La Clínica de la Mente era sin dudas un lugar curioso, Sam sentía que le recordaba a un hospital pero más alegre, debía ser por los colores o por cómo se sentía el ambiente, no estaba segura. El consultorio del Dr. Hale estaba en el séptimo piso y mientras Sam subía por el ascensor no podía evitar sentirse inquieta y no la ayudaba para nada que la señora a su lado no dejaba de verla con reproche. Era entendible puesto que no dejaba de mover la pierna derecha, pero eso era algo que Sam hacía de forma inconsciente y por tanto no lo notaba.
Finalmente las puertas se abrieron en el piso siete y ella salió tan rápidamente que su compañera de ascensor no pudo evitar tener la impresión de que era una chica algo ruda; si hubiera sabido que solo era su ansiedad tal vez hubiera sido más comprensiva. Camino por el pasillo leyendo todas las placas con los nombres de los psicólogos y se preguntó qué tipo de pacientes estarían atendiendo, tal vez algún psicópata asesino como Hannibal Lecter, eso sí sería interesante. Se detuvo enfrente de la puerta con la placa que decía "Dr. Daniel A. Hale, especialista en psicología clínica infantil y juvenil". Cruzo la puerta y se sentó en uno de los sillones en la pequeña sala de espera, se sentía algo ridícula esperando ser atendida por un doctor de niños aunque suponía que aun entraba en lo juvenil o eso esperaba. También se preguntaba que significa la A en su nombre, tal vez Alfred aunque decidió que no porque Daniel Alfred no sonaba bien, sus padres no le harían eso, o pudiera ser Anthony, si, Daniel Anthony sonaba mejor.
La voz de un chico la sobresalto y cuando puso atención vio a un joven de cabello rubio cenizo que le preguntaba algo, parecía como de 18.
—¿Tiene cita con el doctor?— Pregunto el joven educadamente.
—Si.
—Su nombre por favor.
—Samantha Sandoval.
—El doctor la atenderá en un momento.
Sam lo observa mientras se sienta en el escritorio enfrente de ella. No puede evitar que su mente encuentre la situación algo peculiar.
—¿Entonces eres su secretario?— Pregunta Sam divertida.
—No, soy su asistente.
—Su asistente eh— dice Sam—, así como Robin, el chico maravilla—. Se ríe.
—Sí, podría decirse, el doctor se parece algo a Batman.
Dice el joven encogiéndose de hombros con una media sonrisa.
En ese momento la puerta del consultorio se abre interrumpiéndolos y sobresaltando a Sam que ya estaba algo nerviosa, y era normal porque después de todo era su primera vez. El hombre que atravesó la puerta se acercó a ella.
—Señorita Sandoval, soy el Dr. Daniel Hale—. Dice extendiendo su mano—. Me da gusto que haya decidido venir.
Sam estrecha su mano y él le indica que pase al consultorio. Hasta ahora todo parece normal, eso la tranquiliza un poco.
—Tome asiento por favor. Así podemos comenzar.
Indica señalando un conjunto de sillones de colores. Sam se sienta y se toma unos segundos para observar su entorno. El consultorio de Dr. Hale no es para nada lo que esperaba. Es una habitación grande con un enorme ventanal en la pared del fondo, está muy iluminado y colorido. Los sillones en los que se encuentra están en uno de los lados de la habitación y del otro hay una mesa con cuatro sillas. Detrás de estos y frente al ventanal hay un escritorio y junto un estante con todo tipo de cosas, muñecos de acción, juguetes didácticos, libros, cómics, juegos de mesa, incluso videojuegos, algunas películas. Hay un tapete debajo de sus pies y una pantalla perfectamente ubicada enfrente de la salita donde están sentados. Decide que se siente bien ahí, le gusta.
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El Recetario del Amor
Romance"Él está de pie frente a mí, una de sus manos está apoyada en la pared a lado de mi cabeza y la otra en mi cintura, sus ojos no dejan los míos ni por un segundo y casi puedo sentir su aliento acariciando mi piel. Es como si temiera que escape de él...