Capítulo Veinte

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Yon observaba con mucho entusiasmo las linternas flotantes que brillaban con un color dorado alzarse en el cielo y cubrir la noche oscura como innumerables luciérnagas bañadas en oro que se arremolinaban entre sí

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Yon observaba con mucho entusiasmo las linternas flotantes que brillaban con un color dorado alzarse en el cielo y cubrir la noche oscura como innumerables luciérnagas bañadas en oro que se arremolinaban entre sí. No era la primera vez que veía esta escena fantástica, pero la emoción nunca desaparecía de ella mientras miraba las luces desparecer o alzarse en el cielo nocturno bajo la luna llena.

A su lado, SeokJin sonrió con suavidad al verla tan feliz y dijo: —Iré a comprar pasteles de luna antes que se acaben, ¿quieres venir conmigo?

Al escuchar esto, Yon se giró a mirar a su padre y pareció sospesarlo. Al final, ella dijo: —Quiero seguir viendo las linternas brillantes.

Ella fue consciente de como su padre suspiraba, pero él al instante respondió: —Está bien... No te muevas de aquí, voy a formarme en la fila. Te estaré mirando.

Yon asintió y luego se dio la vuelta para continuar viendo a las personas lanzar sus lámparas y pedir sus deseos. No estaba segura de cuánto tiempo tardaría su padre, pero de vez en cuando ella se giraba y, a la distancia, podía ver a su papá formado en la fila viéndola. Cuando ella miraba hacia él, el omega sonreía y agitaba su mano.

Yon estaba bastante feliz y satisfecha, y creía firmemente que su papá también estaba alegre. Pensar esto, le daba tranquilidad y mucha más felicidad, porque ella había estado observando a escondidas el semblante triste de su padre en esos últimos días y no le gustaba verlo hacer esas extrañas y feas expresiones de miedo, preocupación o tristeza. Solo quería verlo feliz.

Yon estaba pensando detenidamente en esto, cuando a lo lejos en su campo de visión repentinamente apareció una singular linterna flotante. Esta era de un color plateado y rosa, ¡totalmente diferente a las que siempre veía! Yon nunca había visto una linterna flotante como esa y sus ojos se abrieron por la incredulidad y curiosidad que le causo.

Un brillo se asomó en sus pequeños ojos y sin pensarlo ella se puso de pie y comenzó a caminar hacia la luz plateada con rosa.

Esta extraña lámpara flotante todavía no había sido lanzada al aire y la persona que la llevaba empezó a alejarse. Yon frunció el ceño cuando se dio cuenta que esta persona caminaba bastante rápido, así que ella no tuvo más remedio que correr en la dirección en que la lámpara se alejaba si deseaba verla de cerca.

En la multitud de personas, una pequeña niña vestida con una túnica de color enebro corrió tropezando y metiéndose entre las personas con sus orbes avellana brillando de curiosidad.

Después de un tiempo, Yon se detuvo abruptamente; había muchas personas adultas y no podía correr con total libertad. De un momento a otro, la lámpara plateada con rosa había desaparecido de su vista también. Ella miro hacia todas las direcciones y lo único que veía eran personas y más personas caminando de un lugar otro. Repentinamente, Yon cayó en cuenta de que no sabía hacia donde corrió y ya no veía el lugar donde estuvo parada junto a su papá. ¡Ella ni siquiera sabía hacía por donde volver!

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