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Tomás, cuatro años antes...

— que machito resultaste ser Crackero...

Dijo la morocha que se encontraba parada en frente mío. La observe de arriba a abajo, debía tener mi misma edad. No podía negar que estaba muy buena y el hecho de que se haya anotado para competir en las batallas de rap, hacía que me llame la atención. Pero era solo una mina más y yo acá venía a ganar, no a mirar pibas.

— ¿desaparezco dos meses y cuando vuelvo ya meten minas? — le pregunté a Franky y solté una carcajada — dale amigo, déjate de joder.

— ¡tiempo!

Mi amigo me ignoró y me acerqué a la tal Juli K, para hacer el piedra papel o tijera y definir quien empezaba. Le gané yo y le mostré una sonrisa victoriosa. Se iba a arrepentir de haber intentado competir, eso más que seguro.

— yeah, yeah ¿qué haces acá? no ves que no encajas, sos solo una pibita, no te creas mucho más, si te gusta la música, aprende a bailar, que las minas solo sirven para mover el orto y para nada más — empecé a rapear y ella mordió su labio en forma de burla al escuchar mis rimas — volve a tu casa rancia, juga a las barbies, porque para ser rapera vas a tener que ser una chica fácil, mejor andate de la plaza, anda a abrazar tu mamá, deja al crackero acá así gana una vez más, y cuando me haga famoso, mírame en internet, que mientras yo canto en escenarios, vos te pones a lavar platos, mujer.

— ¡ay por favor! — exclamó — ¿solo eso tenes? ¿qué te crees piola por bardear a una mujer? volve a tu cueva simio, déjame rapear a mi, que de ganador no tenes nada, ni las rimas, ni la cara, sos otro bobo más que solo por rapear, tenes el ego arriba, pero yo te bajo de esa nube ya, crackero ¿el apodo es por el crack? te haces el piola por consumir droga cuando ni porro fumas, que pena me das, deja de agitar, que yo siendo mujer cerré muchos ortos ya ¿y adivina qué? — siguió tirando rimas y yo sonreí por lo bajo, era muy buena, demasiado, me había sorprendido — te acabo de ganar, el publico me aplaude a mi, pasaste de moda ya.

— ¡tenemos una nueva ganadora! — gritó Franky — ¡y los quinientos pesos hoy son para Juli K!

Apreté mis dientes. Me ganó. Una mujer me había ganado. Me dejó en ridículo, en frente de todos mis amigos, de toda la gente de la plaza que me conocía. Voltee a ver a Lucas, mi mejor amigo y él negó con su cabeza. Yo tragué saliva y cerré mis ojos al darme cuenta lo que me esperaba cuando llegué a mi casa sin plata.

— ¿viste Crackero? te rompí el orto.

— no te creas tanto, si ganaste es porque tenes dos tetas y un orto capaces de calentar a todo el público, disfruta tus minutos de fama, solo hoy te va a durar.

Le respondí de mala gana y salí de la ronda. Caminé hacia H quien estaba con Franco, mi hermano de once años, el cual me agarró fuerte del brazo. Tenía la piel de gallina, tenía miedo. Le había prometido ganar. Después de haber desaparecido dos meses por la culpa del hijo de puta de nuestro viejo, quien me desfiguró la cara y por eso no pude venir a las batallas de raps, hoy que volvía, perdía.

— papá nos va a matar si no le llevamos plata a casa...

— no te preocupes enano — dije despeinando su pelo e intentando animar a mi hermano — quédate acá en la plaza con los pibes, que yo voy a ir con H a conseguir la guita.

— ¿qué vas a hacer? — preguntó y alcé mis hombros — no quiero que te pase nada Cenfe.

— si no llevo la plata, papá nos va a re cagar a palo de nuevo y no quiero que te toque y mucho menos puedo volver a desaparecer ¿sabes? — él asintió con su cabeza — quédate acá, yo en un rato vuelto y vamos a casa.

Besé la frente de mi hermano y salude a todos mis compañeros. Empecé a caminar junto a H para irnos de la plaza, teníamos que hacer un par de cuadras hasta llegar a donde planeabamos. Siempre ganaba, pero cuando no lo hacía tenía que recurrir al Plan B, robar. Así que, nos ibamos a una de las partes del barrio con gente que estaba bien económicamente. Odiaba robar. Pero no me quedaba otra. Mi viejo me obligaba a trabajar, pero no me tomaban en ningún lado con dieciséis años, tatuajes y sin haber terminado el secundario. Así que como era bueno en el rap, me metí en las batallas que organizaba Franky, y el premio le servía a mi viejo para toda la semana, pero cuando no llevaba plata a casa, la sufriamos todos.

— ¡hey, para! — gritaron detrás de mi y voltee cuando sentí como me tiraban del brazo — una cuadra y media te corrí nene ¿no escuchaste que te llamé?

— las minas suelen llamarme para que les dé placer y ahora no tenía tiempo, por eso no te di bola linda, disculpame. — le respondí agrandandome y ella revoleo sus ojos — ¿qué querés Juli K?

— me llamo Julieta, primero y principal. — estiró su mano pero yo no se la agarré — tomá, no los quiero. — me obligó a estirar mi brazo y puso los quinientos pesos sobre este, yo frunci el ceño. — se dice gracias.

— ¿me viste cara de pobre o qué, te pensas que necesito tu caridad?

— tu hermano vino corriendo a pedirme por favor que te de la plata porque sino ibas a... — tape su boca con mis manos, no podía escucharla seguir hablando, desvíe mi mirada y me encontré con Franco detrás de ella y su cabeza gacha — no le digas nada, te quiere cuidar.

— gracias, pero no quiero tu lástima.

— no te tengo lástima. — respondió seca y volvió a dejar el billete sobre mi mano después de mi intento por devolvérselo — simplemente que yo vengo acá a rapear, a demostrar que soy buena y ya lo hice, no necesito que me paguen por eso.

— ¿segura?

— sí, igual mínimo una disculpa por todo lo que me dijiste en la ronda, te pasaste chabon.

— no pido disculpas, pero reconozco que sos buena rapeando y que esta vez me ganaste. — le dije y volvió a revolear sus ojos, al parecer era una expresión que usaba mucho — toma, pasame tu número, te puedo compensar todas las cosas que te dije.

— que asco, anota. — le di mi celular y anotó su número — suerte Crackero.

Me saludó y vi como se volvía a la plaza. Mis ojos se fijaron en la parte trasera de su cuerpo y como no. Me había vuelto loco y encima, me había ayudado. Esperaba volverla a ver pronto.

— una genia la mina al final — me habló H y golpeó mi hombro — mandale un mensaje ya.

— una genia la mina al final — me habló H y golpeó mi hombro — mandale un mensaje ya

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— que hija de puta, me dió un número falso.

— a esta no la vas a tener fácil Cenfe...

— ¿vos te olvidas de quien soy yo? — solté una risa irónica — ¿cuánto te apuesto, que la veo dos veces más y me la gano?

— quinientos pesos — estiro su mano y yo la agarre — ¿trato?

— trato.

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En la parte que rapean, bueno, no se tirar rimas, ni idea como rapear la verdad. Pero algo salió.

Ojalá les esté gustando.

Almavieja.

dos extraños | c.r.o y cazzu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora