeño pueblo, un niño omega: él era el más valiente de su clase

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—Había una vez, en un pequeño pueblo, un niño omega: él era el más valiente de su clase. Le gustaba defender y ayudar a los omegas desfavorecidos cuando lo necesitaban, pero sus formas nunca fueron del agrado de los mayores, por lo mismo, fue acusado a temprana edad de ser problemático innumerables veces, causando que su joven madre tuviera que pedir disculpas en su nombre en innumerables ocasiones.

» Al niño le costaba hacer amigos, porque todos los otros omegas pensaban que él era extraño, y si sus padres los veían jugando con él entonces los castigarían. Sin embargo, él siempre creyó que era a causa de su situación social por lo que nunca intento acercarse a los otros niños. Pero un día, él conoció a otro niño que se veía igual de solitario que él. Aquel niño era un alfa y siempre se sentaba en el bosque a tocar su violín. El omega pensó que su expresión era triste y melancólica, aquello lastimo su pequeño corazón. Pero era extraño y eso le gusto, por lo que decidió que sería su amigo cueste lo que cueste. Para sorpresa del pequeño omega, el otro niño no quería ser su amigo. Sin embargo, él nunca desistió y al final ambos se convirtieron en buenos amigos...

El omega nunca espero convertirse en amigo de un alfa... Pero, gracias a su amistad, ambos terminaron descubriendo que eran predestinados; una pareja enlazada por la luna y destinada a encontrarse siempre. No obstante, el destino no se los dejaría tan fácil porque quería probar la fuerza de su amor y colocó muchos obstáculos en sus caminos...

Ellos se distanciaron, crecieron y cambiaron. Un día, volvieron a reencontrarse y aquel amor inocente de la infancia resurgió y se convirtió en uno más pasional. Ambos lucharon por ser felices juntos y lograron vencer a todas las personas que no querían que estuvieran juntos. Ellos se fueron a vivir a una hermosa cabaña en el bosque y allí fueron felices juntos, por mucho, mucho tiempo.

Un día, les llego la gran noticia de que serían padres. Aquello les hizo incluso más felices que antes y ambos esperaron la primavera con entusiasmo. Pero antes de lo premeditado, su pequeño cachorro vino al mundo, y el omega lloro de felicidad cuando tuvo a su pequeño en los brazos. Y desde aquel día ambos fueron muy, muy felices... Fin.



—Acabo de contarte el mismo cuento tres veces... Ya tienes que dormirte —Soo suspiró mientras veía los ojos de ciervo de la inexpresiva niña. Ella lo miro por varios segundos, antes de negar con la cabeza y girar su rostro sin aparente emoción—. Pero si es tu cuento favorito, Yon-ah...

—No quiero dormir.

Soo se rindió y se cruzó de brazos con resignación mientras veía a la niña ignorarlo. Este pequeño relato era el cuento favorito de la cachorra; SeokJin lo había inventado para ella, pero Soo sabía la verdad que se ocultaba detrás de este relato que parecía ser insignificante o un cuento más para cualquiera. Sin embargo, él no podía decir nada al respecto.

Al final, se quedó tranquilo viendo a la pequeña. Él la conocía demasiado bien, por lo tanto, sabía que Yon se mantendría rehacía a dormirse, sin importar lo tarde que ya era, hasta que no viera a su padre llegar a casa.

Diferentes Ideales |NamJin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora