10. Tiempo compartido

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Bakugō llegó a su habitación y cerró la puerta de una fuerte patada. El impacto fue tan alto que tembló toda la habitación y dejo una pequeña grieta por encima del marco.

Pero es que el chico era de mecha corta. Y con todo lo que había pasado era un milagro que no haya explotado antes. Se aguanto hasta estar en su habitación para sacar toda su ira.

De verdad estaba molesto. No sólo molesto, peor. Estaba totalmente avergonzado.

Emoción más imbécil aquella.

Pero sí. Él, Katsuki Bakugō, el chico busca pleitos de la clase (y antes conocido por ser un total insensible), estaba totalmente rojo de vergüenza y rabia.

Dios...

¡Que incómodo había sido todo! Nunca antes se había sentido más sofocado. Con todos clavandole los ojos y juzgandolo.

Con toda aquella envolvente presión rodeándolo y apresandolo. Sí, justo así se sintió. Como una pequeña presa indefensa y expuesta. Cayó en algo que nunca antes había experimentado antes. El más puro pánico.

Aún sentía su corazón latiendo fuerte en su pecho. Aún sentía la cara caliente. Y más importante todavía, aún sentía las manos sudorosas y el pulso rápido.

El rubio se miró la manos, y le asaltaron unas enormes ganas de comenzar a explotarlo todo como loco.

Porque bien tenía la cantidad suficiente de nitroglicerina para explotar la habitación o planta entera.

Pero no lo haría, porque estaba en su habitación y obviamente todo lo que tenía a mano eran sus cosas. Y aún conservaba algo de autocontrol para desechar la idea y conservar la integridad de sus cosas.

Más bien, ahora mismo sí que deseaba estar en el cuarto de Deku. Y ahí sí desquitarse con todas las cosas absurdas de nerd que tenía Midoriya.

Y casi estaba por salir y cumplir aquel deseo tan vil, pero se detuvo al chocar con su imagen en el espejo.

Enseguida comenzó a quitarse toda aquella estúpida ropa. Recordando muy bien que eso fue el detonante de todas las declaraciones ridículas en la cocina.

GOOD TIMES [TodoBaku] BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora