GOOD TIMES [TodoBaku] BNHA

37. Peligroso

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. • PElIGROSO •.

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—Vamos adentro, Shōto.

El chico se le quedo mirando, largos segundos sin moverse ni decir nada. Tan solo una mirada vacía. Al final el hombre tiene que ceder y se sienta a un lado de su hijo mientas la lluvia aún caía sobre ellos.

Endeavor trata de acercar el paraguas a su hijo, pero no quiere hacer ningún movimiento muy brusco, casi se siente tratando de acercarse a un animal herido. En cualquier momento podría atacarle o correr. Se toma unos segundos más y en una mano enciende sus llamas y acerca el fuego hacia el bicolor. Enji se quedó callado, esperando a que su hijo esté listo para hablar.

—No voy a volver a la U. A. —hablo entonces el chico, tenía la vista perdida en la nada.

—Lo sé.

—Tampoco puedo activar mi quirk. —siguió, ya importándole muy poco si después de eso Endeavor lo desechara como lo hizo con el resto de sus hermanos.

El mayor suspira. —Eso parece, pero...

—Tampoco me importa recuperarlo realmente. —le corta, antes de que Enji empiece a hacerse ideas y obsesionarse con encontrarle remedio.

Hubo otro largo silencio. Entonces Enji apago el fuego y se puso de pie.

—Necesitamos hablar. —dice sonando más firme. De pronto un brillo de determinación ilumina sus ojos.

Shōto levanta la vista, encontrándose con la impotente figura de su padre. Esa que siempre odio y que ahora era lo último que quería enfrentar. Aquella mirada, le inquietaba bastante, No quería lidiar con él ahora. De verdad le dolía la cabeza.

—Hoy no, viejo. —trato de sonar despectivo, como siempre era su tono cuando hablaba con su padre. Pero aquella vez su voz no pudo evitar salir cortada. Como un suplica. —Hoy no... —repitió cerrando los ojos, la cabeza le iba a estallar.

Definitivamente no quería lidiar ahora con su padre. No quería discutir. No quería más problemas. Solo quería dormir por un par de años, hasta que tenga fuerzas de enfrentar a la vida.

Sintió la pesada mano de Endeavor posarse en su hombro, y al abrir los ojos lo vio inclinado hacia él. Era la primera vez que recordaba verle directo a los ojos. Esos que siempre parecían arder y que tanto terror le causaban cuando era niño. Ahora estaban en calma. Azules y pacíficos. Casi podía confiar en él, casi.

—Prometo no molestarte más, pero escúchame ahora. —le pidió.

Shōto se sintió extraño, realmente extraño, nunca antes se habría imaginado en una situación así con su padre. Con Endeavor pidiendo algo, no ordenando. Y ahora que se veía con la opción de rechazarlo y tan solo marcharse, no lo hizo.