Cap:33

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El cielo nocturno junto con la Luna siempre eran un gran espectáculo digno de admirar, en este caso era una de las razones principales por la que había salido esa noche, además claro de su patrullaje programado, pero lo que nunca creyó ver estaba justo enfrente de ella, era el traidor.

Ramón solo estaba a unos metros de distancia sin percatarse de que se encontraba allí, sorprendida sacó su arma, segura de que podría atraparlo y sigilosa se iba acercando, él solo estaba a un par de metros de distancia, traía ropa holgada y aunque todo estuviera oscuro se notaban sucias y desgastadas, y si no fuera porque había mirado alrededor no se hubiera percatado de que era él, tenía una especie de maletín en una de sus manos, eso era lo único que lucía casi nuevo y por un momento ella se quedó quieta y logró recordar que el traidor se había robado algo sumamente importante, y sonrió, ella sonrió porque eso significaba que podía cambiar algo y ayudar a Martín y con eso en mente prosiguió a sacarle el seguro al arma, dispuesta a matarlo ahí mismo.

Sólo se escuchaban las pisadas de Ramón en el terreno irregular, el viento soplando y los leves ruidos de los animales alrededor, aún no se había percatado y anduvo varios metros así, pero en un momento dado escucho la leve respiración agitada de alguien más a unos pasos de él, Ramón no era idiota y supo enseguida que era alguien de la Elecma ya que era ese su territorio, pero se sorprendió cuando al girar vio a una chica de baja estatura siendo afirmada por un hombre, que había visto bastantes veces en misiones que tuvo cuando aún estaba en la mafia del Jefe y sabía que era de la Mawe.

—¡No! ¡Suéltame! —Forcejeaba la chica mientras intentaba apuntar con el arma—. ¡Déjame hacerlo!

Ramón frunció el ceño y la incógnita se instaló en su cabeza, se planteó correr y así escapar, pero si se es sincero quería quedarse y saber porqué un hombre de una mafia enemiga estaba por así decirlo, ayudándolo.

—¡Valentino! —Gritó nuevamente intentando una vez más posicionar el arma—. ¡Por favor! —Rogó ya casi no haciendo esfuerzo.

Ahora lo recordaba, Ramón recordaba que él era uno de los subordinados más preciados de Valentina, la jefa de esa mafia y si era correcto siempre estaba junto a uno de cabellos rubios.

Si, claro que recordaba por eso es que estaba tan confundido, pero no dejó esperar más y Ramón sólo se limitó a irse de allí sin antes mandarle una mirada a Valentino. Agradeciendo en silencio.

—¡Pero qué te pasa! —Explotó Carolina fuera de control, intentando seguir la silueta del traidor, estuvo a unos pocos segundos de acabar con toda esa situación y matar al bastardo pero antes de siquiera poder posicionar su arma unos brazos la habían agarrado impidiéndole seguir.

—¡¿Por qué lo hiciste?! —Estaba colérica y era entendible lo tuvo cerca, estuvo tan cerca que no supo otra cosa que hacer más que girarse totalmente enojada y darle una cachetada a Valentino con todas sus fuerzas—. Era una oportunidad. —Dijo con dureza y recargando cada palabra—. Mi oportunidad. —Su voz reflejaba todo lo molesta que estaba, sólo recuerda haber reaccionado de forma agresiva cuando el traidor se volteó y vio lo que estaba sucediendo—. ¡Pudiste haberme ayudado! ¡Pudiste haber hecho algo más!

—¡¿Qué quieres que hiciera?! —Gritó Valentino sorprendiendo a Carolina, perdiendo la calma que lo caracterizaba—. ¡Acaso pensabas que iba a dejar que lo matarás así como así! —La agarró de los hombros sacudiendo con fuerza—. ¡Lo hubiera hecho! ¡Sabes que lo haría! -Su voz aún era fuerte pero fue bajando a medida de que su mirada cambiaba a una más suave y su agarre fue de sus hombros a sus mejillas, pero no la tocó—. Lo hubiera hecho, pero eso significa que tú corrieras el riesgo de herirte o morir. —Intentó convencerla, transmitirle lo que sentía pero solo logró que Carolina le quitara los brazos de forma brusca y se alejara con desprecio.

La Mafia: Una Mentira Para Una TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora