CAPITULO 3. LA NO TAN FELIZ Y NO TAN FÁCIL HISTORIA DEL DR. HALE

146 12 2
                                    

SAM

El secreto de un buen eclair es que la pasta choux llegue al punto que debe llegar, no debe estar ni muy densa ni muy líquida. Y yo que nunca he sido una excelente repostera me siento satisfecha con el resultado mientras voy formando los eclairs con una manga pastelera y una duya de estrella francesa, la favorita de mi tía para estos pastelillos que también son franceses. Debo admitir que les da una vista muy mona. La verdadera prueba es en el horno, si se hornean bien entonces es un éxito y yo no le tengo miedo a triunfar.

—¿Entonces estas cosas deben esponjar y quedar huecas por dentro?

La voz de Axel me saca de mi concentración, él se ha pasado la mañana ayudándome en la repostería, al parecer sus citas en la clínica son hasta la tarde. Ahora mismo está pintando los eclairs con un huevo batido para que brillen, luego irán al horno. Lo haría yo pero es mejor mantenerlo ocupado.

—Sí, para poder rellenarlos con esa crema que deberías dejar de comer.

—Ningún pan queda así—. Dice incrédulo—. Seguro la receta está mal.

—No es el mismo tipo de masa, esta tiene mucho líquido, en el horno se evapora y voilá, queda un panecillo ligero y hueco.

—Ver para creer hermanita.

No puedo creer que este dudando de mí. Meto las bandejas al horno y luego lo pillo comiendo otra cucharada de mi crema pastelera. Ya sé que es deliciosa pero estoy segura de que eso afecta el negocio, los eclairs tendrán que llevar menos crema.

Sé que es algo peculiar pero me gusta observar el horno mientras las cosas están dentro. Hay algo muy emocionante cuando se esponja un pan o pastel. Es una de esas cosas que me gusta ver. Sé que Axel me está observando, para él esto debe ser lo más aburrido del mundo pero para mí es mágico. Volteo a mirarlo y tiene cara de querer decirme algo, la ha tenido toda la mañana.

—Vamos, ya dime lo que sea que quieras decir.

—¿Qué? No quiero decirte nada en particular—. Dice haciéndose el disimulado.

—Claro que si.— Lo apunto con mi dedo—. Tienes esa cara de quiero-decirte-algo-pero-te-vas-a-molestar.

—Bien, es solo que no me dijiste como te fue en la consulta con el Dr. Hale.

Se encoge de hombros como para restarle importancia, como si fuera una pregunta casual pero yo sé que en verdad le importa.

—Me fue bien, no es lo que esperaba pero supongo que si se siente bien está bien.

—¿Y crees que si pueda ayudarte?

—Creo que sí, puede intentarlo.

Hasta ahora su consejo de la liga estaba funcionando bastante bien, aunque no estaba segura de que el doctor pudiera hacer mucho más por mí. En mi mente ya he decidido dejar de ir a las consultas, tal vez iría a una o dos más, después de todo él es toda una visión y yo disfruto ver las cosas bellas.

—No seas obstinada Sam, él de verdad puede ayudarte, yo sé que sí.

—Tú de verdad lo admiras ¿no?

—Es bueno en lo que hace y no lo ha tenido fácil, por todo lo que ha pasado pero siguió adelante y mira como resulto.— Se encoge de hombros—. Es algo admirable, hay personas que echan a perder su vida por menos.

Ya que estábamos hablando de esto y como él solito había sacado el tema, no hacía ningún mal preguntar. La verdad no sé por qué pero el Dr. Hale ha despertado mucha curiosidad en mí.

El Recetario del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora