Cap:12

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Era hora de salir de la escuela, los seis niños caminaron hasta la misma intercepción de días anteriores, separándose, a excepción de Yamilet y Fabiola, que se fueron por la misma dirección, caminando unos cuantos minutos más, al poco rato se despidieron, Yamilet al llegar y entrar a su casa se encontró con Casandra y Romina conversando, ellas eran amigas de su madre y la cuidaban cuando ella tenía alguna reunión del trabajo.

Como hoy.

—No importa, ya verás que se arreglarán las cosas, siempre es igual.

Romina tenía el pelo teñido en las puntas de un color rosado y se le alcanza a ver un tatuaje en su brazo derecho, su rostro redondo dejaba ver sus ojos claros y una nariz pequeña.

—Sí, pero me preocupa, y si entran en un conflicto, César tendrá que irse. ¿Y si lo matan? —Cuestionó la otra chica, era más delgada y su piel era todo lo contrario a Romina, siendo un poco más morena, tenía un rostro alargado y pecas casi imperceptibles.

—Son pareja de muchos años, ya deberías estar acostumbrada en un trabajo como el suyo, estuviste ahí cuando se unió. —Bufó con fastidio apoyándose en la silla sin cuidado.

—Si pero... —Romina la silencia golpeando sutilmente su codo, y mirando detrás de ella le dio a entender que volteara a ver, allí con su mochila en mano bajo el umbral de la puerta estaba Yamilet, lo suficientemente acostumbrada a ese tipo de comentarios, pero sin preguntar, o más bien, ya sin importarle de qué trataba.

—Hola preciosa. —Dijo Casandra, acercándose a la niña y saludándola, ósea desordenando su cabello.

—Buenos días tías. ¿Mi mamá ya se fue? —Dijo con un poco de precaución.

—Si. —Respondió insegura viendo la cara triste que apareció—. Estarás con nosotras. no te preocupes nos divertiremos.

—Mejor déjala tranquila y que ella haga lo que quiera. —Interrumpió Romina.

—¡Si!

Yamilet parecía entusiasmada con la idea y miró a Casandra con un ojos grandes logrando así su cometido cuando ella cedió, corrió escaleras arriba hasta su habitación sin más, ambas miraron por donde se había ido la niña y se fueron a sentar en el sillón para tener una mejor vista de las escaleras.

—No hay que preocuparse además allá estarán todos y no van a dejar que ocurra algún inconveniente, por lo que tengo entendido sólo va a ser una simple reunión. —Romina intentó convencer a su amiga.

—Si, tienes razón, sólo molesto perdón. —Removió su cabello detrás de su oreja acomodándose—. Cambiando de tema, ¿le has dicho a alguien eso?

—No. —Dio un gran suspiro acomodándose y prendiendo su celular—. Planeaba hacerlo el domingo ya sabes cuando estemos todos juntos además estoy segura que a la abuelita Marta le va a encantar la noticia.




[. . .]




Viernes 17:25 pm, la Mansión.

Estaba el Jefe junto con todos los demás arreglando los últimos detalles para que el lugar estuviera listo a la hora acordada, las otras mafias tenían la orden de llegar exactamente a las seis en punto ni un minuto más ni uno menos.

La Mafia: Una Mentira Para Una TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora