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Julieta, cuatro años antes...

Abrí lentamente mis ojos al sentir la luz del sol impactar sobre estos. Me encontré con Tomás durmiendo, tenía la boca abierta y solté una pequeña risa al verlo así. Era el tercer fin de semana que dormíamos juntos. Ahora en vez de quedarme a dormir en lo de Tobias, mentía que estaba en su casa, cuando en realidad estaba con él. Tomás se removió y yo me acomode en la cama, sosteniendo mi cabeza con mi mano, sin dejar de observarlo. Él abrió sus ojos y se encontró con los míos.

— ¿vos dormis en algún momento o te pasas la noche mirándome?

— te miro toda la noche. — bromee y él capturó mis labios — feliz cumpleaños, tarado.

Saludé y me regaló una sonrisa de oreja a oreja. Desde el primer día me dijo que no estaba acostumbrado a recibir muestras de afecto y de que se acuerden de su cumpleaños menos. Pero, ¿Cómo me olvidaría de esta fecha? Si desde que mencionó la fecha en la que nació, estuve contando los días que faltaban para que sea su cumpleaños.

Tomás se posicionó sobre mí para seguir besando mis labios. Pasé mi mano por su espalda y él intentó levantar mi remera, pero sacó su mano al escuchar la puerta abrirse.

— ¡que los cumplas feliz...! — Lucas, Troca, Chulu y Franky empezaron a cantar al entrar a la habitación — ¡que los cumplas Crackero...! — solté una carcajada al ver la cara de orto que había puesto Tomás, se colocó al lado mío y yo me cubrí con las sabanas — ¡que los cumplas feliz, wacho!

— ¡banquen! — gritó él cuando sus amigos se le tiraron encima para golpearlo — ¡me cagaron el polvo para esto, manga de giles!

Se quejó intentando zafarse de la malteada que le estaban haciendo los chicos y yo levanté mi cabeza al ver una sombra en la puerta. Franco, su hermano tenía la torta de Boca — el cuadro de fútbol de Tomás — que yo había hecho el día de ayer sin que él lo sepa, por lo que tuve que dejarle la torta a su hermano y así tomarlo por sorpresa. No sabía si íbamos a seguir viéndonos por mucho tiempo o si esto iba a ser algo pasajero, pero quería que al pibe que nunca le demostraron amor, sienta que alguien lo aprecia, al menos el día de su cumpleaños. Le hice una seña a Franco para que pasé y saqué una vela que había comprado y escondido en el cajón de la mesa de luz de la cama de Tomás.

— ¡feliz cumpleaños hermano!

Sus amigos lo soltaron a escuchar a Franco saludar a su hermano, dejó la torta sobre una bandeja en la cama y Lucas fue en busca de un cuchillo y un encendedor para cortarla en porciones y así encender la vela de números. 17, los años que cumplía.

— ¿una torta de Boca, qué, quién la hizo?— dijó con una sonrisa en el rostro y sus amigos me señalaron, lo que hizo que me avergüence — ¿me hiciste una torta?

— ¿es un montón no? perdón, es que quería... — empecé a hablar nerviosa y él me calló con un beso en mis labios — ¿te gusta?

— me encanta. — dijó con la boca llena,  Lucas terminó de cortar las porciones y todos empezaron a comer — la verdad, me gané la lotería con vos, amor.

Clavé mis ojos en él rápidamente al escuchar como me llamó, pero él no me estaba mirando. Estaba comiendo la torta un poco desesperado junto a sus amigos y yo me moría de amor al verlo reír, por primera vez desde que lo conocí, se lo veía feliz y eso me hacía feliz a mí. Me hacía sentir, en paz.

— Franky te va hacer una joda en su casa por tu cumpleaños, ¿nos rompemos?

Comentó Chulu y Tomás aceptó su propuesta.

Después de estar toda la tarde junto a mí y sus amigos, decidió irse con ellos a comprar alcohol y flores para la noche, mientras que yo llevé a su hermano a la plaza mientras esperaba a Joaquina. Al fin y al cabo Franco estaba pasando por la misma mierda que Tomás con tan solo once años y opté por hacerle olvidar de eso un rato.

dos extraños | c.r.o y cazzu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora