Cap: 61

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De verdad que escribí en alguna parte que el libro contiene escenas explícitas, pero como sé que a algunos se les olvida estoy yo para recordarles, y todo este capítulo es así por lo que recomiendo que si no les gusta este tipo de situaciones no lo lean y punto. Estoy obligada a advertirles y es su responsabilidad si siguen. Buena vida.








No podía ver, tenía una venda tapando su ojos, León se desconcertó por unos segundos y su respiración se agitó cuando intentó mover su cuerpo con desespero, ahí no se sorprendió al comprobar que no podía, no supo donde estaba y porque tenía las manos atadas en una silla y una mordaza entre sus labios, su cabeza punza, el dolor se extendía desde su nuca donde estaba seguro debía tener sangre, sus músculos estaban acalambrados mientras procura buscar una posición más cómoda, con un poco de esfuerzo intentó recordar qué había pasado, pero solo eso le generó más dolor sacándole un gruñido, volvió a mover sus muñecas, pero el agarre parecía ser demasiado fuerte y estaba seguro que si seguía se podría cortar, con sus pies era lo mismo, sabía que tenía que calmarse, no podía entrar en pánico, solo tenía que recordar.

Unos fuertes ruidos lo hicieron sobresaltar en aquel silencio que se había formado minutos después de su despertar, e intentar escuchar lo que pasa, quizas encuentre respuestas, pero en seguida deseó no haberlo hecho, porque de un momento a otro León escuchó un gritó más que desgarrador, tanto que resonó en todo el lugar y en todo su cuerpo, cuando creía volver a aquel silencio otro fuerte grito cada cierto tiempo volvía, cada vez más estridentes y peor que el anterior, León apretó su mandíbula alrededor de la mordaza, solo logrando que saliva cayera por su mentón, no podía hacer nada e impotente cerró los ojos aunque sabía que eso no haría la diferencia.

No sabe cuánto tiempo pasó, tampoco intentó hacer algún otro movimiento en cambio se dio la tarea de recordar, por momentos escenarios aleatorios de él en la comisaría vinieran de a pocos minutos, aún no era suficiente, podía deducir que había sido aquella mañana, a menos que el tiempo que estuvo inconsciente haya sido mayor, el punzante dolor iba desapareciendo de a poco era lo único rescatable de todo, pero aún así no podía encontrar un porqué a la situación en la que estaba.

Cuando dejo de escuchar los gritos de dolor se estremeció y el miedo se apoderó de su cuerpo, cerró los ojos con fuerza y se forzó hasta que un recuerdo de él en una farmacia junto a Sokolov le vino a la cabeza, y fue ahí que su respiración volvió a acelerarse, recordando lo que había pasado.

Los habían atacado, los habían secuestrado.

Los pasos de alguien hicieron eco en el lugar, León movió instintivamente su cabeza hacia donde el sonido se acercaba, debía ser la misma persona de la farmacia y esperaba que los gritos no fueran de su Jefe, recién en ese momento fue que lo recordó, y su conciencia le reprocho este hecho.

El chirrido agudo de una puerta a su izquierda hizo que se quedara quieto, más si era posible, a la espera, si ponía atención creía que podría oír la respiración del otro sujeto, pero un inesperado temor crecía en su interior alterando su propia respiración y haciendo que temblara, León no lo entendía, una fase de entrenamiento en la Academia era qué hacer en caso de secuestro y lo que no, pero justo ahora él pensaba que con la sola presencia del tipo era suficiente para que su entrenamiento fuera olvidado.

No supo qué pasaba, pero escuchaba como se movía por la habitación y hacía ruidos, moviendo algo, también escuchó cómo arrastraba algo por el suelo, la ansiedad lo consumía pensando en el siguiente movimiento, pero de repente todo cesó.

La Mafia: Una Mentira Para Una TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora