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Tomás, presente.

— ¿sos joda Ivo, sos el mejor amigo y no sabes la dirección del departamento del viejo?

Le pregunté por décima vez a Khea quien no tenía idea de donde se encontraba Julieta y yo moría por encontrarla. Me permití dejarla sola el día de ayer, pero hoy no me resistía. No podía dejar de torturarm; De pensar que tal vez había hecho una locura, porque los mensajes no los respondía y ni siquiera le llegaban.

— ¡acá, lo encontré!

Gritó Mauro y voltee a verlo; Apareció con un papel y noté la letra de mi ex en el, anoté la dirección en mi celular y salí disparado hacía mi moto, aunque los chicos querían acompañarme, yo necesitaba hacer esto solo. 

Conduje a máxima velocidad al centro de la ciudad, maldije al tiempo por pasar tan lento y al llegar, me encontré con un edificio. Apreté mis dientes y solté un largo suspiro ¿En qué piso y departamento vivía? Mi teléfono sonó y leí un "4to B" de parte de Duki y una sonrisa se formó en mi rostro. Toque tres veces el timbre, pero nadie contestó. No iba a hacerlo, debí haberlo sabido. Después de tomar aire y esperar un largo rato a que alguien salga, aproveche y entré sin que se dieran cuenta, subiendo por el ascensor hasta el cuarto piso.

— abrime, por favor, sé que estás ahí...

No respondió. Me alejé un poco de la puerta y la patee después de unos segundos. Al entrar, me tope con un departamento destruido. Completamente. Todos los adornos rotos. Los muebles tirados en el suelo. Ropa de hombre — de seguro su papá — por todos lados. Liquido desparramado y pastillas sobre la mesa. Negué con mi cabeza y corrí cuando la vi. Estaba en la cama. Con pastillas de Xanax en su mano, lo supe porque era la misma mierda que solía meterme yo. Empecé a moverla y al ver los cortes en ahora su muñeca me alarmé.

— no... — dije en un hilo de voz y la zamarree intentando despertarla, pero ella no abría sus ojos — ¡Julieta, la concha de tu madre!

Grité. No podía hacerme esto, no podía dejarme solo. El departamento estaba hecho pelota, al igual que ella en este momento y me odie por haberla dejado sola cuando más me necesitaba. Tendría que haberla seguido; Con las manos temblando agarré mi teléfono y marqué el número de emergencias, pedí al borde del llanto una ambulancia y colgué al ver como respiraba, pero no reaccionaba.

— no me hagas esto amor, por favor... — le supliqué y quebré en llanto — perdoname, morocha.

Me aferré a ella. Las lágrimas no cesaban y yo me abrazaba a su cuerpo, su corazón todavía latía. Pero solo eso, porque por mi culpa estaba completamente roto. 

Lo que vino después, ni siquiera yo pude entenderlo. Los paramédicos entrando al departamento. Sacándola de la cama. De mi lado, al igual que la vida se encargaba de alejarnos cada vez más y me incluyo. La colocoraron en una camilla y yo supliqué que me dejen subirme en la parte de atrás de la ambulancia. No solté su mano en ningún momento y recordé la primera vez que se había hecho daño a si misma. También por mi culpa. El amor no era fácil para nosotros, y nos estaba matando aferrarnos. Más a ella que a mí. Yo podía sobrevivir, lo había hecho hasta ahora, pero no lo seguiría haciendo si a ella le pasaba algo.

— disculpame... — levanté mi cabeza despavilandome de mis pensamientos al sentir como tocaban mi hombro y me encontré con un doctor, el mismo que había entrado a la sala con mi ex — ¿sos familiar de Cazzuchelli?

— soy el... — alcé mis hombros, no era nada en realidad, ya no era nadie en su vida, solo un amor que no pudo ser — ¿cómo está?

— le hicimos un lavado de estómago, intentó suicidarse ¿lo sabe, no? — apreté mis ojos y asentí con mi cabeza — está fuera de peligro, pero sigue dormida.

— ¿puedo pasar a verla?

Pregunté y después de que el doctor accediera a que entré a la habitación en la que ella se encontraba, mi corazón volvía a romperse. Esto era mi culpa. Un día la buscaba e intentaba recuperarla y al otro me daba cuenta del perdedor que era y que no llegaríamos muy lejos si yo no dejaba de consumir la mierda que consumía entonces opté por dejarla ir, en vez de decidir dejar las pastillas. Tenía que elegir, la droga o ella y por primera vez y a pesar de todo el miedo que tenía de volver a caer, iba a elegirla a ella. Julieta siempre me salvó, ella fue un angel conmigo en todo momento, en cada mal momento, ella estaba ahí para hacerme sonreír y olvidarme de todo. Ella fue la primer persona que me amó, que me aceptó por lo que soy, que vió más allá del pibe de la villa que todos conocían, que me descubrió. Ella me amó y yo la amo a ella.

— prometo que voy a dejar la droga mi amor, te elijo a vos.

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Juli no:(
Los amo.

dos extraños | c.r.o y cazzu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora