¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El corazón del omega latía desbocado mientras corría con celeridad entre los arboles del bosque, demasiado consciente de que sería muy tarde si no llegaba lo más rápido posible a esa cabaña.
Pero él solo era un omega, y ya no era tan joven como en el pasado, por lo que era más lento que antes. Sin embargo, gracias a la adrenalina que corría por su cuerpo en ese momento, cada paso que daba al correr estaba lleno de ímpetu.
Todo por el miedo a perder a su hijo de nuevo.
Soo cometió muchos errores en el pasado, pero después de aquel encuentro fortuito con NamJoon en la joyería, no pensaba desperdiciar la oportunidad que el destino le había dado para acercarse a su hijo de forma natural y tratar de emendar su falta como padre. Es por esto que no le importaba tener que arriesgar o entregar su vida para salvar a NamJoon y su felicidad. ¡No después de haber visto lo duro que el muchacho había trabajado para vivir feliz y pacíficamente con su destinado! ¡No después de saber que ellos serían padres!
Soo había vivido bastante tiempo en la oscuridad, y ya no volvería a soportar que SeungWoo arruinara la vida de su hijo, o que lo volviera a apartar de su lado, una vez más.
Él sabía acerca de los planes del hombre para esa noche, él escuchó los innumerables aullidos y vio el fuego empezar a arder en el pueblo vecino. Porque había estado siguiendo desde las sombras todas las acciones del alfa y ya era consciente de que este sabía el paradero de NamJoon y su pareja. Esa noche, por supuesto, no dejaría a NamJoon escapar. Después de descubrir esto, Soo no podía quedarse tranquilo, e inmediatamente dejo todo para ir a avisarle a NamJoon lo que estaba a punto de suceder.
¡Él incluso estaba dispuesto a contarle toda la verdad acerca de sí mismo!
Sin embargo, en la lejanía, él escucho un aullido lleno de rabia y dolor. Cuando capto esto, su corazón se hundió en su pecho y su respiración se detuvo por varios segundos.
Él... Él había llegado tarde. Otra vez.
Nuevamente, no pudo hacer nada por NamJoon.
Cuando se acercó sigilosamente para ver que estaba sucediendo, solo pudo contemplar con asombro como NamJoon empezaba a luchar con otros tres lobos, mientras que otros dos lobos alfas de alto nivel miraban tentativamente la pelea; esperando que NamJoon acabara con esos tres pequeños lobos para lanzarse sobre él y desgarrarlo juntos. También, había una mujer con una espada de plata en la mano, ella reía de forma enloquecida y esperaba la mejor oportunidad para clavar la espada en el lomo de la bestia enloquecida y sedienta de sangre en la que se había convertido NamJoon.
Soo quiso aullar de dolor al observar hasta qué punto había llegado NamJoon solo para proteger a la persona que amaba... Porque donde Soo estaba escondido, todavía había una brizna del aroma del omega encinta que había escapado lleno de angustia por esa dirección.
NamJoon ya no era NamJoon... En ese momento, él había perdido su consciencia humana para poder pelear él solo contra esos lobos y retenerlos. NamJoon ahora era solo una bestia de orbes color carmesí, así como la sangre de los lobos que estaba desgarrando en ese preciso momento.
