Tomás, presente.
— como cuando estabas enamorada de mi...
Dije con la voz completamente quebrada y levanté mi cabeza, mis ojos estaban llenos de lágrimas. Ella me miró, con pena y yo odiaba que me tengan pena. Acarició mi rostro y volví a desviar la mirada. No quería que me tenga lástima y siempre la tuvo, por eso me habló la primera vez, porque mi hermano le había contado nuestra mierda de historia.
— ¿vos pensas que yo ya no estoy enamorada de vos?
Preguntó con esa voz de nena que le salía cuando estaba triste y asentí con mi cabeza. Me tomó del rostro con sus ambas manos y me acercó a ella. Chocó su frente con la mía y terminó de unir nuestros labios.
Me sostuvo fuerte de la nuca y yo la agarré fuerte de la cintura, apegandola más a mi. Intensificó el beso e intentó sacarme la remera, esta vez no se lo impedi. Me empujó a la cama y se sentó sobre mí. Sacó su remera y volvió a besar mis labios mientras yo le desabrochaba el corpiño para sacárselo y tirarlo por alguna parte de mi habitación.
— sos hermosa... — susurre cuando pasé mi mano por su cuerpo y ella me regaló una sonrisa — ¿no te vas a arrepentir mañana de esto?
— no lo sé... — dijó y terminó de sacarme el pantalón — sólo sé lo que quiero hacer ahora, te necesité por dos años Tomás y...
Bajó mi bóxer con su boca y lo dejó a un costado para después meter mi pene en su boca. Tire mi cabeza hacía atrás al sentir su lengua. La sostuve del pelo y ella siguió haciendo lo que había aprendido a hacer solo conmigo. Extrañaba esto. Nuestra forma de hacer el amor. De hacernos uno. Había pasado por muchas, pero ninguna me había hecho sentir como ella y el porqué estaba justamente en que, nunca sentí por nadie lo que siento por Julieta. A nadie amé ni voy a amar como la amo a ella. Y con las demás, solo cogi y con ella, hago el amor, desde la primera vez.
Volvió a subir hacia mis labios y se posicionó sobre mi otra vez. Corrió su ropa interior y con su mano acomodó mi miembro en su entrada. Bajó su cabeza y se acercó hasta mi oído.
— y te necesito ahora.
Completó su frase y hizo que entrara en ella. Empezó a moverse sobre mí y ambos nos estremecimos de placer. Aceleró sus movimientos y dejó varias marcas en mi cuello. Apreté sus caderas y la moví a mi gusto. Después de dejarla un rato hacer el trabajo. La di vuelta para quedar yo sobre ella. Agarré sus brazos y los coloqué en el respaldo de la cama. Siempre nos habían gustado los juegos de control. Volví a introducirme en ella, esta vez con más fuerza y me seguí moviendo a la par de sus gemidos. Se soltó del respaldo y arañó mi espalda, eso hizo que cada vez me mueva más rápido, hasta ambos llegar al orgasmo. Siempre tuvimos esa suerte, de llegar juntos al éxtasis.
— nunca, vuelvas a pensar que yo no estoy enamorada de vos.
Dijó y dejó un beso sobre mis labios para después acostarse sobre mi pecho. Empezó a delinear los tatuajes de mi cuerpo con sus dedos y yo la abrazaba fuerte. La miraba y no podía creer que por fin, después de haber sufrido dos años enteros, la tenía a mi lado. Acaricie su pelo y respire. Por fin, respire. Después de años a punto de asfixiarme, de quedarme sin aire. Respire. Ella me traía paz. Ella era paz. Me la había dado desde el día uno y cuando la perdí, caí en un abismo del dolor. Ella siempre me había salvado, fue la única que pudo hacerlo. Y ahora, necesitaba que vuelva a hacerlo, que me salve otra vez.
— ¿sabes lo que soñé hoy? — preguntó y levantó un poco su cabeza para mirarme a mí — nuestra primera vez.
— que regalo de cumpleaños me hiciste eh...
— ¿seguis pensando que soy tu mejor regalo?
— fuiste el mejor regalo que me dió la vida y yo fui el imbecil que lo arruinó. — dije, estaba arrepentido, si hubiese pensado dos veces antes de actuar, no habría estado dos años con el corazón roto y sin ella — me odio por eso, por perderte.
— yo no te odio, odie que no lucharás por mí, cortamos y te viniste a Buenos Aires.
— pensé que ibas a estar mejor sin mí, te hice mierda y...
— te equivocaste. — me interrumpió y la miré sin comprender — estar sin vos, fue una mierda.
— ¿y ahora, qué hacemos?
— ¡ah, bueno! — gritó Mauro posado en el marco de la habitación y Julita se tapó rápidamente con las sábanas — cuando me fui a comprar un juego para la play, nunca pensé que al volver me iba a encontrar a mis mejores amigos garchando.
— ándate, boludo.
— sos rápido vos Cenfe... — me guiño el ojo y yo solo le pedía con mi cara de orto que se vaya — no perdes el tiempo.
— ¡ándate!
Grité y Mauro cerró la puerta antes de irse riéndose. Julieta se destapó y me miró, estaba avergonzada. Solté una carcajada y ella golpeó mi pecho. El miedo a que se vista y se vaya invadió mi cuerpo y la abrace fuertemente. Ella me apretó contra ella y dejó caer su cabeza sobre mi espalda. Yo me hundí en la suya y deseé quedarme para toda la vida, pero solo duró unos minutos, nos separamos lentamente de nuestro agarre y chocamos nuestras frentes, otra vez.
— voy a hablar con él, para que no diga nada ¿sabes?
— gracias... — dijó y volvió a besar mis labios — ¿estás bien?
— no me respondiste... — ella bajó su mirada y yo apreté mis ojos al tener por seguro que se arrepentiría de esto — ¿qué vamos a hacer ahora?
— no sé... — alzó sus hombros y se acostó en la cama — ahora, quiero que me abraces y que durmamos juntos.
— ¿y después?
— y cuando más tarde nos despertemos, vemos que hacemos.
Respondió tranquila y asentí con mi cabeza. Bajé mi cuerpo para que pueda acostarse sobre mi pecho y enrede el suyo con mis brazos, formando un abrazo. Besé su cabeza y pude ver de reojo como sonrió. Estábamos juntos. Después de dos años sin vernos, por fin, podíamos estar juntos. Todo pasaba al mes. Nuestra primera vez la tuvimos al mes de conocernos y ahora, que también se había sentido como nuestra primera vez, igual de mágica, fue un mes después de reencontrarnos. Seguía creyendo que las casualidades no existían. Nosotros estábamos destinados a estar juntos y cuando lo estuvimos por un año y ocho meses, me equivoqué y arruine nuestra relación. Pero ahora, que habíamos crecido, la vida nos daba una segunda oportunidad para amarnos otra vez.
— Tomás..., te perdono.
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dos extraños | c.r.o y cazzu
Fanfictionvos y yo nos amábamos y después vos me rompiste el corazón.