Capítulo 13: Ragenil es Lapni

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Habían caminado por varias horas, el camino se hacía cada vez más hostil y costaba mucho movilizarse en el, la espesura de la selva era la culpable, el camino se hacía más pantanoso a cada segundo, a la que más le costaba pasar por esos lugares era a Shannon, pues su vestido le impedía en algunos momentos el paso, su cabello se enredaba en todos lados, pues era muy largo, pues las princesas por obligación tenían que tener el cabello de un largo muy extenuante, su pelo estaba recogido en una gran trenza que le llegaba hasta las rodillas y decorado con muchas trenzas de tamaño pequeño en la parte superior, esas pequeñas trenzas le daban un poca de volumen y altura.

La larga trenza de Shannon se embrolló en una rama, Dakota ya estaba un poco aturdida por ir desenredando a cada momento el cabello de Shannon, así que sacó una de las dagas que llevaba y le cortó la trenza, Shannon gritó al enterarse de la que había hecho Dakota, estaba asustada, la reina la mataría si se daba cuenta de que se había cortado el pelo sin su real permiso, el pelo le había quedado hasta los hombros.

-Ahora se te hará más fácil movilizarte en esta tipo de lugares- le dijo Dakota a Shannon- es un favor el que te hice.

-La reina me matará si se da cuenta de esto- dijo preocupada Shannon- es una regla la que acabas de romper, e ti no te pasará nada, por suerte, pero a mí, no tienes idea de lo que me espera, pero a la vez te doy gracias, pues ya no siento tan pesada la cabeza, y ya no me incomoda el cabello.

-Pero todavía hay algo en ti que no me convence del todo- dijo Dakota- si tan solo pudiéramos corregir esos también, todo te sería más fácil a ti.

-¿Qué es lo que aún no te convence en mí?- preguntó Shannon- dímelo y veré si puedo encontrarle solución.

-Claro que tiene solución- dijo Dakota mientras se acercaba a Shannon con daga en mano, Dakota comenzó a quitarle capas y capas del vestido, una gran cantidad de tela quedó sobre el lodoso suelo, el vestido de Shannon ya no era tan exorbitante, era un poco más ligero y cómodo, pero aún mantenía su despampanante color- ahora ya está mucho mejor.

-Arruinaste mi vestido- exclamó Shannon- pero nunca me había sentido tan cómoda como me siento hoy, es tan liberante, tengo unas grandes ganas de romper todas las reglas, si es que todas al romperlas se sintieran igual que como me siento ahora.

-Creo que el corsé no permitía que te llegara oxígeno al cerebro- indicó Lia- al fin te alejaras de toda esa etiqueta que no te ha traído nada bueno hasta ahora.

Ya estaban cerca del mausoleo que formaba parte del castillo de Ragenil, el castillo, de aspecto terrorífico, estaba rodeado por una alta muralla, la entrada estaba hecha de un resistente metal, lo que parecía ser el jardín, estaba cubierto por losas, algunas muy antiguas, ellos llamaron a la puerta, uno de los lacayos de Ragenil fue el que llegó.

-¿Qué es lo que quieren?- preguntó el vampiro.

-Queremos ver a tu ama- respondió Dakota- tenemos algo muy importante que hablar con ella, déjanos entrar.

El vampiro dudó por unos momentos el dejarlos entrar, pero los dejó pasar considerando de que su ama se los devoraría en un abrir y cerrar de ojos.

-Está bien- respondió el vampiro- pueden pasar, pero no les garantizo su seguridad, es un riesgo que ustedes toman y al cual no me opondré.

El vampiro los dirigió por el castillo, la mayoría de los sirvientes de Ragenil eran vampiros, pero habían uno pocos que no lo eran, el olor que emanaba del lugar era muy desagradable, olía a putrefacción y podredumbre. Llegaron al salón en el que se encontraba Ragenil, ella no era como se la habían imaginado, ellos pensaban que sería un ser espeluznante y tenebroso, pero no era en absoluto parecido a sus representaciones, su piel extremadamente pálida, de aspecto joven, pero un poco mayor, cabello ondulado y negro, engalanada con un vestido de corsé y de falda amplia que caía con naturalidad, el vestido era de un fuerte color vino al igual que sus ojos y sus labios, era bonita, inspiraba confianza en lugar de miedo, pues su aspecto era como el de una dama dulce pero madura, poseía una mirada penetrante.

Vandestia: Un mundo desconocido © EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora