CAPITULO 2. ELLA DEFINITIVAMENTE NO ES UNA NIÑA

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DANIEL

Xander está leyendo. Xander siempre está leyendo. Esta tan concentrado en ese libro que no se da cuenta de que acabo de entrar, me pregunto de qué libro se trata. Algo clásico probablemente. Mi hermanito estudio literatura y da clases en una preparatoria. Es todo un nerd, bueno, lo sería si los nerds tuvieran tantas chicas rogando por un poco de su atención o por clases privadas, si entienden a lo que me refiero. Regresando al punto, no sería un buen hermano mayor si no aprovechara oportunidades como esta; me acerco silenciosamente por detrás, pongo mis manos en sus hombros y gritó en su oreja:

—¡Xander!

Él se sobresalta y tira su libro, me mira con cara de pocos amigos.

—Así que ya llegaste.

—Podría tener aquí medio día y no te hubieras dado cuenta.

Él se agacha a recoger su libro, creo que ha perdido la página y yo me siento en el sofá a su lado sintiéndome nada culpable.

—Por si no sabías, tengo que leer esto para la clase de mañana—. Dice y busca la página—. Será culpa tuya si hago el ridículo frente a mis alumnos.

—Si quieres conseguir una reacción de tus alumnos deberías conseguirte una esposa- digo guiñándole el ojo—, eso sí les dolería.

—Si no te conociera mejor —dice dando golpecitos con su dedo índice en su no rasurada barbilla— diría que estas celoso de mí suerte con las chicas.

—¿Celoso de tu suerte con las chicas menores de edad?— Digo pensativo y luego me respondo— Creo que no, en absoluto.

—Pensándolo bien hermano mayor— dice viendo hacia el techo, ignorándome—, no te va tan mal con las chicas.— Me apunta con el dedo—. Tienes a Penélope.

—Solo somos amigos.

—¿Pretendes que crea que cada vez que te quedas en su departamento...?

—Nunca me he quedado en su departamento.

—Okay— dice rodando los ojos— ¿Pretendes que crea que cada vez que pasas unas horas en su departamento de noche es para tejer y contar chismes de las vecinas?

—No, pretendo que no creas que eso significa algo más de lo que es.

—¿Y qué es?

—Sexo.

—Dicen que fortalece la amistad.— Levanta una ceja—. ¿Y ella sabe que no es más de lo que es?

Esta conversación me está cansando, Penélope sabe que no quiero una relación con ella, está más claro que el cielo. Me levanto del sofá y tomo mis cosas, tengo trabajo que hacer.

—Tengo trabajo, te veo luego—. Le digo.

—Daniel...

Me mira con una cara que dice algo como deja-de-huir-de-estas-conversaciones y yo solo ruedo mis ojos.

—Alexander...

Un par de horas y como 6 expedientes después decido tomar un descanso. Me quito los lentes y froto mis sienes. Cuando levanto la mirada mis ojos se encuentran con una foto de mis padres, ellos murieron hace 8 años en un accidente automovilístico; estaban en el lugar y momento equivocados, justo cuando un conductor de tráiler perdió el control. Xander y yo hemos estado solos desde entonces, nos hemos cuidado el uno al otro. Él se parece más a mamá, tiene su cabello castaño y su sonrisa y aunque ambos tenemos sus ojos azules, yo me parezco más a papá. Los extraño tanto, cada día. La vida puede ser tan injusta a veces. Me levanto y volteo la foto, no me gusta recordar, el dolor llega inevitablemente después de los recuerdos.

El Recetario del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora