❈ | Capítulo 7: Jaque | ❈

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Un poco del playlist y una de las tantas canciones que encaja tan bien con la historia y lo que viene en el futuro...o eso espero.

I. Elspeth

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—A Aída, la mellada la sacó el merecer de Cyth Estefan porque tras que trajo bordados al punto, también puso unos paños y el hombre se encolerizó diciendo que asimismo Aída, la mellada traería telas poco a poco a su negocio, la acusó de bisoña por...

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—A Aída, la mellada la sacó el merecer de Cyth Estefan porque tras que trajo bordados al punto, también puso unos paños y el hombre se encolerizó diciendo que asimismo Aída, la mellada traería telas poco a poco a su negocio, la acusó de bisoña por siempre tener un menjunje y querer vender de todo lo que tenemos los demás. El otro día la vi yo con mis ojos propios cargando una caja de legumbres y la semana anterior juntó un montón de barriles; Máximo, ocho dedos le vacío la cerveza por toda la calle y hasta las flores del Semillero se embriagaron. ¡Y tienen razón!, demasiado soportamos aquí con los viajeros de Dirwyl pavoneando sus riquezas ¡ah, pero solo sueltan ousdias esos sátrapas sarnosos! Y vienen a comprar dizque "bagatelas de pordioseros", mire, malaje, pues váyase allá a comprar...

Entrelazo los dedos y apiño las manos, paciente a que la vieja Hvothe amontone sus escriños mientras se queja del comercio verbenero, y cómo se formó tremenda revuelta con algunos mercantes por la similitud entre sus mercancías y la competencia que esto ocasionará mañana durante el Festival de la Primavera. La vieja Hvothe extiende su enfado a los forasteros, una frustración que no logrará apaciguar y que solo entre otros comerciantes calmará, como si verdaderamente diría aquello a un viajero y desviándose de Aída, la mellada, hasta que trae un asunto que me espabila de la monotonía.

—Recibí una carta de la academia el otro día diciendo que no asistió, y donde remarcó sobre la ceremonia... ¿La Guardiana le habló de ello? La academia otorga la mayoría de edad una vez los aprendices cumplan con cierto grado de conocimiento...

—Sí, soy consciente, es solo que, la maestra es particularmente estricta. Solo fue un día, me sentí mal del estómago, supongo que los alimentos que colecto estaban infectados o quizás dañados.

—Oh, querida.

Las arrugas de la vejez se aglomeran en angustia por todo su rostro. Sonrío tímidamente, ocultando un hecho más tenebroso del que la vieja Hvothe podría imaginar, y aunque Stamb Sergast prometió ocuparse de la invasora de Sherlock Dondos, no deja de causarme intriga su venidera jugada taciturna.

El proclamado bélico y aprendiz legionario arribó a Astar al poco tiempo que Think Lebrancel me declarara públicamente como su hija y terminó inscrito en la misma academia; Anyalys le habló sobre mí sin duda, y desde entonces él se mantiene cerca para sonsacarme información de la Guardiana. Su odio hacia mi madre no es un secreto y según lo que muestra, le enorgullece divulgarlo. Su comportamiento no hace más que alimentar esa reputación preponderante suya que nadie sabe cómo se la ha ganado y de igual forma sus víctimas no se molestan en acatar sus palabras...como lo hice hace unos días cuando le narré el misterio de la muralla. Anyalys dijo que no importaba, que hice bien, que de todas maneras ella le iba a narrar el estridente de las tinieblas a Stamb Sergast y Katia se enfureció. Si bien estuve de acuerdo cuando la pecosa objetó con que Think Lebrancel es quien debería saberlo, también sé que ahora nos es el momento indicado para acarrear más desconfianza a su posición de Guardián.

Cánticos de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora