Julieta, presente.
— Julieta.
Dijo mi nombre y cerré los ojos. Era por esto que no quería venir a la casa de mi amigo. Por miedo a encontrarmelo y darme cuenta de que el amor que sentí por él nunca se fue y sigue más vivo que nunca, aunque ya lo sabía. Abrí mis ojos rápidamente al darme cuenta que los había cerrado, no podía mostrarme débil. No delante de él, quien no dejaba de observarme de arriba a abajo, tal cual a la vez que nos conocimos; En mi primer batalla de rap empezó todo. Lo conocí a él. A mi primer amor, mi primer todo. Creyendo que el primer amor es el último y la vida terminó demostrándome que ese dicho mentía y como lo hacía. Que yo fui una idiota que se creyó el para siempre, que le duró solo un año y medio. Pero aunque el dicho mentía, en algo tenía razón, no hay como el primer amor. Nunca voy a amar a alguien como lo amé a él. Creo que uno se enamora solo una vez y después simplemente intenta sentirse de la misma forma que se sentía antes, pero es imposible. Esa conexión, ese amor, solo existe con una persona. Y en mi caso, la dejé ir.
— ¿se conocen? — preguntó Khea y negué con mi cabeza.
— no, vos dijiste mi nombre recién.
— mal, estoy re quemado, vamos.
Mi mejor amigo me agarró del brazo e internamente le agradezco por haberme sacado de esa situación más que incomoda.
Sus ojos cambiaron por completo cuando dije que no lo conocía pero, ¿Qué esperaba que hiciera? ¿Que cuente nuestra hermosa pero al final tristisima historia de amor? Paso, les ahorro a todos el mal momento. Eso es algo de nosotros. Lo nuestro, tiene que quedarse en lo nuestro. Aunque ya no exista y aunque ya no haya un nosotros, lamentablemente nunca voy a poder olvidarme del hecho de que algún día si lo hubo. Y daría todo por volver a empezar, de cero. Porque a pesar del horrible final, si antes de ir a esa plaza me hubiesen contado todo lo que pasaría después, habría ido igual con tal de conocerlo. Él fue y siempre va a ser el amor de mi vida.
— ¿lo viste? — me preguntó China cuando la encontré bailando en la sala y asentí con mi cabeza — ¿y qué pasó?
— me miró, supongo que no podía creer que era yo, dijo mi nombre y Ivo me pregunto si nos conocíamos pero lo negué... — me encogi de hombros al ver la cara de odio de mi amiga, ella siempre apoyo la loca idea de que lo buscase y le hablase, pero claramente yo estaba en contra de ello, porque si no fue, por algo es, aunque ella crea que estamos destinados a estar juntos, yo creo que no nos pertenecemos, ni nunca vamos a hacerlo, porque libres nos conocimos y libres nos vamos a morir — perdón, no quiero que nadie sepa la verdad, él es C.R.O y yo soy Cazzu, dos personas que no tienen nada que ver.
— un noviazgo de un año y medio de por medio, nada que ver. — la odie cuando menciono aquello, pero no podía culparla, si era de lo único que yo hablaba día tras día, dos años no fueron suficientes para superarlo — bueno, pero C.R.O y Cazzu, pueden llevarse bien ¿o no?
— no sé China, lo acabo de ver después de dos años. — respondí de mala gana — voy a buscar un trago.
Dije y ella asistió con su cabeza. Empecé a caminar por la casa de Mauro y no sé cómo no me perdí entre tanta gente. Lo único que sé es el tiempo que tarde hasta llegar a la cocina. Abrí la heladera y saqué una botella de vodka para servirme un vaso puro de este. No quería tomar. Hacia mucho que no lo hacía, pero sentía que era de la única forma que podía sobrevivir a esta joda y a todas las que seguirían.
— ¿así que no tenes donde quedarte? — apareció Mauro junto a Alejo en la cocina y bajé mi cabeza, Sebastián puto seguro les había contado — ¿qué esperas para venirte acá?
— no sé boludo, no te quiero molestar a vos...
— ¿sos joda Juli? — preguntó Alejo y decidí mirarlo a los ojos — veni a vivir acá, no tenes que poner nada y así vas a ahorrar para el día de mañana poder irte o no.
— además, necesitamos alguien que nos cocine, estamos harta de comer pizzas y empanadas.
— ¿solo por eso querés que viva acá no? — me quejé ante el comentario de Duki y los tres reimos — está bien, me quedo, solo porque no soporto más al hijo de Neo.
— eh, yo también tengo un hijo eh.
— con la diferencia que tiene cuatro años y es más bueno que el pan, no sé a quien salió. — bromee y él golpeó suavemente mi hombro — aviso que yo voy a cocinar para no morirme de hambre yo eh, pero bueno, puedo convidarles.
Mis amigos me abrazaron y a los minutos desaparecieron entre la gente. Solté un largo suspiro, realmente no quería quedarme, pero de seguro la pasaría mejor con mis amigos que con mi viejo. Termine mi primer shot de vodka y me serví el segundo. Ahora más que nunca necesitaría del alcohol si quería sobrevivir a la convivencia con mis amigos y de seguro con él, detalle del cual me había olvidado en el momento de aceptar la propuesta de Mauro. ¿Y si Tomás también vivía acá, cómo iba a enfrentarme a él después de tantos años? Me negaba rotundamente, pero tampoco podía decirle que no a mis amigos, no podía darles la excusa de que no quería vivir con él, porque me llenarían de preguntas que no quiero responder, nunca.
— hola... — oí su voz pero decidí no voltear a verlo, tenía miedo de que todavía tenga ese poder hipnotizante sobre mí y no podía volver a caer ante él, no después de lo que le hizo a mi corazón — ¿cómo estás? — preguntó a la vez que destapaba su botella de whisky para empezar a beberla, al menos ahora elegía ahogarse en alcohol y no en algo peor. — no sabía que estabas acá en Buenos Aires.
— mis viejos se separaron, mi mamá se quedó en Neuquen y mi papá se vino para acá, podría vivir con él pero... — alcé mis hombros, él sabía mi historia, la historia de Julieta, la conocía a la perfección, porque a Cazzu la conocen todos, pero a mi misma no, solo él había podido, solo a él me había abierto y después me cerré, hasta el día de hoy — prefiero quedarme con los pibes un tiempo, hasta hacer algo de plata y alquilarme un lugar.
— ¿te vas a quedar acá? — asentí — la pegaste con chapiadora y nave igual eh — mencionó a mis dos temas recientes y una media sonrisa se formó en mi rostro, de seguro se había puesto a escuchar mis canciones recién — veinte millones no los hace cualquiera, seguí sacando temas que vas a llegar lejos, siempre te dije eso.
— vos ya llegaste lejos crackero — lo llamé por su a.k.a y pude escuchar como soltó una pequeña risa, todavía no era capaz de mirarlo — ¿vos también vivís acá, no?
— en realidad tengo mi departamento, pero, los chicos viven haciendo jodas, entonces me quedo acá — explicó y terminó su segundo vaso de whisky mientras yo maldecia haber aceptado quedarme en esta casa por un tiempo — mentiste... — soltó de golpe y esta vez si voltee a verlo, clavó sus ojos en mi y lo confirmé, todavía tenía ese poder sobre mi, pero no iba a demostrárselo, sus ojos mostraban un vacío, así se mostro siempre, chico de la calle, misterioso, rebelde, fueron todos esos adjetivos los que hicieron que me enamore de él en su momento — dijiste que no me conocías...
— en eso mentimos los dos. — le recordé y me bajé mi tercer shot de vodka que hasta hace minutos estaba negada a tomarlo, pero no podía aguantar su presencia sobria — igual es la verdad, ya no nos conocemos.
— vos seguís siendo Julieta y yo sigo siendo Tomás.
— capaz muy en el fondo. — reflexioné, claro que muy adentro mío estaba la persona que él había conocido, pero se había perdido en mí — ahora todos me conocen como Cazzu y a vos como C.R.O, somos esas personas, esos personajes que creamos...
— vos misma lo dijiste, Cazzu, Crackero, son solo personajes que los demás conocen, pero nosotros...
— nosotros nos dejamos de conocer hace mucho tiempo — lo interrumpí, si lo dejaba terminar probablemente termine dándole la razón para después abrazarlo fuertemente y confesar lo mucho que lo había extrañado, pero en este momento, me pesaba más el daño que me hizo que el amor que le tuve y que le tengo — ahora solo somos dos extraños.
— ¿podemos volver a conocernos?
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dos extraños | c.r.o y cazzu
Fanfictionvos y yo nos amábamos y después vos me rompiste el corazón.