dos extraños | c.r.o y cazzu

[8]

Julieta, cuatro años antes...

La alarma no paraba de sonar. Apreté fuerte mi almohada al escuchar como se repetía una y otra vez la misma canción de Canserbero. Levanté un poco mi brazo intentando encontrar mi celular y al hacerlo cancele la alarma. Maldigo el día que le pedí a mi mamá que me dejara ir al colegio en el turno mañana, todo con la excusa de tener la tarde libre. Ahora lo único que quería, era seguir durmiendo.

— ¡Julieta, vas a llegar tarde! — bufé al escuchar el tono elevado de mi mamá entrando a la pieza.

— menos mal que es viernes.

Murmure para mí y usé todas mis fuerzas para poder despegarme de mis sábanas y poder levantarme de la cama. Entré al baño a cambiarme y a ponerme un poco de base y delineador, había dormido solo cuatro horas y no tenía ganas de que alguien haga un comentario sobre mis notables ojeras.

— ma, hoy me quedo en lo de Tobías.

Avisé y después de que asintiera con su cabeza, hice un saludo general a mi hermana quien ni siquiera me vió por estar con el teléfono y a mi mamá que lavaba la ropa. Me colgué la mochila en mi espalda y empecé a caminar las diez cuadras de distancia que tenía hacía el colegio. Estaba llegando media hora tarde, como de costumbre. Gracias a eso, tenía un montón de faltas. Si todavía no me quedé libre, es puro milagro.

— miren quien apareció... — habló Nicolás, el mejor amigo de mi primo y revolee mis ojos — la que se cree rapera.

— no me creo rapera, soy y no sabes lo buena que soy. — respondí con aires de superioridad y me senté al lado de Joaquina, mi amiga, a la cual casi ni veía porque se la pasaba faltando — ¿qué onda rubia?

— tengo una resaca de la puta madre... — reí por lo bajo al ver como se cubría su rostro con ambas manos — ¿vos qué onda, cómo te fue en la batalla de rap?

— eso fue hace una semana, como se nota que no venis nunca... — ella golpeó mi hombro y se bajó la botella de agua que tenía sobre el escritorio — bien, gané de hecho.

— ¡esa es mi amiga! — exclamó y alzó su mano para que le chocara los cinco — ¿y qué onda, cuando es la próxima competencia?

— mañana, así que hoy me quedo en lo de Tobías.

— me quedo yo también y te acompaño ¿querés? — asentí con mi cabeza y decidí avisarle a mi primo que después del colegio iba a ir con Joaquina — ¿viste a Franky?

— sí, no me pregunto por vos... — dije y bajó su mirada, acaricie su espalda intentando animarla, ella y mi amigo se habían visto un par de veces, pero desde hace dos semanas no le mandaba ni un mensaje — conocí a un pibe, le dicen Crackero. — cambie de tema y ella volvió a fijar su vista en mí — rapee contra él, es muy bueno.

— todos conocen a Crackero. — frunci el ceño y pose mis codos en la mesa, indicandole que quería más información — vive en la villa del barrio, a veces sale a robar con su amigo y no sé más, lo vi un par de veces cuando estaba con Franky, pero que se yo... — levantó sus hombros — yo que vos no me metería ahí.

— de todas formas me pidió el número y le di uno falso, asi que yo diría que no estoy metida ahí.

— ¿te pidió el número? — preguntó asombrada y asentí con mi cabeza, sin entender el porqué de su emoción — raro amiga, él no habla con nadie, si está con pibas es porque ellas lo buscan, pero de ahí a que él se interese por alguien.... — lo supuse, después de que su hermano corra a pedirme ayuda el día de la competencia, imagine que detrás de ese a.k.a, habia un chico con una historia y era lo que más me llamaba la atención de él, sus ojos llenos de misterio — debes tener algo, sos especial.