Julieta, presente.
Tomás estaba parado frente a mi con los brazos cruzados, esperando una respuesta de mi parte y yo estaba mirando hacia el piso, envuelta en una toalla.
— perdón. — dije, por fin — no quería revisar tus cosas...
— no querías pero lo hiciste ¿cómo es?
— bueno vos tampoco querías hacerme daño y me hiciste mierda. — le recordé y su rostro se transformó, odiaba en lo que el dolor me había convertido, pero es que no soportaba el hecho de que todo se había terminado por su culpa, eramos todo lo que estaba bien, lo amaba más que a nadie, todavía lo hago y me quedaron tantas cosas por decirle, que es lógico que cada paso que de yo me descargue, él me había hecho soñar y me despertó de golpe y me era imposible perdonarle eso — perdón...
— ¿eso es lo que vas a hacer a partir de ahora, intentar lastimarme?
— ¿por qué tenes fotos nuestras?
— porque sos el mejor recuerdo que tengo. — confesó y sacó la caja de debajo de la cama, para sentarse en su acolchado y colocarse las fotos entre sus piernas — ¿qué querías, que las quemé?
— no, pero mínimo esconderlas en otro lado, si los chicos la ven...
— ¡tenes razon! — subió su tono de voz y rompió la foto en la que estábamos nosotros juntos, cerró la caja y volvió a guardarla abajo de la cama, yo abrí mi boca, primero soy el mejor recuerdo que tiene y después lo rompe en pedazos, tal y como lo había hecho conmigo — ¡¿eso era lo que querías?! — preguntó y me sobresalte cuando se acercó a mí, tenía razón en sacarse, había tratado de sonar romántico cuando a él le costaba mucho serlo y a mí solo me importaba que los chicos no se enteren — listo, ya no queda ningún rastro de que en algún momento nos conocimos.
— no cambiaste nada Tomás... — negué con mi cabeza decepcionada — seguís siendo el mismo violento de siempre, que triste loco, ojalá te rescates.
— ¿o si no...? — posó sus manos en mi cintura y yo me tense, vi mi piel erizarse y lo miré nerviosa al ver como acercaba su rostro hacia mi — ¿qué?
— o si no te vas a reventar la cabeza contra la pared.
Saqué sus manos de mi cintura y me alejé de él. No podía tenerlo a tan pocos centímetros. No al segundo día de verlo. Siempre hizo y deshizo conmigo lo que quiso. No podía demostrarle que seguía siendo así. Tenía que quererme a mí. Eso es lo que había aprendido en estos años de intentar superarlo. Pero al parecer, todas esas frases de amor propio, se iban al carajo cuando lo tenía frente a mi.
— ya me la revente, el día que me dejaste.
Me quedé quieta al escuchar lo último, solté un largo suspiro y tomé aire una vez más antes de volver a caminar y encerrarme en mi habitación. Me recoste sobre la puerta y mis ojos se llenaron de lágrimas. Me quebre. Pero si sollozaba podría escucharme y darse cuenta de que todavía seguía perdidamente enamorada de él. Empecé a vestirme entre lágrimas y después de tres cigarrillos y unas secas de un porro, pude tranquilizarme. Abrí la puerta y vi que la luz de su pieza estaba apagada, supuse que ya se había ido. Los pedazos de foto ya no estaban en el suelo, de seguro los había tirado a la basura. Bajé las escaleras y me encontré a mis amigos y vi que Sebastián, China, Amadeo y Iara, la novia de Mauro se habían sumado a la reunión. La música estaba baja, y mi amigo rubio estaba dejando las cajas de pizzas y empanadas sobre la mesa. Desvíe mi mirada hacia el patio y lo vi tomando una cerveza, estaba hablando con Lucas quien al mirarme me sonrió. Siempre había apoyado nuestra relación y él fue quien me contó la verdad, al menos la primera.
— ¡a comer wachos! — gritó Mauro y todos nos sentamos en la mesa — bueno, como les conté, la Cazzuela se va a quedar a vivir acá por un tiempo, así que me la cuidan loco.
— me sé cuidar sola. — dije entre risas y vi como Tomás se sentaba frente a mí, volví a fijar la vista en mi amigo cuando noté que había clavado sus ojos en mí — gracias, por aceptarme en tu casa.
— me duele en el alma que me abandones así amiga... — se sentó Aldana a mi lado fingiendo estar llorando y solté una carcajada — ¿cómo voy a soportar a Neo y a Ama sola?
— y hubieras usado forro... — se metió Luciano y ella lo fulminó con la mirada, yo moría de risa por dentro — bueno che, hoy todos me miran mal ¿qué onda?
— cerra el orto enano. — volvió a hablar Mauro y vi como levantaba su botella de cerveza — bienvenida a la familia pendeja.
— ¡bienvenida!
Dijo la mayoría y todos brindamos. Después de comer, Mauro subió la música y la mayoría de mis amigos estaban bailando. Yo opté por levantarme e ir a la cocina a servirme un poco de la botella de vodka de ayer — más bien, antes de ayer, ya eran más de las doce — que para mi suerte quedaba la mitad.
— perdón por lo de antes, me pase un poco. — levanté mi cabeza y me encontré a Tomás posado en el marco de la puerta, decidí que era el momento perfecto para bajarme el primer vaso de vodka — de todas formas era la única foto nuestra que tenía acá, en mi departamento tengo un montón.
— ¿ah si? mira vos che.
— quiero que empecemos de cero. — dijo y frunci el ceño, eso era imposible, lo que se termina no puede volver a empezar — prácticamente vivimos juntos y quiero que nos llevemos bien.
— podemos llevarnos bien siempre y cuando no me rompas una foto en la cara Tomás. — dije de mala gana y él se encogió de hombros a la vez que yo me terminaba mi tercer shot — ¿por qué dijiste que no querés ser mi amigo?
— no es que no quiera, es que no puedo
— ¿por qué?
— porque cuando te miro y pienso que no estamos juntos me duele, así que, que no me pidan que sea tu amigo, porque yo no puedo.
.
¡hola, espero que les esté gustando la novela!
almavieja.

ESTÁS LEYENDO
dos extraños | c.r.o y cazzu
Fanfictionvos y yo nos amábamos y después vos me rompiste el corazón.