Estando ya en su casa, Valeria salió como una gacela hacia su cuarto. Se encerró dentro de su habitación y no volvió a salir. Sus padres estaban muy preocupados y le regalaban de todo para animarla. Le obsequiaban cosas carísimas, pero ellos se dieron cuenta de que el dinero no compraba la felicidad y menos la de Valeria, no esta vez, no era como en las otras ocasiones. Se le encontraba casi siempre metida en su habitación pensando en todo lo que había sucedido. Valeria se había convertido en otra, ya no se obsesionaba con las mariposas sino que con la cruel y despiadada soledad que atrapaba a cualquiera en sus manos frías y llenas de misterios. Con sus hermanas había cambiado mucho. Ya no pasaba tiempo con ellas, las quería igual que antes, pero ya no se los demostraba tanto. Valeria había cambiado mucho, ella ya no era la misma niña que solía ser antes.
Sus padres se preocupaban mucho, pues ya no comía con ellos. Sólo comía en su habitación, una habitación que había cambiado mucho. La luz ya no entraba en ese cuarto, las ventanas se encontraban casi siempre cerradas. Cuando sus hermanas pasaban por ahí ella no dejaba que entraran pues no quería mantener contacto con nadie. A todos, el comportamiento de Valeria les parecía raro en cierta forma, aunque comprendía que elle se sintiera as i por la pérdida de su hermana. Valeria les explicó después del viaje sobre Dakota y el hecho de ser hermanas.
Había pasado un largo tiempo desde lo ocurrido en el Amazonas, y en todo ese tiempo desde que llegaron a casa, Valeria no había salido de su habitación. Siempre que la invitaban a un lugar rechazaba la invitación. Tenía semanas de no salir a ver el amanecer o el crepúsculo. Quizá hasta ya se le había olvidado como era la luz del sol. Una mucama era la encargada de llevarle los alimentos. Ella entraba y Valeria no se levantaba de su cama para recibirla, ni siquiera la miraba. Se sumergía en su mundo. Pasaba las horas recostada en su cama, a veces en el suelo. Las ventanas cubiertas con gruesas cortinas. Cuando se miraba en el espejo veía a su hermana, no era su imaginación. Era Dakota el reflejo que apreciaban sus ojos.
Cuando en las noches trataba de dormir, los sueños eran extraños y la despertaban con frecuencia. Estaba en un bosque, alguien corría tras de ella. Sus pies no eran lo suficientemente hábiles para sacarla rápido de ese lugar. Tropezó y cayó por un gran precipicio. Una voz le susurraba "tú debes morir, debes pagar por mí sufrimiento". Su extraño sueño siempre terminaba en el momento en que ella caía desde lo alto. Un día que ella se dispuso ir a cenar con su familia a un restaurante muy elegante, Teresa le dijo:
—Hijita mía —dijo Teresa muy preocupado —es conveniente que no pases todo el día encerrada en la casa. Hay que salir de paseo. Iremos a donde tú quieras ir, no importa el lugar, solo dinos he iremos, por favor, me duele verte así. Quiero ver a la alegre niña de antes. Encontraremos a tu hermana si es lo que tanto quieres.
Su padre hizo un gesto de afirmación dando a entender que estaba de acuerdo con lo que decía su esposa.
—Por favor hermana —dijo Eunice —vamos al lugar al que quieras ir. Haremos lo que tú quieres, pero vuelve a ser mi hermana, yo si estoy aquí —Valeria se les quedo viendo fijamente a todos, uno por uno hasta llegar al último, estaba totalmente seria.
— ¿Qué acaso piensan que estoy loca? —dijo frenética y arrogante Valeria — ¡no lo estoy!, solo quiero estar sola. No ven que lo que menos quiero es irme de viaje, ¿Por qué nadie de ustedes me puede comprender? ¡Por que! No me confundan más. Ya tengo suficiente con mis problemas. Ustedes no saben por lo que estoy pasando.
—Sólo queremos ayudarte —dijo Britany — hermana por favor déjanos ayudarte.
—Eso es lo único que queremos —añadió Briseida —queremos que seas feliz, no quiero que los recuerdos te sigan atormentando por más tiempo. Algún día ella aparecerá. La tierra no se la pudo tragar.
—Pero no intenten ayudarme en una manera en la que lo único que hacen es confundirme más de lo que ya estoy, déjenme en paz —luego de que Valeria dijera esto, se retiró de la mesa y se dirigió a la salida —.Los esperare afuera.
—No te preocupes Teresa —dijo Cornelius —solo está un poco irritada, te aseguro que pronto se le quitará, no puede pasar así para toda la vida. Lo superará. Aún no sé cómo decirle que no se sabe nada de su hermana. Nadie nos asegura que sean hermanas.
—Espero que tengas razón, ya me empieza a preocupar nuestra hija, será mejor que salgamos ya. Ojalá Dakota apareciera para solucionar todo... No la dejemos afuera a ella sola. El chofer todavía no llega con el auto —dijo Teresa un poco preocupada.
Al salir del restaurante esperaron al chofer y cuando este llegó se subieron al auto para irse a casa. Teresa se puso muy pensativa sobre lo ocurrido y no sabía cómo encontrar la solución al conflicto que se encontraba en la mente de su hija. Cuando llegaron, Valeria se dirigió a su habitación y la cerró de un solo golpe. No salió hasta el siguiente día como a las dos de la tarde. No había desayunado y mucho menos almorzado. Cerró la puerta de su habitación de forma que la mucama no pudiese entrar. Después de aquella conversación que habían tenido en familia, todo había cambiado, Valeria compartía menos tiempo con ellos que lo de costumbre. Eunice era la más afectada de todas. Se entristecía al no poder consolar a su hermana.
—Madre, padre —balbuceó Valeria mientras bajaba por las escaleras frente a ellos —les quiero hacer una petición... es con lo que me harían feliz y espero que lo puedan cumplir.
—Bueno, ¿Qué es? —preguntó su madre emocionada de ver salir a su hija y esperando que todo mejorar. Dejó a un lado de su sillón el libro que estaba leyendo para prestarle atención a su hija.
—Quiero... —replicó Valeria con un tono un poco más soberbio —quiero irme a un internado lo más pronto posible y lo más lejos posible de aquí y del Amazonas. Con lo que les quiero decir que me quiero ir a otro continente, para estar lo más alejada de todos ustedes —Cornelius y Teresa quedaron boquiabiertos, se miraron a los ojos sin creer en lo que Valeria decía.
Después que sus padres meditaran lo dicho por Valeria decidieron aceptar su propuesta. Así que Valeria partiría a otro país en menos de seis meses. Mientras pasara ese tiempo, sus padres le pidieron que volviera a ser la misma de antes. La extrañaban, ella aceptó sin queja alguna. Entonces comenzó a pasar más tiempo con sus hermanas y todo volvió a ser como lo era antes de la aparición de Dakota.
Eunice y Valeria volvieron a ser las mismas hermanas de siempre. Aun así Valeria siempre se atormentaba por las noches. Sus extraños sueños no la dejaban tranquila en ningún momento. No dormía por las noches. Cada día estaba más cansada de lo normal.
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Vandestia: Un mundo desconocido © Editando
FantasyEn un mundo creado por los dioses de la Tierra, el elixir de la inmortalidad fue robado por una ninfa, su error fue dejarlos caer sobre dos pequeñas niñas con un destino más complicado del que se imaginaba. Separadas al nacer, una es enviada a vivir...