Capítulo 1: "Una Tarde Diferente"

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Narra Bo:

Estaba caminando por el bosque, una leve brisa elevaba mi pelo. Todo estaba en paz y armonía, una abeja pasó por delante mío, la seguí con la vista hasta que llegó a un panal. Me aleje un poco, no quería ser picado. De repente, escuché unos pasos, no estaban lejos. Fui a buscar la fuente del sonido, pasé por unos arbustos grandes, quitaba de mi camino las grandes hojas. Luego de eso, me encontré de frente a dos niños, se quedaron en shock al verme. No se movían, no hablaban. Intenté hablarles, presentarme, pero empezaron a retroceder. El de mayor estatura, dio un par de pasos hacia atrás. La niña que estaba detrás suyo, correspondió la secuencia. Suspire para relajarme un poco, me acerqué de manera calmada hacia ellos, sonreí un poco para tratar de crear confianza. Empezaron a disminuir la velocidad del retroceso, la más pequeña se detuvo y luego el mayor. Me arrodillé para acercarme a sus rostros, estaban sucios y sus expresiones faciales delataban miedo.

-Pobres niños, hola, mi nombre es Bo. ¿Cuáles son sus nombres?.

Parecieron no entender la pregunta. Intenté algo más simple.

-Mi nombre -me toque el pecho varias veces- Bo. No voy -me negué con los brazos- a lastimarlos.
-Hola, mi nombre es Leon -hablo finalmente el mayor- y esta es mi hermana Nita.

No lo podía creer, habló. Nos sentamos un rato a conversar, no me dieron mucha información acerca de cómo es que estaban allí, o donde estaban sus padres. Solo sabía sus nombres. Estaba oscureciendo, así que los invité a quedarse conmigo, les di un baño y ropa cómoda. Para el mayor, una campera de camaleón y para la más pequeña, un vestido y sombrero de oso.
De repente... negro, fueron unos instantes. Desperté, estaba en mi cama. Me incorporé, estiré y bostecé. No vi a nadie a mi alrededor, miré por la ventana, ya casi era hora de comer. Salí de mi cuarto para la cocina, no encontré a nadie, la misma suerte tuve en el resto de la casa. Fui a revisar las trampas, habían caído bastantes animales así que los llevé en la mano hasta casa. Estaba a punto de entrar hasta que noté que alguien me abrazaba la pierna

-¿Quien?...
-¡Nita! -gritó a todo pulmón-.
-Buenos días.

Se limitó apretarme un poco más la pierna y subirse a mi espalda. Puse todo sobre la mesa para empezar a cocinar, Nita me quiso ayudar así que la dejé, estábamos a punto de terminar cuando me invadió una duda.

-Nita... ¿Sabes dónde está Leon?.
-No -dijo mientras negaba con la cabeza-.
-Iré a buscarlo.

Dejé todo preparado, Nita puso la mesa. Salí de la casa y vi a Leon con su campera sucia.

-Leon -solo me miró- la comida ya casi está lista -asintió y se fue dentro-. Por Dios -suspiré- ¿que estoy haciendo mal?.

Luego de comer Nita y Leon insistieron en salir a caminar por ahí, les seguí la corriendo hasta que Leon desapareció.

-¡Leon! -grite algo desesperado- ¡Leon! -grite algo molesto-.

De un árbol cercano se tiro hacia Nita, los dos cayeron al suelo y rieron, los regañé un poco por desaparecer así sin más. Cundo estábamos a punto de dar la vuelta un sonido me tomó por sorpresa, era como si se partiera un palo, me di vuelta bruscamente. Nita y Leon salieron corriendo a esconderse como reflejo, el mayor le tapó la boca a la menor. Quiete de mi espalda mi arco, puse una flecha en la cuerda y la estiré; camine por la zona con extremo cuidado de no emitir sonido. Detrás de un árbol noté algo de movimiento, con desconfianza me acerqué.

-Vamos pedazo de... -se escuchó-.
-Quieto.

De un salto me puse enfrente de aquella persona, era un chico de piel morena, lentes y un chaleco por encima de una remera blanca.

-L-Lo siento -levantó ambas manos y se le cayó algo- mier...
-¿Quien eres? -tensé más el arco-.
-S-Soy Brock, yo yo, no iba a hacerles daño... lo juro -el objeto empezó a emitir sonidos raros-.
-¿Qué es eso?.
-Es mi reproductor de música, yo... ¿puedo levantarlo? -intentó agacharse-.
-Quieto ahí -se quedó petrificado- ¿es un arma?.
-Bueno... solo contra el aburrimiento -bromeó muerto de miedo- jaja... -soltó una risa nerviosa-.
-Bien, puedes tomarlo, solo no hagas nada estúpido.
-Gracias -se agachó y lo recogió- de verdad.
-Si si.
-¿Puedes bajar el arco y... podemos hablar esto como seres civilizados?.
-Voy a... -bajé el arco- dejar que te vayas.
-No eres de muchas palabras ¿eh?.
-No es gracioso -dije algo molesto-.
-Bueno, está bien -rio un poco- hasta mañana...

El chico salió algo apurado y asustado, Leon y Nita no estaban en el escondite de antes. Volví apresurado a casa a intentar buscarlos, me puse frente la puerta y la abrí. No noté que había una trampa, caí en ella, ahora estaba dado vuelta. Los niños salieron a ver qué pasaba.

-¿Enserio, tú? -dijo Nita-.
-Hasta el mejor falla alguna vez, ahora ayúdenme.

Me bajaron entre los dos de la trampa, luego los felicité por esconderla bien. Los calme poniéndolos a jugar, luego de unas horas, la tensión bajó por completo. Prepare la cena para los tres, los puse a dormir luego de eso con un beso en la frente. Me senté en el sillón recordando a... Brock.

-¿Cómo nos encontró? Creí que nos alejé bastante de la sociedad -dije para mí mismo-.






































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Amor Salvaje (CONCLUIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora