Capitulo 9: "La voluntad tiembla"

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La noche transcurría, entre risas y diversión, los amigos habían convecido a Amanda a desistir de aquellas ganas de irse y para eso le habían comprado una bolsa de gomitas y una barra de chocolate, que eran sus favoritos. Sus dos mejores amigas la cuidaban como si fueran la seguridad de la fiesta, se hacían llamar las guardaespaldas y quien se acerque tenia sus consecuencias...Sabían o sospechaban que a Amanda le había pasado algo, algo mas que no había contado, desde aquél incidente en el bar , desde ese viernes estaba taciturna y distraída, retraída en sus pensamientos.

Amanda a pesar de todo se sentía cómoda y querida en ese circulo de amigos, pero era consciente que buscaba a alguien mas con la mirada y se obligaba a no cometer ese error, era un absurdo y un error imperdonable para su orgullo.

Mientras tanto Simón que ya la había divisado, sintió el malestar que le produjo con su indiferencia; ya hacia cuatro horas que estaban en el mismo lugar y ella no se había dignado a mirarlo ni una vez.

 Martina llego como siempre parlanchina y saltarina como un resorte, llevaba puesto un vestido rojo bien cortito, sandalias blancas y un perfume demasiado dulce tanto que al rato comenzaba a a empalagar, llego pitando un  cigarrillo y se colgó de su cuello, diciéndole lo mucho que lo había extrañado.

Lo cierto es que ni siquiera se habían mandado ni un mensaje, nada...; no es que le importara, si ella le hubiera mandado uno, tampoco le hubiera contestado, Él no quería compromisos, nada que lo atara, nada de nada, no quería sufrir, no quería extrañara a alguien  y hacer su vida miserable. Por eso estaba con Martina, porque no tenia que explicarle nada, los dos querían lo mismo y solo se veían cuando tenían ganas.

 Pero de nuevo apareció Amanda, como un viento fresco en  verano, de reojo la observaba, lo confundía, obnubilaba sus pensamientos; en su cabeza rondaba que ella había preguntado por él,¿ pero ahora nada?, ni lo miraba!! , ni siquiera se había acercado a saludarlo.

 Ella estaba sensual , su vestido le quedaba alucinante, por encima de la rodilla, marcaba apenas su cuerpo, le quedaba tierno, pero sexy, tenia una cola perfecta hecha en el pelo y aunque a el le gustaba su pelo suelto, ella siempre lo usaba atado.

 Al final de la noche no resistió mas, o se iba con las ganas o juntaba coraje aunque sea por 20 segundo para hablar con ella. Sabia que mas tarde se arrepentiría, pero es que solo la quería saludar, impregnarse de su olor, perderse por un rato, imaginar lo contrario. Solo la saludaría, era normal ¿no?, eso hacían todos, saludarse normalmente, como todo el mundo. Así  de fácil, pero que difícil...

 La observo minuciosamente esperando un momento oportuno y cuando vio que se alejaba del grupo, en busca de algo para beber, la siguió, como un león hambriento sigue a su presa; y mientras Amanda pedía un licuado, el se quedo parado detrás de ella. En el fondo, se sentía un idiota, pero ya no le importaba que pensaba, porque ahí cerquita de ella en donde con solo mover un dedo lograba tocar su cabello justo ahí, ya se sentía feliz. Y cuando ella giro, Simon estaba ahí a escasos centímetros.

 Sus miradas chocaron, era un incendio, le zumbaban los oídos, sintió que ella largo un pequeño suspiro, expulsando el aire, él la miraba radiante...expectante consiente de lo que provocaba, parecía que se iban a saborear en ese preciso momento, sin importarles nada, ni siquiera toda la gente que caminaba a su alrededor y a veces los chocaban levemente.

-Amanda- logro decir tragando grueso.

-Simón-contesto mordiendo su labio inferior, en señal de nervios, de deseo, se sintió mareada, que iba a desmayarse, no esperaba que él le hablara, menos que la mire así . ¿es que o veía que la volvía loca?- ¿Qué pasa?- pudo largar.

-Solo quería saludarte, me dijo mi hermano que preguntaste por mi- sabia Simón que no era un gran tema de conversación, ni una gran idea, lo estaba mandando al frente a su hermano, pero que mas daba. No se le ocurría otra cosa.

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