Daniel
Han pasado unos días del accidente y dos cosas que me hacen muy feliz, la primera es que por fin estoy en casa y la segunda que Xander no ha querido hablar conmigo, aun. No voy a aferrarme a la esperanza de que no va a hacerlo porque sé que en cualquier momento va a sacar el tema.
Me llega un olor delicioso de la cocina. Sam ha estado aquí desde que me dieron de alta y antes estuvo todos los días en el hospital. Ojala pudiera recordar lo que dije esa noche, cada vez que lo menciono ella solo sonríe y dice que es mejor así. De repente suena el timbre.
—¡Yo abro!¡Yo abro!¡Yo abro!—. Grita Sam desde la cocina.
La veo pasar corriendo a mi lado y me señala.
—No te muevas de ahí, Dr. Hale.
—Puedo moverme solito.
—Claro, llegaras a la puerta en 5 horas—. Me mira desafiante—. Mejor abro yo.
Bien... Tal vez aun me cuesta un poco caminar y probablemente me cueste otras dos semanas pero ella no va a estar aquí todo el tiempo.
—¡Hola! Pasa, él está bien.
Escucho a Sam saludar a la persona que llegó pero no escucho lo que le responden, la verdad no me apetece recibir visitas, solo quiero estar con ella un rato.
—Entiendo, tienen mucho de qué hablar.
—Y agradecería que no te entrometieras.
Es Penélope ¿es normal que sienta un poco de miedo porque están juntas?
—¡Como crees! Me ofendes.
Dice Sam pero al menos se ve divertida, que raro es todo esto.
—No me importa—. Responde Pen.
—Ya lo sé—. Sam se encoge de hombros—. Voy a la cocina ¿quieres algo?
—No.
—Bien—. Sam se acerca a la escalera—¡Xander si ya saliste de bañarte no bajes!
Penélope rueda los ojos y Sam nos mira sonriendo como si supiera que la molestó, tal vez si sabía. Luego desaparece en la cocina y puedo escuchar que pone música bastante fuerte. Estoy agradecido por eso.
—¿Así que casi consigues matarte?—Dice Pen sentándose a mi lado.
—Casi, apuesto a que te hubiera divertido un poco.
— ¿Crees que soy tan mala Dany?
—Creo que ahí dentro—señalo su corazón—, estas muy enojada conmigo.
—Supongo que sí pero lo creas no, me da gusto que estes bien.
—Gracias.
—Y parece que te están cuidando bien.
—Podemos decir que si, la verdad Sam es muy regañona.
—Es todo una monada.
—Lo es—. La miro curioso— ¿Cuándo la conociste?
— ¿Qué te hace pensar que la conocí?
—Parece que ustedes tienen una clase de acuerdo implícito. Lo digo por la forma en que se comportaron.
—El psicólogo habla—. Sonríe genuinamente—. Te admiro Daniel.
—Pues gracias.
—La conocí el otro día en tu consultorio. Hablamos un rato, me dio unos consejos útiles.
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El Recetario del Amor
Storie d'amore"Él está de pie frente a mí, una de sus manos está apoyada en la pared a lado de mi cabeza y la otra en mi cintura, sus ojos no dejan los míos ni por un segundo y casi puedo sentir su aliento acariciando mi piel. Es como si temiera que escape de él...